El nudo en la garganta,
impidiéndote
decir nada,
como si miles
de pequeños cristales
rasgasen
tus cuerdas vocales.El mar,
a punto de desbordarse.
Llorar,
como cualquier otro cobarde.No aguantas más.
Las gotas saladas
luchan por salir,
y finalmente salen.
Y deseas que nunca
hubiesen salido.Odias esto.
Y odias a todos
los que te lo provocaron.
Gritas en silencio,
en la soledad
de tu cuarto,
y de tus poemas caducados.Lees.
Escribes.
Escribes sobre cómo te hace sentir
toda esta mierda.Y cuando el lápiz
por fin se cansa,
coges una cerilla,
la enciendes,
y miras el fuego,
el mismo fuego que arde dentro de ti.Lo avivan
las llamas de la ira.
Ira hacia todos los que te fallaron.La cerilla se acerca a tus poemas,
deseando acabar con ellos,
enterrarlos para siempre,
que queden en el olvido.Como tú,
como yo,
como todos.