Caprichos y anhelos, dos palabras distintas, pero con tantas similitudes. Al igual que esas dos mujeres, esas rivales natas que con una sola mirada se lograban transmitir tantos sentimientos entre sí. Sentimientos que nadie más entendía, sensaciones...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
. ꪆৎ ㅤׂ Capítulo dos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Apenas había pasado un día y los encuentros silenciosos en los pasillos de la empresa no hacían más que crecer en cantidad, Marcela la miraba con un odio incomparable a algún otro insignificante que hubiera recibido antes. Se burlaba de ella llamando con cariñosos apodos a Armando, besandolo frente a sus ojos; con el dolor plantado en lo más profundo de su corazón, su única reacción era acomodar sus lentes con cansancio y apartar su mirada con un suspiro.
Marcela y Margarita habían llevado a cenar a la rubia, Patricia parecía necesitar una cena decente después de enterarse que la nueva presidenta era la mismísima Beatriz Pinzón Solano. Pero había un problema, sentía que algo iba mal en su mentecita ocupada al oír a Margarita y Patricia discutir por lo "bonita" que llegó Beatriz. Por supuesto las detuvo, sintió un alivio casi profundo al dejar salir su opinión, aceptar en voz alta que Beatriz estaba bonita la hizo apartar la mirada casi avergonzada.
. . . ‿︵‿ ୨୧ ‿︵‿ . . .
Ya era de mañana, tuvo que regañar al cuartel que se reunía continuamente en los baños de mujeres, habían llegado tarde. Y además, Sofía alardeando de que si las echaban a ellas, también debían despedirla a ella, Marcela. Que fastidio era soportar a esas mujeres.
Patricia había entrado a su oficina sin permiso alguno para quejarse de su mala racha una vez más.
Beatriz también tuvo su pequeño descanso, el cuartel la había llevado a una discoteca a "celebrar" su nuevo puesto. Quería olvidar esa noche, sus amigas no hacían nada más que hablar sobre Marcela. Si bien no se le hacía fácil sacarla de su mente, escuchar a las demás hablar y hablar de su gerente de ventas le complicaba más la tarea.
Además, Armando se había aparecido. Estaba muerta de vergüenza, y también de dolor. Pero claro, le dejó las cosas bastante claras. Otro tema era lo terco que era el Mendoza, no sabía si realmente la escucharía. Necesitaba hablarlo con Marcela, quería asegurarle que podía poner su confianza en ella, que confiara en que no se le volvería a acercar a Armando.
