OneShots - Kageyama Harem [Yaoi]

Eso que llaman amor/SakuKage

Universo Haykiuu obviamente no sigue las reglas del canon, esto aplica para todos los one shots (y lo digo ahora porque no quiero estar como disco rayado).

Pareja SakuKage a pedido de una lectora.❤️ Espero que lo disfrutes.

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Sakusa Kiyomi odia a Kageyama Tobio, no tiene razónes pero está casi seguro, sino por qué su corazón se altera apenas lo ve de lejos.

Sakusa esta seguro de que lo odia desde que lo vio por vez primera en el campamento nacional. Aún recuerda ver de espaldas a un chico que como tonto observaba el gimnasio desde afuera, no era su intención dirigirse a él, pero Sakusa Kiyomi conoce la educación y no se iba a ver mal al pasar cerca de un desconocido sin más. El problema comenzó cuando quien resultó ser Kageyama Tobio se volvió a mirarlo, ¿qué era eso? por qué parecía ir todo en cámara lenta mientras el viento despeinaba sutilmente al menor. El corazón de Sakusa se alteró, y se desboco aun más cuando el setter de karasuno se inclino para darle su nombre.

Sakusa arruga la frente mientras mira a Kageyama a unas mesas de él, está con un chico con peinado similar al de un brócoli y parecen llevarse bien, al rizado le repugna eso y no sabe porqué, solo asimila que debe odiar mucho al setter de ojos azules para que le fastidie verlo hablar con los demás, eso incluye también a Komori.

—¿Por qué no vas y le hablas? —pregunta el susodicho a su lado —¿Quieres que te acompañe? —se ofrece tan alegre como siempre.

Pero Sakusa niega sin más.

—Oye, no planearas quedarte toda la vida viendolo desde lejos.  Cuando te gusta alguien...

—Yo lo odio —interrumpe el discurso del castaño, el antes mencionado abre los ojos desmesuradamente y lo mira sin creerse lo que oye.

—¿Y por qué lo odias?

Y ante la pregunta de Komori, Sakusa se limita a contarle lo que sintió cuando lo vio por primera vez, para después relatar cómo se sentía cuando el de ojos azules lo miraba, pero entonces Komori lo interrumpió con una risa estridente, todos alrededor se voltearon a verlos ¿de qué se estaría riendo el castaño? pensaban, Sakusa no era muy bromista que digamos, y sin embargo Komori reía como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida.

—Guarda silencio —reclamó el rizado con voz gélida.

Entonces Komori se detuvo, se limpio una lágrima imaginaria y pregunto: —Tú nunca te has enamorado ¿verdad, Sakusa? digo, al menos no hasta ahora.

—¿Qué quieres decir con que hasta ahora?

—Yo no estoy insinuando nada.

—No dije que lo estuvieras.

—Pero —Komori hizo una pausa exagerada mientras veía al contrario —, te recomiendo que investigues como se siente el amor y lo dejo a tu criterio.

Ante el consejo de Komori, Sakusa hizo lo que toda persona asocial e introvertida haría; investigar por Internet. Y según lo que había leído a través de una pantalla de celular él podría contar con los síntomas de eso que llaman amor, quién las ocasionaba sin duda alguna era Tobio Kageyama, no había otro, era el primero y quizá fuera el único durante mucho tiempo, Sakusa lo consideraba probable.
Su corazón latía al verlo de lejos, se ponía nervioso cuando lo tenía a pocos metros, anhelaba ser su centro de atención y casi al mismo tiempo, quería esconderse cuando esos ojos azules se percataban de su existencia. Tobio le hacía feliz y le molestaba a la vez. No obstante, según las redes sociales, no podrías asegurar nada hasta besar a esa persona. Bueno, entonces él tenía que besar a Kageyama a como diera lugar.

Y para sorpresa de Sakusa Kiyomi, compartir gérmenes con el cuervo menor del karasuno no le desagradaba como debería.

Hay muchas cosas que le desagradan a Sakusa, entre ellas la ansiedad. Haci que después de pensarlo por minutos, decidió que esperar hasta mañana para culminar su improvisada investigación era demasiado.
El rizado se baja de su cama y camina hacia la puerta con decisión. Komori, quien comparte cuarto con él, lo llama desde su cama para cuestionar su rumbo. La preocupación de Komori le es comprensible; las puertas de las habitaciones deben cerrarse a las nueve y media y son ya las 9:15 PM. No hace ni intento de dar respuesta, sale con tranquilidad pretendida y se dirige al cuarto del setter de karasuno, al tocar la puerta el chico con peinado de brócoli que casi siempre está con Kageyama, abre y lo mira extrañado.

—¿Sakusa, se te ofrece algo?

—Tobio Kageyama —responde sin más.

—Aja... —responde lentamente el contrario —. Kageyama, te busca el rematador de Itachiyama.

Se escucha como desde adentro el intruso de sus pensamientos responde un “¿a mí?” para luego dejar lo que sea que estuviera haciendo y dirigirse a la puerta. Una vez que sale se situa junto a su compañero de cuarto quien observa con curiosidad, a Kageyama no parece importarle, y sinceramente, Sakusa creé debe dejarle en claro las cosas a ese castaño entrometido, aunque no esté seguro de que es lo que quiere aclararle realmente.

—Buenas noches, Sakusa-san, ¿qué se te...?

Kageyama se ve interrumpido; unos labios se apoderan de los suyos tan rápido que apenas y puede procesarlo. El beso de Sakusa es apasionado y demandante, tanto que kageyama creé quedarse sin aliento cuando el mayor finalmente lo deja. Tobio está tan en shock cómo su compañero de cuarto, quien mantiene la boca abierta y los ojos como platos en dirección al rematador de Itachiyama.

“Entonces a fin de cuentas Komori tenía razón”. Piensa Sakusa para sí, con las mejillas sonrojadas y el deseo de un segundo beso cosquilleando en sus labios.

—Ahora estoy seguro —se dirige a Kageyama que aún lo mira como si no supiera si irse de prisa o abofetearlo.

—¿Se... Seguro de qué?

—De que te amo, Tobio Kageyama.

—¿¡Que clase de confesión es esa!? —exclama el compañero de Tobio. Pero Sakusa Kiyomi ha resuelto sus dudas y ahora se dirige a su habitación a paso decidido, después de todo no falta mucho para cerrar las puertas de los dormitorios según las reglas del campamento y él es muy disciplinado, mañana habrá tiempo para acercarse al setter de karasuno.

—Oye —empieza Tobio casi en un murmullo mientras ve alejarse al rematador.

—¿Qué?

Kageyama duda, pero después de un breve silencio finalmente pregunta:

—¿Qué tan probable es enamorarte de alguien que acaba de robarte un beso?