Board games

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Sábado por la noche, todo el grupo estaba reunido en la casa de Kyle por el cumpleaños de su medio hermano Josh. Era una celebración tranquila, solo algunas cervezas, snacks y amigos cercanos del cumpleañero. Louis llevó su mano al puño de cartas frente a él y tomó la que coronaba el montón. Leyó tres veces la carta sin creer que algo así fuera cierto, respiro profundamente y escaneó el lugar pensando en cómo podría salirse de esto. Sus ojos se detuvieron en él. Harry, el muchacho más odioso que jamás había conocido en la universidad. Rodó los ojos y lo señaló. Leyó la carta en voz alta.

—QUE PAJA! Pregúntale a los demás jugadores si alguno te deja masturbarlo. Al primero que se ofrezca, lo/la masturbas. El voluntario puede robar 3 cartas. Si nadie acepta pierdes. No hace falta que lo hagan frente a todos.

Louis estaba más que seguro de que Harry se negaría rotundamente, él sabía que la tensión y el desagrado era mutuo. Entonces si Harry se negaba, él perdería y no sería su culpa, sino la del rizado.

Todos miraron a Harry esperando una respuesta cuando Louis terminó de leer. Había miradas divertidas, otras confundidas y, por otro lado, algunas que esperaban ansiosas por saber qué pasaría después.

Harry alejó el vaso de sus labios y sonrió de lado. Se puso de pie y extendió su mano.

—Siento que debe ser algo entre tú y yo, ¿no crees?

Por algún motivo que desconocía, Louis tomó la mano del rizado, se levantó y lo siguió. Su corazón latió demasiado rápido y seguía sin saber por qué. Esperaba que todo solo fuera un montaje, ir a algún lado de esa casa ponerse de acuerdo en la historia que contarían y luego volver simulando que habían cumplido el reto.

Llegaron a la zona de lavado, cruzando la cocina. Harry encendió la luz, pero esta luz cálida no alumbraba lo suficiente. Louis no había dicho una sola palabra en todo el transcurso, si no decía algo pronto, Harry pensaría que él estaba asustado y tendría el control de la situación y jamás permitiría que el insoportable rizado se vanagloriara de eso. Y Louis podría ser cualquier cosa menos un cobarde.

—Bien, entonces como haremos... —Empezó Louis, sin embargo, Harry lo interrumpió.

—Ya sabes cómo hacerlo ¿cierto? Digo, ya lo has hecho antes —Dijo Harry con cierta sonrisa incipiente inclinada en los labios.

—Creí que querrías que finjamos que lo habíamos hecho y que contaríamos una mentira.

—¿Y dejarte ganar tan fácil? No lo creo.

Por alguna razón, a Harry le divertía esto o habría dejado de sonreír hace rato. Esto solo enojaba más a Louis. Ese niño engreído sacaba lo peor de él.

Harry no dijo otra palabra, se acercó lentamente, paso a paso hasta estar a 3 centímetros de distancia. Como el rizado era más alto, Louis miró hacia arriba, y por primera vez notó los grandes ojos verdes que tenía el niño engreído. Podía sentir el aliento de Harry por la distancia. Sentía el olor a algún coctel de cereza. Demasiado dulce.

Sintió una mano en un rostro, era Harry que le acariciaba la mejilla izquierda y con el pulgar hacia círculos. Y en ningún momento había borrado esa estúpida sonrisa ladeada de su rostro. Cerro los ojos por un segundo y sintió otra mano en su cabeza, encima de su cabeza, y una fuerte presión que lo llevaba hacia abajo. Louis no puso mucha resistencia y bajo hasta quedar de rodillas. Para cuando abrió los ojos, ya no había vuelta atrás. Podía notar el bulto en los pantalones de Harry. Y Louis era todo menos un cobarde.

Con las manos temblando, logro abrir el cinturón y el pantalón de Harry. No podía creer que el niño fuera tan mimado que ni si quiera podía hacer eso por sí mismo. Acarició el bulto y sentir la dureza solo lo hizo más real. Sin pensarlo mucho, sacó la polla del rizado y comenzó a acariciarlo. No podía creer que fuera tan bonita que no dejaba de mirarlo. Miró hacia arriba y se encontró con aquellos ojos verdes mientras seguía el vaivén. Lo que empezó lento y un poco torpe, siguió cada vez más y más rápido. Louis podía notar cada micro expresión de Harry, como cambiaba cada pequeña arruga en su rostro.

Escuchó un gemido salir de su compañero y Louis sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Un impulso eléctrico que solo hizo esforzar más su mano.

—No puedo creer que esto esté pasando —Salió de la boca de Harry mientras miraba fijamente la situación abajo.

—Solo cállate —y disfruta. Eso ultimo lo pensó, pero no iba a decirlo y humillarse frente al muchacho.

Los gemidos de Harry continuaron. Louis podía sentir su excitación, y como todo estaba a punto de terminar. Instintivamente miró hacia arriba y vio la cara de placer máximo. Sintió como el rizado se derramaba en su mano. No sintió asco.

—Eso fue increíble —dijo Harry con una sonrisa más calmada y acomodándose los pantalones.

—Para ti quizás —dijo Louis poniéndose de pie.

—Dudo que no lo disfrutaras tú también —. Harry señaló el bulto en sus pantalones. No podía creer que su cuerpo lo delatara de esta manera.

—Sí pues, es una respuesta fisiología completamente normal. Nada en especial —. Necesitaba bajar de su nube a este chico.

Louis se lavó las manos en el pequeño lavadero de la habitación y salió del lugar. No creía soportar ver la cara de Harry otro rato más, quizás debería irse a su casa. Definitivamente no volvería a jugar ese estúpido juego Spicy, nunca más. 

Spicy L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora