II. Dragones.

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17 años tras la elección.

El sol pasando entre las hojas de la palmera donde había elegido dormir la noche anterior la habían despertado de su vago sueño, en el que ella era una cabra por alguna razón. Sus ojos violetas, que se habían vuelto más pequeños en la madurez comparados a los grandes que tenía en su niñez se abrieron lentamente conforme Vanessa fue despertándose. Sus ojos parpadearon pocas veces para aclarar su vista hasta salir de las manos del mundo del sueño y se levantó de su cama natural, siendo nada más la arena seca, una esponja vieja como almohada para su cabeza y una tela que le servía como manta, misma que era utilizada esas noches donde no dormía debajo de la cercanía y calor de Merbun.

Merbun se había marchado hacia horas, fue lo primero que ella notó al levantarse y ver que no había marca en la arena mojada que probase que el dragón se había ido recientemente.

17 años habían transcurrido desde entonces. El recuerdo que representaba el cambio gigantesco en su vida ya era como un recuerdo lejano que Vanessa aún sostenia con fuerza contra ella, o que el recuerdo mismo se sostenia a ella como acero fundido en su piel, como algo cocido por hilo y aguja o solo algo demasiado fuerte para quitar. Inicialmente la vida fue muy complicada de llevar para una niña de 8 años que apenas comprendia sus alrededores, sin una presencia que la guiará para la madurez... pasó de comer comidas elaboradas a solo comer frutas que difícilmente conseguia subiéndose a árboles, golpeándolos con ramas o con ayuda de una enorme cola subiéndola para llegar hasta la condenada fruta. De comer mariscos y pescado bien hecho a comerlo quemado varias ocasiones hasta que aprendió a llegar al punto de comestible y después aprendió a agregarle sabor, también sufriendo al pasarse de sabor hasta conseguir el punto. De dormir en una cómoda cama a dormir en la arena o debajo de la ala de Merbun, que era su único confort en esas noches donde las lágrimas salian naturalmente.

Vanessa nunca negaría que Merbun fue un punto importante en sus inicios estando sola. Él la ayudó como si ella fuese su cria, marchándose por horas para terminar volviendo con cosas que ella necesitaba para sobrevivir sin tener una explicación de como las consiguió exactamente.

Pero siempre estaría agradecida por ello.

La primera menstruación podría considerarse la peor experiencia para Vanessa de 13 años, quien gritó y lloró cuando encontró sus piernas manchadas en sangre una noche tras un punzante dolor en su abdomen bajo, no había nadie a quien preguntarle y su único pensamiento fue rebajado a que el extraño la estaba buscando de nuevo, pero con ayuda de Merbun que trajo (o secuestró más bien) a una mujer proveniente de alguna zona de Pentos cercana al mar, con el estado de la mujer siendo totalmente aterrado, Vanessa aprendió tras ayudarla a calmarse y ofrecerle un vaso de agua fresca que había en un río de una isla en el mar donde ella habitaba entonces.

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⏰ Última actualización: Aug 27 ⏰

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𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐈𝐓𝐘 ✷ Asoiaf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora