Penélope intentó sentarse, pero el dolor de su pierna se lo impidió y su cabeza daba vueltas por el mareo.
"Pen, no te muevas demasiado", dijo Colin, sosteniendo al bebé Eliot en un brazo mientras intentaba mantenerla acostada en la cama con el otro brazo.
"Tengo tanta hambre en este sueño", se rió débilmente.
Colin la miró confundido. "¿Un sueño?" repitió.
—Te ves muy diferente aquí —dijo Penélope—. Tan guapo. Quiero decir, siempre has sido guapo, pero... ¿Y tenemos un hijo? No podría estar más feliz. Tengo que decirte, Colin, que he estado enamorada de ti. Sé que estás comprometido con Marina...
—Pen, ¿q-qué estás diciendo? —la interrumpió Colin, su rostro mostrando aún más confusión.
Penélope notó su cabello ligeramente despeinado, sombras oscuras bajo sus ojos y una ligera barba.
—¿Por qué este sueño… parece tan real? —murmuró.
Colin se inclinó hacia ella y sus ojos se clavaron en los de ella. —Penélope, ¿de qué estás hablando? —Extendió la mano para tocarle la mejilla, sintiendo su mano cálida contra su piel.
—Esto no es un sueño, cariño. Estás despierta —dijo con voz preocupada—. Llevas cinco días inconsciente. Te han atacado.
Los ojos de Penélope se abrieron de par en par ante sus palabras. Ella negó con la cabeza: "No, eso no puede ser. ¿Qué es lo que atacas?"
Gimió aún más cuando el dolor en la cabeza y la pierna le contó una historia diferente. Parecía demasiado real. Miró a Colin, sin creer todavía del todo sus palabras.
Colin tomó suavemente su mano entre las suyas y frotó su pulgar contra el de ella. "Sé que es difícil de creer, pero es verdad. Has pasado por mucho", dijo con una sonrisa amable. "No debería haberte dejado ir sola a entregar la columna..."
Eliot lo arrulló y Colin lo meció contra su pecho.
¿Entregar la columna? Espera…
Penélope levantó la mano derecha y notó el vendaje que la rodeaba. Su hambre se hizo evidente y su estómago emitió un fuerte gruñido que la llevó a emitir un suave gemido de incomodidad.
"Colin", dijo, "me siento bastante hambrienta".
Colin respondió, sosteniendo tiernamente al bebé en sus brazos y se levantó de su silla. "Por supuesto, mi amor, es lógico", respondió mientras se dirigía a la puerta.
Penélope no pudo evitar admirar su cambio de apariencia mientras lo observaba caminar. Ahora era más alto, con hombros anchos cubiertos por la tela blanca de su camisa. Una sonrisa se extendió lentamente por su rostro mientras pensaba para sí misma que nunca quería despertar de ese sueño.
Sin embargo, Penélope se sintió desconcertada por la intensidad de sus heridas en este sueño. Estaba desconcertada por el misterioso ataque que Colin había mencionado, en referencia a una columna. ¿Él sabía de su identidad encubierta como Lady Whistledown? ¿Podría haber sido esa la razón de la violencia infligida sobre ella? ¿Eran estas imágenes del sueño una premonición, un mensaje de advertencia que la instaba a actuar con cautela al escribir su próxima columna sobre Whistledown?
Las preguntas se arremolinaban en su mente, creando una sensación de inquietud mientras trataba de discernir el significado de su experiencia onírica. El dolor en su pierna y las heridas que la habían dejado incapacitada se sumaban a la sensación de confusión y preocupación.
Esto parecía tan real. Había fantaseado muchas veces sobre su vida con Colin, sobre si vivirían felices en el campo con cuatro niños o si se quedarían en la casa de los Bridgerton, donde la familia siempre la trataba con amabilidad. Este sueño o visión era tan vívido; podía sentir todo, desde la boca seca y el dolor de cabeza punzante hasta darse cuenta de que tenía una venda alrededor de la cabeza. Levantó la mano para sentirla y notó que llevaba dos anillos de oro en la mano izquierda.
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¿Eres mi marido?
RomanceDespués de ser atacada por uno de sus enemigos, Lady Whistledown, Penélope sufre amnesia, pues ha olvidado su matrimonio con Colin y su bebé. Cuando despierta, su último recuerdo es el compromiso de Colin con Marina.