Capitulo 4

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—Es mi trabajo dar placer...—

¡Mierda! ¡Ese perfume!

La sentí morder mi oreja y mi cuello. Por algún motivo el perfume parecía haberse intensificado, y yo no podía sentir nada más allá que aquel olor
dominando mis sentidos y rompiendo, centímetro por centímetro, mi muro de resistencia. La verdad era que no quería resistirme. Estaba fuera de cuestión exigir de Rebecca algo con ella en aquel estado, fuera lo que hubiera ocurrido. De hecho, estaría fuera de la cuestión si mostraba resistencia.

Misteriosamente, a diferencia de la primera noche cuando la conocí, ella no se mostraba molesta por tener sexo conmigo, y me preguntaba por qué. Tal vez ella quisiera más dinero por un buen desempeño. Quizá quisiera prenderme por media hora más, garantizando el pago de otros treinta minutos, ya que algunos clientes podrían negarla al conocer su verdadero estado por debajo de las ropas que ocultaban su cuerpo, y ella terminaría sola por el resto
de la noche.

Era comprensible que los clientes la negaran, ya que las marcas dejadas en la piel de aquella chica no eran nada agradables. Sin embargo, no hacía exactamente ese efecto en mí. Probablemente los demás clientes estuvieran ajenos a su delicioso perfume. Yo no. Aquel perfume hacía cosas extrañas conmigo.

—¿Freen?—

—Sí...— Jadee mientras daba ligeras mordidas entre mi oreja y mi cuello, en un punto extremadamente sensible de mi cuerpo.

—No voy a tener más mierdas de clientes esta noche, ¿verdad?— Ella me estaba provocando. De nuevo.

—C-cierto...— Respondí, cerrando los ojos con fuerza.

—Entonces, ¿Por qué tu mano está en mi ingle?—

—No sé...— Podía sentir a mi autocontrol escurriendo por el desagüe, poco a poco. Es imperceptible, pero fatalmente.

—Bueno, lo sé— Y diciendo eso, sin ningún aviso, ella agarró con fuerza mi polla por encima de los pantalones y empezó a masajearlo. La sorpresa me hizo saltar levemente en el colchón.

—Parece que quieres comer algo—
No podía decir nada, porque absolutamente nada venía a mi cabeza. Quería entrar al juego y contestarle con la misma provocación, pero ni siquiera
conseguía formular una frase, algo que no suene patético o mostrase mi evidente falta de control.

—Rebecca... Para mí las burlas...—

—Adoras ser provocada. Eres el tipo de mujer que adora eso, ¿no?

Sí. Yo era exactamente ese tipo de mujer. Y ella se estaba mostrando como el tipo de mujer perfecta para mí: Provocadora y sexy, sin necesariamente ser vulgar. No me contenía, mis labios avanzaron hacia su hombro, lamiendo y besando. Lentamente con la mano izquierda tiré de la bata que cubría su otro hombro, dándome una visión privilegiada de toda aquella área. Necesitaba controlarme, pero estaba siendo difícil.

—Tu olor...—

—No uso perfume—

—Es muy fuerte...—

—¿No te gusta?— Suspiré.  No había como no ser absolutamente sincera a esa pregunta.

—Me encanta—

—¿Freen?— Ella habló otra vez bajito en mi oído.

—¿Sí?—

—Tu tiempo se acabó—

—¿Qué?— Hablé sorprendida y fuera de rumbo. Ella dio una última mordida en mi oreja y se alejó.

—Tus treinta minutos acabaron— Me tomó un tiempo conseguir situarme y volver a la realidad.

My sweet prostitute (FreenBecky g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora