VII Balcón. YoJoong nos vio.

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Casi en un parpadeo, llegó a su habitación, metiéndose entre las sábanas, tratando de no mover demasiado a lo que sea que fuera Mingi en ese momento.

El sonido de sus hermanos trasladando colchones y cojines hacia el cuarto de Tae fue instantáneo. Las luces se prendieron, proporcionando una visión más clara de Mingi bajo las sábanas.

—Levántate, Hongjoong —llamó Tae, mientras agitaba su hombro.

Simuló estirarse con cuidado de no dejar a la vista a Mingi y se volvió a acurrucar.

—No me siento bien, no iré a las clases hoy —mintió acomodándose contra el niño.

El adolescente y su hermana se miraron incrédulos.

—¿Qué sientes? —preguntó el menor, ahora cruzado de brazos.

—Creo que es migraña, apaguen la maldita luz —ordenó mientras fingía retorcerse en su lugar de dolor.

—Quédate, Tae puede pedirle a tu delegado de clase —interrumpió Dalmin, asomada por el umbral que separaba los dos cuartos.

—No estaba pidiéndote permiso —contestó frunciendo el ceño.

La mayor rodó los ojos con gracias y estiró la mano para apagar el interruptor de la luz.

—Dime qué quieres desayunar y te lo traeré, enano —habló la chica, ganándose una mala cara del presunto enano.

Se tomó unos segundos pensando qué desayunar, pero el recuerdo de que ahora es responsable de la alimentación de un niño vino a él.

—Chocolate caliente y galletas.

Dalmin sonrió con burla y Tae ahogó una carcajada.

—¿Desde cuándo desayunas como Chanjong? —se burló el adolescente.

—Además, el chocolate te hará peor, pide otra cosa —agregó la chica con una sonrisa juguetona.

—¡Bien! —contestó en un grito de molestia. —¡Tráeme leche con cereal, y dejen de molestarme!

Los dos salieron casi corriendo de la habitación entre risas, escapando de Hongjoong. Cuando estuvo seguro de que sus hermanos habían bajado las escaleras, se removió y destapó el cuerpo del niño; tenía el sueño muy pesado.

Observó sus manitas blancas sobresalir de la remera que ahora le quedaba gigante. Su cabello estaba alborotado y estaba babeando las sábanas.

Observó rápidamente a su alrededor y, deteniéndose en su armario, se levantó apresuradamente y abrió el mismo. Tiró todas sus camisetas con los zapatos y acomodó las camisas, creando una cama improvisada para el menor.

—Mingi —llamó al pequeño mientras movía su hombro.

Mingi entreabrió los ojos por un momento antes de cerrarlos nuevamente. Hongjoong maldijo por lo bajo, tomando el cuerpo del niño con sumo cuidado, lo acomodó sobre las camisas y acarició su cabello.

Examinó la cara del niño con detenimiento. A la vista de Kim, no superaba los ocho años.

— ¡Hongjoong, traigo tu desayuno, abre la puerta!

Dalmin avisó fuera del cuarto. Cerró el armario rápidamente al notar, de reojo, que la puerta del cuarto de Tae se abría.

—¿Qué haces ahí? —preguntó con una sonrisa, su hermana.

—Estaba buscando ropa, para darme una ducha —respondió volviendo a su cama —¿podrías decirle a Tae que use el baño del pasillo?

—Bien —dejó la bandeja sobre la mesa de noche y se dirigió hacia la puerta.

✣ Espectro ✣ Minjoong ✣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora