“Sangre y justicia.”
La primera visita de esa semana fue Sai.
Y ahora Sasuke tenía muchas mantas. De todos los colores y extensiones, rodeándolo. Honestamente, estaba confundido cuando Sai llegó con los brazos cargados con tela.
Seguía confundido mientras se envolvía cómodamente en la suavidad de ellas, cálido y reconfortante… hasta que llegó a él. Cómo en una brisa veraniega para aminorar el calor abrasador, el aroma de Naruto se desprendió del material y flotó a su alrededor.
— ¿Por qué tienen…?
—Naruto-kun dijo que tenías frío. —explicó Sai, tan inexpresivamente como habitualmente pronunciaba todas sus palabras—. Dijo que, de ser necesario, fuera a buscar más.
Sasuke parpadeó lento, como un gato, acariciando la mullida manta sobre sus piernas, pensativo. Los colores vibrantes resaltan hoscamente con el lúgubre lugar, y su suavidad era tajante en contraste con las duras mantas que cubrían el colchón. Eran como Naruto, brillante y suave, en medio de la vida de Sasuke, un ambiente corroído y afilado en los bordes, peligroso y sucio.
Se aferró a las mantas.
Sai realmente no dijo nada más, conformándose con sentarse en la puerta, mientras veía a Sasuke acomodar las mantas. Doblando y desdoblando telas en lo que parecían un orden azaroso.
Pronto, hasta alguien como Sai, reconoció el nido precario que se estaba alzando en la cama del Omega. Entonces, comenzó a tomar nota de lo que sucedía.
Quizás, algún día, le sería de gran ayuda.
Saber el proceso de la creación de un nido Omega parecía importante, tanto como lo era reconocer el claro hedor a alfa territorial. Gracias a su nula interacción general con la sociedad Sai podía pasarlo por alto, pero cualquier otro alfa que llegara a esa celda se sentiría instintivamente amenazado.
(Y con razones, Naruto no estaba jugando)
— ¿Pasó algo? —terminó preguntando Sasuke. Sai levantó la mirada de sus notas, ladeando la cabeza hacia un lado—. Naruto no va a decirme.
Sai apretó las manos como un tic, antes de asentir.
—Están poniéndole muchas trabas. A todos ellos. —confió, titubeante como pocas veces—. Están haciendo un seguimiento de todos tus crímenes, y los obligan a sentarse a escuchar todas las descripciones. Sakura ya lanzó un escritorio a través de la ventana.
Sasuke suspiró profundamente, frotándose los ojos; se esperaba eso –se esperaba la vergüenza que lamía su columna y el temblor en sus manos–, se esperaba que dificultaran los procesos, pero no esto.
Nadie merecía sentarse a escuchar errores ajenos diariamente. Errores de alguien que, mínimamente, apreciaban.
(Sasuke sabía que no cambiaría nada, su destino estaba sellado: moriría por todo el daño que había hecho–)
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Disfrutemos, mientras aún somos jóvenes - NaruSasu (en edición)
Fanfiction[De la post-guerra] Sasuke solo quiere algo de tranquilidad. Naruto solo lo quiere a él. Si tan solo la gente de Konoha lo entendiera, todo sería mucho más fácil.