Capítulo 1

8 1 0
                                        

Ashley

Una mañana cualquiera me desperté con menos ganas de vivir de lo normal, tenía que levantarme para ir a clase, lo mejor era que sería el último mes de curso. Habíamos tenido 3 semanas de vacaciones por algún motivo, pero ya tocaba volver, y yo ya sabía lo que me esperaba.

Llegué a la puerta y me dieron ganas de salir corriendo en dirección contraria. Mis amigas me estaban esperando en el camino la entrada de la universidad. Todas tenían una sonrisa pícara esbozada en la cara.

Tenía claro lo que me iban a decir. Después de toda una vida sin pareja y sin enamorarme de nadie, estarían esperando que les dijera si ya me gustaba alguien o si ya había conocido a algún chico en las fiestas y discotecas, porque últimamente no quedaba tanto con ellas y pensaban que había encontrado a alguien. Pero en nada era verano y si me declaraba a alguien de nuestra ciudad las probabilidades de verle en verano disminuían hasta quedar a cero porque yo siempre me iba de vacaciones hasta el regreso de curso y no quería que mi primer amor fuera relación a distancia.

Yo tenía muy claro que no iba a tener nada con nadie, aunque mis amigas tenían el pequeño presentimiento de que al menos algún chico de nuestro curso me podría gustar. Sinceramente, no había nadie que me llamara la atención de mi universidad ni si quiera.

- Venga, dinos, llevamos esperando este momento mucho tiempo- Emma estaba empezando a dar saltitos de emoción.
- De momento no estoy interesada en nadie, si es lo que estás intentando insinuar-
- Pero...¿al menos no te gusta un poco Leo?-.
- No, en absoluto-.
- ¿Seguro que Enzo no te gusta?-.
- No, Amanda, no me gusta Enzo-.
Me hice a un lado de ellas, porque sabía que no tardarían en nombrar a cada sujeto masculino de nuestra clase e incluso de otros cursos.

Me senté en el banco en frente del gimnasio del campus y al darme la vuelta sonaron unas voces:
- No lo puedo creer, sabíamos que te gustab...-
- Callate, como se entere alguien te vas a arrepentir -
- Pero no se lo vas a decir, ¿cierto?-
- ¿Hay razones por las que si debería?, sabes las probabilidades que hay de que pase "eso" más que yo.

Y ya sabía al escuchar esa conversación quienes podían ser, podía equivocarme, pero seguro que eran ellos, Jules y alguno de sus amigos.

Jules era uno de los chicos que no iban a clase a estudiar, era de los malos del curso, se metía con algunas personas, fumaba en los cambios de clase e incluso se metía en peleas. Él iba a la mayoría de clases conmigo, pero había repetido un año,(por su falta de interés decían algunos) y sí, él y yo nos conocíamos y también no nos soportábamos, pero ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que habíamos hablado. Estuvo expulsado 4 meses, y por algunos rumores que había oído, ya había dejado sus malos hábitos.

Volví a escuchar voces acompañadas de ruidos. Ahora el que tomaba la palabra era él.
- Solo, espero no hacer el ridículo delante de ella-.
Salieron de la residencia masculina y se callaron en cuanto vieron que había un montón de gente aglomerada haciendo filas para entrar en el pabellón central y empezar las clases.

En seguida me despisté, pero volví a la realidad cuando unas caras muy familiares se me acercaban. Eran mis amigas, Gisela, Amanda, Emma y Lilie. Todas eran de mi edad, Gisela era la más baja, con el pelo oscuro y con rizos. Sus ojos eran color ámbar y tenía una largas pestañas. Sus labios también resaltaban. Siempre vestía ropa holgada pero dejaba ver su pequeña cintura. Hoy llevaba una camiseta blanca ajustada hasta por encima del ombligo y una falda algo corta.

Amanda y Emma eran gemelas, Amanda era más alta, más esbelta y llevaba el pelo hasta las caderas muy liso, mientas que Emma lo tenía hasta las clavículas con volumen. El pelo de ambas era rubio. También estaban dotadas de unos preciosos ojos azules. Su estilo de ropa era totalmente diferente, Emma vestía de colores oscuros y con un estilo urbano, mientas que Amanda usaba ropa rosa, muy coqueta y de colores pastel.

Y Lilie, ella fue a la primera que conocí en la guardería, nuestras madres, antes de tenernos ya eran muy amigas y nuestro nacimiento no hizo más que fortalecer esa amistad. Ella era casi tan alta como yo, era pelirroja y con pecas por toda la cara, de nariz respingona y unos ojos marrones que brillaban.
La única del grupo que tenía pareja era Amanda, llevaba seis meses con un chico que no veíamos mucho. Él no iba a la universidad ya que tenía 3 años más que nosotras. Se llamaba Erick y a mí nunca me dió buena espina, pero si ella lo amaba tanto como decía, yo no era quién para entrometerme.

- Vamos, llegamos tarde- Gisela me cogió del brazo y nos encaminamos hacia el pelotón de gente intentando entrar en el pabellón central.
- Aún quedan diez minutos, no hay tanta prisa- estábamos cruzando la puerta hasta que nos detuvimos en el primer pasillo, no todas teníamos las mismas asignaturas, así que nos separarnos, Gisela y Emma siguieron caminando hasta el final del pasillo que daba a unas inmensas escaleras, Amanda y Lilie se metieron en la primera aula y yo en la del medio.

Cuando entré lo primero que vi es que ya estaban casi todos los sitios ocupados, excepto por cuatro sillas en la parte de detrás, tres estaban sueltos en las esquinas y dos en la parte más central. Como mi propósito era ver bien al profesor me senté en uno de los que quedan libres en el medio.

Había una chica que parecía más mayor que yo sentada a mí derecha, no la conocía. Iba a entablar una conversación con ella pero no tenía cara de querer que la molestaran así que empecé a sacar el estuche y mi libreta de literatura. El profesor entró en el aula y todo el ruido que hacían mis compañeros cesó.

Todavía entraban un par de personas, y ahí fué cuando lo ví. Jules Hyde Watts. Miró a los lados, y para mi sorpresa, el único lugar libre que quedaba era a mí lado, maldecí para mis adentros, él ya ponía rumbo hacia el sitio libre de mi lado. No me lo podía creer, vaya comienzo del último mes del último cuatrimestre. El profesor empezó a hablar pero yo estaba muy ocupada mirando como se acercaba a mí.

Me fijé en su aspecto, que había cambiado desde la última vez que lo había visto, ahora no tenía ojeras y parecía estar en mejor forma, se había dejado crecer el pelo natural y no olía a tabaco. En general, tenía mejor apariencia.

Yo ya estaba atendiendo a la explicación del profesor, cuando por el rabillo del ojo me di cuenta de que Jules me estaba mirando fijamente como si quisiera algo. Intenté no parecer darme cuenta, pero no lo pude evitar, me giré hacia él y no me dió tiempo ni a pestañear cuando abrió la boca.

- ¿Me podrías dejar un bolígrafo?- Así que eso era lo que tanto quería. Él tenía encima de la mesa una libreta con un montón de palabras en los márgenes que juntos parecían versos o intento de ellos. Por supuesto que tenía un bolígrafo extra para darle, y como no quería problemas, se lo tendí. Él lo miró unos segundos y esbozó una sonrisa. Bajé la mirada al bolígrafo y me di cuenta, tenía mi nombre remarcado en lápiz.

- Gracias, cuándo acabe la clase te lo devuelvo-.

Después de eso no volví a hablar con él, de echo no le presté ni la más mínima atención hasta que acabó la clase. Ya estaban todos recogiendo sus cosas para ir a sus próximas clases y yo incluida, cuando estaba metiendo los bolígrafos y mis subrayares en el estuche. Paré en seco, me di cuenta del bolígrafo que le había prestado a Jules. Me giré para pedírselo, pero no estaba, se había ido, y con mi bolígrafo.

Bajé la mirada a su mesa y había un trozo de papel rasgado, que estaba doblado a la mitad. Lo cogí y lo metí en mi bolsillo para irme a mi próxima clase, luego lo leería o sino llegaría tarde. Tenía clase de filosofía, así que rápidamente me metí en esa clase. Me senté en los pocos sitios que quedaban y saqué otra vez mis cosas. Miré hacia el papel y lo abrí. Era una notita para mí:

" Lo siento, pasaba de pedirle a nadie más algo con lo que escribir, además me gusta su tinta. Si mañana volvemos a vernos te lo devuelvo, y si no me lo quedaré."

No me hizo falta que él me explicara que se había llevado el dichoso bolígrafo, pero esperaba verle mañana, por lo más raro que eso pudiera parecer, ya que ese bolígrafo era muy especial para mí. Era de color madera y con los detalles en dorado. Fue un regalo de mi ex mejor amigo, Mike, que había sido suyo. Antes de irse del país me lo dió para que jamás me olvidara de él. También me dijo que era un amuleto de la suerte y que me traería amor y felicidad. Yo nunca me lo creí y ahora menos ya que parecía que me traería problemas. Me volvería loca buscando al chico que antes tanto detestaba solo por ese maldito bolígrafo, no me fiaba de él y no quería que lo perdiera o que desapareciese. Después de darle tantas vueltas a la cabeza me dispuse a atender en clase.

Ese mesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora