Capítulo dos.

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La espera

Naruto sentía la bilis atascada en su garganta, le ardía la parte de atrás de los ojos mientras veía a Sakura y Kakashi discutir, la puerta del despacho del Hokage cerrada frente a ellos

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Naruto sentía la bilis atascada en su garganta, le ardía la parte de atrás de los ojos mientras veía a Sakura y Kakashi discutir, la puerta del despacho del Hokage cerrada frente a ellos.

Tsunade no parecía estar cerca.

Naruto no era idiota. Sabía que está era una probabilidad, algo que tenía más chances de pasar de lo que quería admitir. Pero, por lo menos esperaba que lo dejarán curarse, que estuviera bien.

Ni siquiera pudieron solidificar su defensa.

Pensó que tenían más tiempo.

La molestia de perderlo, tan rápido como lo recuperaron, era enfermiza. No había logrado ni siquiera hablarle, pasar más de cinco minutos con él, antes de que se lo arrebataran.

Era como si todos sus esfuerzos para lograr que volviera a estar ahí, con él, con ellos, no valían nada.

— ¡No deberías haber dejado que se llevará a Sasuke-kun! ¡Deberíamos haber hecho algo!

—Sakura...

— ¡No! ¡¿Cómo puede ser esto?! ¡Apenas y...!

Naruto cerró fuertemente los ojos, tratando de concentrarse en algo más que lo ahogado que se sentía sin el Omega.

Los pasos calmados llegando desde el pasillo lo hicieron levantar la mirada, con una voluntad férrea para conseguir a su amigo.

Sai llegaba, de lo más tranquilo, mientras los dos alfas le clavaban miradas irritadas. Él, por supuesto, no se dio por aludido en ninguna extensión, y se acerco a Kakashi, con una gran sonrisa.

—Kakashi-sensei, ¿Adivina? ¡Sasuke dijo que podemos ser amigos! —trinó, muy orgulloso de su hazaña.

Había escuchado incontables veces cuan arisco y poco accesible era el Omega, los alfas del equipo siete dejaron muy en claro cuánto costaba que Sasuke dejara a alguien ser su amigo.

Naruto se quedó helado, sintiendo cómo su mundo se le inclinaba en el eje. Incluso después de la guerra, con poco y nada de tiempo, Sasuke había llamado a alguien más un amigo, cuando Naruto no había conseguido eso ni cuando se llevaban bien.

Jamás logro hacer que el Uchiha admitiera que eran amigos.

Sakura se sacudió entera, antes de asegurar que fue solo un momento de vulnerabilidad, que fue un desliz en su cortesía. Naruto no iba a poder sacar el dedo del renglón hasta charlarlo con el omega.

— Oh —corcoveo el maestro, tosiendo repentinamente—, eso es genial. Bien por ti, Sai.

Pesados pasos resonaron en el pasillo, junto con el clic de tacones y tela siendo arrastrada por el piso de loza. Naruto giró la cabeza para ver a Tsunade aparecer bruscamente por un pasillo lateral, junto a dos viejos a sus espaldas, quienes se veían tan felices que incluso parecían más jóvenes, y eso solo los hizo enojarse más.

Disfrutemos, mientras aún somos jóvenes - NaruSasu (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora