Capítulo 2: Possessive Alpha

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— ¿Cómo anda el Omega más lindo de todos? — Tagliafico siente como unas manos rodeaban su cintura.

— Carooo — Sonríe, dándose la vuelta para mirarla.

— Mi reeey — La Beta chilla feliz — ¿Y? ¿Ya te cogiste al osito?

— ¡Carolina! — Chilla avergonzado

— ¿Qué? — Lo mira inocentemente

— ¿Cómo vas a preguntar eso? — Murmura — No me da ni la hora — Niega — ¿Te pensas que me va a dar bola? — Suspira.

— Yo me voy a encargar de eso — La fémina asiente — Vamos a poner celosito al osito — Aplaude, primeramente, para tratar de llamar la atención del Alfa y que mire hacia donde estaban ellos dos

— Ay, no — Niega — ¿Qué vas a hacer? — Se muerde el labio.

— Primero y principal, llamar su atención, cosa que ya logré — Sonríe.

— ¿Eh? — El Omega no podía estar más confundido.

— Uy, mi amor, te cuesta eh — Se lame el labio — Vení pa’ acá — Lleva sus manos a la cintura de Nicolás y lo atrae hacia ella.

— Aia — Chilla — Despacio, bruta — Murmura.

— Perdón, mi vida, pero funciona — Le sonríe — Ya me están queriendo enterrar cinco metros bajo tierra — Suelta una risita.

— Ay, ¿de qué me hablas? — Susurra.

— Disimuladamente, mirá a tu amor — Le pide.

La palabra “disimular” no formaba parte del diccionario del Omega, ya que se volteó de forma algo brusca, encontrándose con la fría mirada del Alfa.

— Menos mal que te dije “disimuladamente” — La Beta niega, soltando una carcajada.

— Cuestión, ¿para qué querías que lo viera?

— Por dios, está celoso, ese Alfa me quiere matar por tocar lo que es suyo, voy a lograr que termine de perder los estribos y que reclame lo que le puede llegar a pertenecer.

— ¿Qué? — Chilla.

— Sh, chito — Murmura, acercando su rostro al del Omega.

— Eeh… C-Caroo — Murmura tartamudeando, sintiéndose nervioso de repente.

— ¿Confiás en mí? — Consulta su mejor amiga.

— Sí, confío — Asiente el mayor.

— Entonces, confiá y déjate llevar, que en dos segundos vas a tener a ese osito cariñosito convertido en una fiera indomable — Mira desafiante hacia donde estaba el Alfa y, luego, vuelve a mirar al Omega — Solo decile a tu Alfa que no te parta, mañana tenés que jugar

— ¿Cómo que no me parta? — Frunce el ceño, bastante confundido.

Carolina coloca su dedo índice en los labios del Omega para que se calle y  roza su nariz con la del mayor, dispuesta a unir sus labios.

En el momento en el que iba a besar a Tagliafico, el Omega fue bruscamente apartado de ella.

¡Es mí Omega! ¡Mío! — Se escucha el gruñido furioso de un Alfa, quién agarra al más bajo por la cintura para alzarlo y apartarlo de la Beta.

— Es mí chico, ¿qué haces? — Carolina lo mira desafiante, avanzando un paso hacia donde el Alfa tenía a Taglia.

Se estaba metiendo en la boca del lobo y lo sabía, pero iba a ayudar a su mejor amigo como sea.

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⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

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