El Plan

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La mañana siguiente amaneció con un aire fresco que contrastaba con la tensión interna que Marcela Valencia sentía. Se encontraba en su despacho en Ecomoda, con la vista fija en los documentos que descansaban sobre su escritorio, pero su mente estaba lejos de los asuntos empresariales. Los acontecimientos de la noche anterior habían despertado en ella un deseo oscuro y posesivo, un deseo que ahora la impulsaba a actuar.

Marcela se acomodó en su silla, cruzando las piernas con elegancia, y comenzó a pensar en cómo podría acercarse a Betty. El deseo de tener a la asistente de Armando solo para ella se había convertido en una necesidad apremiante. Sabía que debía ser cuidadosa y meticulosa en sus movimientos, pero la emoción que sentía al pensar en su plan le daba una confianza renovada.

—Necesito ganarme la confianza de mi amor primero —se dijo en voz baja, mientras sus dedos tamborileaban sobre el escritorio—. Hacer que se sienta segura conmigo, que vea en mí algo más que a la novia celosa de Armando.

El primer paso sería acercarse a Betty de manera natural, sin levantar sospechas. Marcela decidió que la mejor forma de hacerlo era enmarcar su interés en términos de amistad. Sabía que Betty era una mujer reservada, y para derribar sus barreras, necesitaría tiempo y paciencia.

Marcela decidió que ese mismo día empezaría a poner en marcha su estrategia. Aprovecharía cualquier oportunidad para tener conversaciones más largas con Betty, mostrándose interesada en sus opiniones y pensamientos. Si podía crear un ambiente de confianza, Betty estaría más dispuesta a abrirse con ella.

Mientras Marcela delineaba su plan, una sonrisa amplia apareció en sus labios. Sabía que debía hacer sentir a Betty que su relación con ella era especial, única. Este era el cimiento sobre el cual construiría algo más profundo.

—Betty necesita ver que puede confiar en mí, que yo puedo ser alguien en quien apoyarse —pensó Marcela, con una determinación que pocas veces había experimentado.

El resto de la mañana en Ecomoda transcurrió con normalidad, pero Marcela estaba en alerta, esperando el momento perfecto para ejecutar su plan. En cuanto vio a Betty en el pasillo, supo que era el instante adecuado para dar el primer paso. Con una sonrisa amable, se acercó a la asistente.

—Buenos días, Betty —saludó Marcela, su tono cálido y amigable—. ¿Cómo te encuentras hoy?

Betty la miró sorprendida, poco acostumbrada a que Marcela se dirigiera a ella con tanta familiaridad. Pero respondió con su habitual cortesía.

—Buenos días, señorita Valencia. Estoy bien, gracias.

Marcela mantuvo la sonrisa mientras observaba a Betty con una mezcla de interés y sutileza. Este era solo el comienzo, pero ya podía sentir cómo su plan empezaba a tomar forma. Mientras continuaban conversando, Marcela aseguraba cada palabra, cada gesto, buscando la manera de ganarse la confianza de Betty.

La mañana avanzó, y Marcela se retiró a su oficina, satisfecha con el progreso que había hecho. Sabía que la clave estaba en ser paciente, en construir lentamente una conexión que se hiciera más fuerte con el tiempo. El deseo oscuro que la había despertado la noche anterior ahora guiaba cada una de sus decisiones.

—Esto es solo el comienzo —murmuró para sí misma, mirando por la ventana de su oficina—. Pronto, Betty será mía.

Marcela sabía que este juego era delicado, pero la emoción que sentía al pensar en cómo su plan iba tomando forma la llenaba de una energía que no podía negar. Con cada paso que daba, se adentraba más en su lado oscuro, disfrutando de la sensación de poder y control que empezaba a ejercer sobre la situación.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2024 ⏰

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