Helados y Sonrisas (V)

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Cada viernes al mediodía, el aroma dulce de la heladería en el vecindario atraía a una multitud de clientes, pero ninguno de ellos capturaba tanto la atención de Taehyung como Emma. Ella era una joven de sonrisa radiante y ojos brillantes que visitaba el lugar cada semana en busca de su helado favorito: un cremoso helado de fresa con trozos de fresas frescas.

Taehyung, quien trabajaba en la heladería desde hacía un par de meses, no podía evitar observarla desde el mostrador. Emma tenía ciertas manías que la hacían única: siempre revisaba la pizarra con los sabores antes de decidirse, y sin falta, pedía su helado con una sonrisa que podía iluminar el día más nublado.

Con cada interacción, Taehyung se dio cuenta de cómo una chispa de alegría se encendía en su corazón al escucharla reír. Comenzó a recordar los pequeños detalles: su risa, cómo movía una mano al hablar, o el modo en que siempre elegía el mismo lugar en el parque frente a la heladería para disfrutar su helado.

Pasaron las semanas y, aunque sus miradas se cruzaban a menudo, el joven nunca se atrevió a entablar una conversación. Una mezcla de timidez y miedo lo mantenía en su lugar detrás del mostrador, observándola desde la distancia mientras ella saboreaba su helado, sumergida en sus pensamientos.

Finalmente, un día, el clima se tornó perfecto; el cielo era de un azul claro y el sol brillaba cálidamente. Emma entró a la heladería como siempre, pero esta vez había algo diferente en su actitud. Se notaba un aire de felicidad a su alrededor que iluminó el ambiente. Taehyung sintió que este podría ser el momento.

Cuando llegó su turno, Emma pidió su habitual helado de fresa, pero en lugar de ir hacia la caja, Taehyung respiró hondo y se acercó al mostrador.

—Hola, Emma —dijo, sorprendiéndose de lo fácil que le salió pronunciar su nombre.

Ella levantó la mirada, sorprendida.

—¡Hola! —respondió, sonriendo—. No sabía que conocías mi nombre.

—Sí, he estado viéndote venir aquí cada viernes. Siempre parece que disfrutas de tu helado —dijo, sonrojándose un poco.

Emma rió suavemente, un sonido que llenó el aire.

—Es mi día favorito de la semana. Hay algo especial en disfrutar de un buen helado, ¿no crees?

Se atrevió a mirar a Taehyung a los ojos. En ese momento, sintió que la conexión entre ellos era genuina.

—Sí, definitivamente. Y sabes, si te gustaría, podríamos compartir un helado en el parque. Hay un sabor nuevo que me gustaría que probaras —sugirió Taehyung, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

Emma sonrió ampliamente, como si una corriente de felicidad la hubiera abrazado.

—Me encantaría. ¡Nunca he compartido un helado con alguien antes!

Así fue como, después de semanas de miradas furtivas y sonrisas tímidas, Emma y Taehyung se sentaron en una banca del parque, disfrutando de un helado de fresa y un nuevo sabor de mango que él había traído. Conversaron sobre sus vidas, sus sueños y risas llenaron el aire.

Desde ese día, el ritual de los viernes cambió. Ya no era solo una visita a la heladería; se convirtió en un momento especial compartido, un tiempo para descubrirse el uno al otro, mezclando sus sabores preferidos con dulces recuerdos y sonrisas que iluminaban el día.

Ambos se dieron cuenta de que algo especial estaba floreciendo entre ellos, un helado que con el tiempo se convertiría en una relación llena de amor y complicidad. Así, el joven empleado de la heladería y la joven entusiasta del helado, juntos en cada bocado, seguían creando una historia inolvidable, dulce como su helado favorito.

One shot BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora