5. Fuera de la comunidad.

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Creo que finalmente lo entendí. Mi problema es que siento que ya cumplí mi ciclo. No siento que haya nada más para mí. No creo poder encontrar nada más aquí en la comunidad, así que, tal vez ya sea todo. Pero no lo es. Debo esperar pacientemente a mi fecha para trascender.

Para los niños es diferente, a ellos aún les falta crecer y mucho por vivir y conocer. Con suerte elegirán bien su fecha para trascender y tendrán una vida bonita y tranquila mientras ese día llega, sirviendo agradecidos a su comunidad.

Me inscribí como voluntario para acompañar a los niños a conocer otra comunidad, aunque realmente creo que lo hacen con la intención de mostrarnos lo horrible que es la vida en el exterior para poder sentirnos agradecidos con el lugar y la forma en que vivimos, y crecer para trabajar y formar parte.

Decidí ir como voluntario porque a pesar de que finalmente encontré en la cosecha una labor que disfruto, siempre estoy buscando algo nuevo qué hacer con la esperanza de poder llenar ese espacio vació que me hace sentir diferente, apartado de todos.

Me he levantado muy temprano, hoy mi vestimenta es diferente, con un color anaranjado muy llamativo para que los niños no nos pierdan de vista. Ellos van de color verde lima para que tampoco escapen de nuestra vista.

Hay una persona que en definitiva no puedo evitar mirar, y no es por el color anaranjado de su vestimenta, es porque se trata de Héctor. Lo veo discutiendo con uno de los encargados.

Me subo al autobús repleto de niños de entre 8 y 12 años, jugando y mirando por la ventana saludando a sus padres. Reviso la lista de niños y comienzo a nombrarlos para estar seguro de que todos se encuentren aquí. Uno de los nombres resalta en la lista; es el de Héctor. Apenas y subo la mirada para asimilar que iré sentado junto él durante varias horas, sube Héctor al autobús y me saluda a regañadientes levantando la barbilla y tomando asiento. De espaldas a mí lo escucho indicarme que comience a pasar la lista. Todos los niños se encuentran ya en sus lugares, el chofer sube y toma también su asiento, mientras yo hago lo mismo, junto a Héctor. Lo miro por medio segundo, levanto las cejas y volteo al frente. Esto será un largo viaje.

Recién saliendo de la comunidad aún el campo es verde. Las comunidades se han construido en lugares muy alejados para evitar tener conflictos con el exterior. Somos pequeñas civilizaciones autosuficientes que eventualmente generan intercambios de bienes y productos. Un par de horas más tarde el paisaje comienza a cambiar, se vuelve árido y a lo lejos se observan pequeños asentamientos que poco a poco se incrementan al igual que ese olor desagradable que tiene el mundo exterior. La miseria me golpea a la cara nuevamente, y dentro de mi cabeza solo puedo escuchar rezar esa frase con la que crecemos todos los que vivimos en comunidad: Agradece, sé agradecido. Voy mirando por la ventana, con Héctor en primer plano, que también observa y quien sabe qué tanto irá pensando. Los niños se adhieren a las ventanas asombrados, algunos de ellos están asustados. El chofer no para de repetir que pronto habremos pasado y que falta poco para dejar todo ese sufrimiento atrás. Algunas personas corren junto al autobús y tratan de subirse, pero el chofer acelera y, conduciendo en zigzag, logra dejarlos atrás. El chofer parece disfrutarlo, si no lo hiciera ya habría dejado esa labor desde hace mucho. Yo nunca aplicaría para ser chofer, y menos para ese tipo de trayectos. Poco a poco el olor se va perdiendo y los asentamientos se funden detrás en el horizonte. Es más fácil vivir sin remordimientos si ignoramos la existencia de quienes sufren, y por eso los olvidamos a penas y se desvanecen en la distancia.

La comunidad a la que llegamos es bastante similar a la nuestra, la verdad es que todas se han construido casi bajo el mismo molde. Los niños, luego de pasear por avenidas y edificaciones que bien podrían confundir con las que tenemos nosotros, se encuentran en el patio de juegos de la institución educativa conviviendo con otros niños, los de esta comunidad visten de rosa fucsia. Es el momento de los profesores de esta comunidad de hacerse cargo de todos ellos. Los voluntarios como yo tenemos un tiempo libre.

Eudemonía AsistidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora