OneShots - Kageyama Harem [Yaoi]

🎃A orillas de la carretera/Kurokage 🎃

Segundo especial de Halloween.

El siguiente oneshot contiene toques paranormales.

Confieso que me inspire en letra de la canción: Hotel California, de la banda Eagles.

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A Kuroo Tetsuru le encantan las fiestas, tanto que incluso es capaz de conducir a una ciudad vecina a altas horas de la noche por una carrera poco transitada. 

Trata de llamar a su amigo; Bokuto, pues no puede encontrar la dirección que le dió. Según le dijo, era antes de llegar completamente a la ciudad. Ha pasado unas cuantas casas, pero no está seguro de si era una de ellas. Suspira con frustración cuando se percata de que no hay conexión a internet y guarda su celular mientras continúa manejando.

No mucho después mira un lugar iluminado y se detiene. El gran letrero anuncia un bar que cierra a las diez de la noche, está abierto, por lo tanto no pueden ser más de las nueve. Detiene el auto y se plantea preguntar por la dirección indicada. El lugar parece animado, dentro se escucha una música tan alegre. Los que están adentro deben estar pasando un buen rato, se dice, pues ríen y cantan a coro.

Sin pensarlo más, Kuroo entra al lugar, y tan pronto como cruza la puerta siente como las miradas lo reciben con recelo poco disimulado. Quizá no les gusten los forasteros. Decide ignorarlos y va con el barman, le pregunta lo que quiere saber, pero para su sorpresa el hombre lo ignora mientras continúa con su trabajo. Posiblemente sea uno de esos tipos que no atienden más que a una clientela habitual, piensa.

Kuroo da un suspiro y observa el lugar con disgusto, expresión que desaparece cuando en una mesa ve a un chico, probablemente un par de años menor que él. Sonríe, tiene la costumbre de hacerlo cuando mira algo que le gusta, y ese chico a captado su atención.

—Buenas noches, ¿podría acompañarte? —pregunta al llegar a su lado.

El chico lo observa con unos ojos azules, muy bonitos, que terminan de cautivarlo, y, Kuroo se dice que Bokuto y su fiesta pueden esperar. Aunque el desconocido no contesta, Kuroo toma siento y pregunta:

—¿Te invito algo?

—Dudo que siquiera el mesero, se acerque a preguntar que quieres.

Kuroo sonríe, más desconsertado que otra cosa y levanta la mano para llamar al sujeto que a dos mesas ha llevado un par de cervezas a unos tipos, pero este lo ignora. Mientras tanto, las miradas siguen sobre él. Y de pronto se siente patético, haci que decide olvidar las bebidas y se centra en el lindo sugeto que tiene enfrente.

—Mi nombre es Kuroo Tetsuru, ¿y tú eres?

—Kageyama Tobio.

—Bonito nombre…

—¿Qué haces aquí? —lo interrumpe kageyama —, no es un lugar en el que deberías de estar.

—¿Es una fiesta privada acaso?

Tobio niega y lo mira inexpresivo. Suena una canción, y Kuroo decide pedirle un baile, para su sorpresa accede. Se unen a otras parejas que también bailan. Lo toma de la cadera y entrelaza su mano libre con la de Tobio, está helada, juraría que incluso su cercanía es fría, pero prefiere ignorarlo. Bailan una canción, y otra, los músicos no parecen cansarse nunca. 

—¿No tienes frío, lindura?

—No siento nada.

Kuroo sonríe, ese chico es tan peculiar.

—¿Tienes novio?

—Lo tuve hace mucho.

—¿Y que paso con él? —preguntó Kuroo con coquetería.

—Un día no volvi, y se suicido.

—Eh —su desconcierto era visible, quizá su pareja de baile estaba bromeando. No obstante, kageyama parece muy serio cuando agrega:

—Se voló la tapa de los cesos usando la pistola de su padre.

Kuroo se siente incómodo con el tema, pero a Kageyama parece no importarle, aunque tampoco es como si pareciera importarle nada.

—Te gusto, ¿cierto? —afirma Tobio.

—¿Es tan obvio? —cuestiona Kuroo —, que tal si me acompañas a una fiesta y me hablas más de ti.

La música se detiene abruptamente. Y está vez sin ningún disimulo todos lo miran, incluso Kageyama. Sus rostros son inexpresivos, y eso es tan extraño.

La sonrisa de Kuroo se borra, eso ya no le parece normal. A su lado la voz de Tobio lo hace volver su vista:

—No. Nunca podré irme de aquí, pero tú podrías quedarte conmigo para siempre si lo quieres. Pero…

—Pero, ¿qué? —pregunta Kuroo con más intriga que curiosidad.

—Necesitas hacer una de estas cosas: colgarte de una cuerda aquí y ahora, o recostarte sobre la carretera y esperar a que un carro te pase por encima.

Kuroo forzó una risa, pero Kageyama seguía inexpresivo. Esos ojos hermosos, pero fríos, lo examinaban gélidos. 

No era una broma.

—Ire a llamar a un amigo.

Salió sintiendo las miradas tras de sí. Kuroo pensó que cabía la posibilidad de que aquel chico estuviera loco, era una lastima, porque era realmente lindo. 

Reviso su celular, seguía sin señal.

Caminó a su auto, ni loco pensaba volver a entrar a ese bar. Cuando abrió la puerta del vehículo se dió cuenta de que la música realmente había cesado por completo. Se volvió para observar el lugar por última vez y con suerte a Kageyama. Entonces sintió como la sangre se le helaba, sus piernas temblaron. Allí, frente a él, no había ningún bar iluminado, solo unos escombros viejos y calcinados. 

Kuroo se subió de prisa al auto y, cuando empezó a conducir, juraría que la música volvió a oírse de nuevo.

No se detuvo hasta aparcar en un lugar concurrido de autos, su cuerpo aún temblaba. Tocaron la ventana, se sobresalto, para su sorpresa eran sus amigos quienes lo esperaban en la entrada.

—¿Qué te sucede Kuroo? —pregunta Kenma —, estás muy tenso.

Kuroo los mira sin mirarlos realmente, y pese a que después abre la puerta del auto no da la impresión de que vaya a salir nunca. 

—¿Kuroo? —pregunta Akashi mirando con duda a su amigo.

—Aquel bar no estaba… eran escombros —murmura al fin.

—¿Bar? ¿A qué bar te refieres? ¿A ese antiguo bar que fue quemado hace cinco años?

Kuroo lo mira expectante, y solamente por eso Akashi prosigue:

—Fue terrible lo que pasó allí; un grupo de locos armados abrieron fuego sin razón alguna contra todos los que se encontraban dentro, y después quemaron el lugar junto con los cadáveres… ¿Pero que tiene que ver eso?

—¿Kuroo te encuentras bien?

Pero él no respondió.