Muriel y Julio estaban sentados en el autobús, escuchando música en el teléfono de Muriel. Muriel se estaba quedando dormida en el hombro de Julio, y él sonreía al verla tan tranquila. La música suave había creado un ambiente relajante. Julio la abrazó con cariño y le dio un beso en la cabeza. "Estamos llegando, Muriel", le susurró al oído. Muriel se despertó y lo miró con una sonrisa. "¿Ya hemos llegado?", le preguntó. Julio asintió con la cabeza. "Sí, ya estamos aquí", le respondió. "Lo siento, no quería despertarte", agregó con una sonrisa. "Estabas durmiendo tan tranquila...".
Muriel se sonrojó un poco, pero se sentía feliz de que Julio fuera tan cariñoso con ella.
Julio se levantó del asiento y tomó a Muriel de la mano para ayudarla a bajar del autobús. Muriel se sintió un poco nerviosa al tomar la mano de Julio, pero se sentía segura y protegida al mismo tiempo.
Después de un rato, llegaron al cementerio y Julio se ofreció a acompañar a Muriel a visitar a su abuela. Muriel aceptó con gratitud y juntos caminaron hacia el osario. Julio se sorprendió al ver que Muriel rezaba con devoción y se unió a ella en silencio, aunque como ateo, no compartía sus creencias religiosas.
Se retiraron del osario de su abuela y decidieron pasear por el jardín del cementerio. Muriel se sintió un poco más tranquila después de visitar a su abuela, y Julio estaba contento de verla así. Caminaron en silencio durante un rato, disfrutando del sol y del aire fresco.
Julio dijo con una sonrisa misteriosa: "Ya estoy listo y preparado". Muriel se sintió intrigada y preguntó: "¿Preparado para qué?". Julio le respondió: "Es una sorpresa, pero te prometo que será emocionante". Muriel decidió no tomarle importancia y seguir caminando como si nada a la salida del cementerio.
Mientras caminaban, Muriel no pudo evitar preguntarse qué quería decir Julio con eso. ¿Qué estaba planeando? ¿Qué tenía preparado? Pero no quiso presionarlo, así que siguió caminando en silencio.
Después de un rato, decidieron ir a un centro comercial cercano. Caminaron por todo el lugar, disfrutando del ambiente. Julio le preguntó a Muriel qué quería comer y le dio diferentes opciones: "¿Quieres ir a comer hamburguesa, pizza, sushi o algo más?". Muriel pensó por un momento y luego respondió: "Me apetece una hamburguesa". Julio sonrió y dijo: "Genial, te voy a llevar a mi lugar favorito de hamburguesas". Fueron a una hamburguesería y Julio hizo el pedido. Mientras esperaban, Muriel notó que Julio estaba un poco nervioso, pero no le dio importancia. Cuando regresó con la comida, Julio estaba pálido y tembloroso. Muriel se preocupó un poco, pero Julio le aseguró que todo estaba bien. Julio tomó una profunda respiración y dijo: "Muriel, ya sabes cómo me siento por ti, ¿verdad?". Muriel asintió con la cabeza, sonriendo. Julio sonrió, aliviado, y tomó otra respiración profunda antes de continuar. "¿Te gustaría ser mi novia, mi persona especial?". Muriel sonrió con los ojos brillantes y asintió con la cabeza. Julio se acercó a ella, tomó suavemente su cara entre sus manos y la besó con dulzura.
Muriel se sintió emocionada y feliz en los brazos de Julio. Después de un rato, Julio le dio un suave beso en la frente y le dijo: "Siempre estaré aquí para ti, para apoyarte y hacer que te sientas especial". Muriel sonrió y le respondió: "Eso significa mucho para mí". Julio sonrió de vuelta y le dijo: "Eres y serás la persona más importante en mi vida, de ahora en adelante". Muriel se sintió conmovida por sus palabras, no podía creer que había encontrado un amor verdadero y especial.
Mientras comían sus hamburguesas, Muriel y Julio charlaban y reían juntos. Después de un momento, Muriel sacó unos crayones de su maleta y se puso a colorear y dibujar con Julio sobre los individuales de papel. Julio se unió a la diversión y empezaron a crear juntos, riendo y bromeando mientras trabajaban en sus obras de arte. Muriel dibujó un gran conejo con orejas largas y ojos grandes. Julio, dibujó un segundo conejo más pequeño al lado del primero, con una expresión juguetona en su rostro. Muriel se rió mientras dibujaba y Julio se unió a la diversión, agregando algunos detalles divertidos a los conejos, como sombreros y gafas de sol. Juntos, crearon un hermoso y divertido dibujo de conejos.
Después de un rato, él le propuso ir por helado y cuando lo estaban comiendo, Julio se detuvo y se quedó mirándola fijamente. “Muriel”, le dijo suavemente. Muriel levantó la vista de su helado y lo miró con curiosidad. “¿Qué pasa?” le preguntó con una sonrisa. Julio tomó una profunda respiración y dijo: “Te amo, Muriel”. Muriel se sonrojó y miró hacia abajo, sintiéndose un poco sorprendida. “¿Por qué me dices eso? Es muy rápido, no crees?” Julio se encogió de hombros y le respondió: “Sentí el impulso de decirlo. No pude evitarlo”. Muriel sonrió suavemente y dijo: “Es lindo”. Julio sonrió de vuelta y le dijo: “¿Sabes qué? Me alegra habértelo dicho”. Muriel se sonrojó de nuevo y miró hacia abajo, con una sonrisa en su rostro.
"¿Qué dices si me acompañas a comprar unas donas para tu familia?", le preguntó Julio a Muriel con una sonrisa.
"Por supuesto", respondió Muriel con una sonrisa. "Me encantaría ayudarte a elegir las donas perfectas para mí familia". Juntos, caminaron hacia la tienda de donas más cercana, rodeados de luces y decoraciones.
Mientras elegían las donas, Julio y Muriel charlaron sobre sus sabores favoritos.
Después de comprar las donas, Julio y Muriel se sentaron en un banco cercano para descansar un momento. Julio tomó la mano de Muriel y le dijo: "Me siento muy feliz de que hayas aceptado ser mi novia". Muriel se sonrojó y sonrió, sintiendo que su corazón latía con alegría.
Después de un rato más de charla y risas, Julio y Muriel decidieron que era hora de irse a casa. Julio la llevó a casa, le dio un beso en la puerta y le dijo: "Gracias por aceptarme". Muriel sonrió y le respondió: "Muchas gracias a ti". Y con eso, se despidieron con un beso. Julio se fue a casa con una sensación de felicidad,pensando en lo mucho que disfrutaba la compañía de Muriel. Muriel fue a dormir con una sonrisa en el rostro, sintiéndose agradecida por tener a Julio en su vida y emocionada por ver qué otros momentos felices les depararía el futuro.
ESTÁS LEYENDO
EL AMOR QUE NUNCA FUE
RomanceEn el umbral de la memoria, donde el pasado y el presente se entrelazan, se encuentra la historia de un amor que dejó de ser recíproco. Un amor que nació con la intensidad de un huracán y se desvaneció como el eco de un susurro. Un amor que dejó hue...