LA MUJER AHOGADA.

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EL PORTAL MALDITO.

VIVIR PARA VOLVER A MORIR.

CAPITULO 02

Carol parpadea un poco, y les comenta:
-Recuerdo, que por alguna razón, la mesa desapareció con la tabla ouija, y después el círculo de luz nos alcanzó también a nosotras... -
- ¿A caso abrimos algún portal? ¿Pasamos a alguna clase de... dimensión? -
Preguntó Nicol, ahora, poniendo la vista en sus dos compañeras, esperando una respuesta de ellas. Stephanie respiró profundo, sintiendo un aire fresco de ese bosque, enseguida le respondió:
-Nicol, creo que sí, con lo que tú dijiste, tú abriste un portal o alguna dimensión, que nos trajo hasta aquí, porque estábamos en tu casa Carol. -
-Échame la culpa a mí... ¿Un portal? ¿Otra dimensión? ¿Han pensado que quizá, es solo un sueño hermanas brujas? -
Preguntó Nicol, levantando sus manos, colocándolas al frente de ella, mirándose muy fijamente los dedos, articulándolos despacio, tratando de sentir ese movimiento, queriendo saber si estaba dormida y soñando con este lugar, ahora expresó:
-Creo que estoy dormida y estoy soñando, esto no es real, es un bosque con neblina, como en un sueño, que se puede convertir en una pesadilla. -
Mientras hablaba, enseguida se oyó una cachetada, que hizo girar su cara, abrió más los párpados, quejándose por el fuerte golpe:
- ¡Ah! -
Escuchando a Stephanie, muy seria preguntar:
- ¿Ya te despertaste Nicol? -
Nicol, enseguida se colocó su mano en su mejilla, sobándose el golpe, preguntándole:
- ¿Por qué hiciste eso? -
-Para ver si te despertabas, pero, aún sigues aquí con nosotras, esto no es un sueño, idiota. -
Contestó Stephanie, mirándola fijamente a la cara. Carol viendo a sus dos compañeras, les comentó:
-No es tiempo de pelear, chicas, díganme. ¿Cómo regresaremos a casa? -
-Muy buena pregunta Carol, pero, primero, necesitamos saber en dónde estamos, y después, buscar una forma de regresar a casa-
Expresó Stephanie, quien comenzó a dar unos pasos sobre el pasto, enseguida, Nicol le señaló:
-Si nos retiramos de aquí, debemos de marcar el lugar. -
Al escuchar estas palabras. Stephanie detuvo sus pasos, giró su cara mirándola, y enseguida, le preguntó:
- ¿Para qué marcar el lugar Nicol? Con esta neblina todo se verá igual, apenas y alcanzo a ver árboles, los arbustos, el pasto. Y si miras hacia arriba, ni siquiera ves hasta donde termina, esos enormes árboles que nos rodean. -
-Bueno, por las palabras que mencioné, se supone que una clase de portal nos trajo hasta aquí, y aquí debe de estar un portal de regreso a casa, se supone que aquí, debería de estar la tabla ouija, que nos trajo junto con la mesa, y que debemos de utilizar y nos debe de regresar a la casa. -
- ¿Cómo lo sabes Nicol? -
Preguntó Carol, mirándola directo a la cara.
-Porque la tabla nos trajo hasta aquí, y tal vez, aquí tengamos que usarla, para que nos dé el regreso a casa, tal vez, este sea el portal de alguna dimensión. ¿Me entienden?
Yo dije: llévanos a tu hogar, muéstranos todo tu poder... tal vez, ahora tengamos que decir: llévanos a nuestro hogar muéstranos tu poder, o algo así. -
Stephanie parpadeando, de inmediato le expuso:
-Está bien Nicol, este es el portal, ya entendí, ahora dime. ¿Qué ponemos para marcarla? Y así saber, que este es el punto de entrada, y podría ser el punto de salida. -
Carol soltó la carcajada, expresando:
-Ja jajá, ahora querrán sentarse a zurrar, y en donde este el recuerdo en el pasto, será en donde entramos. Ja jajá ja jajá. -
-Eres una cerda Carol, me das asco. -
Contestó Stephanie, con cara de repugnancia, al imaginarse de cuclillas dejando su premio sobre el pasto. Nicol sonriendo les comentó:
-No sé, eres una cerda Carol, te imaginé poniendo... una cara de león, pero, tal vez, podría colocar mi suéter rojo, y lo amarramos a este árbol, así, en donde este el suéter, será nuestro punto de entrada a este lugar. -
Carol mirando a sus amigas, sonrió, expresando:
-Yo bromeaba par de brujas, pero, que loca teoría la tuya Nicol, de marcar el lugar, tal vez, tengas razón, si no marcamos el lugar, no sabremos en donde ingresamos, es buen punto de referencia. -
Stephanie miraba a Nicol, comentándole:
-Bueno, quítate el suéter rojo y amárralo al árbol, aún tienes tu suéter negro, para cubrirte del frio del lugar, démonos prisa, busquemos como salir de aquí. -
Nicol sonrió, quitándose el suéter rojo, colocándolo en el árbol, ahora, entre esa espesa neblina, comenzó a caminar aun lado de sus dos compañeras, preguntándole:
- ¿Por qué caminamos en esa dirección, Stephanie? -
-Porque debemos buscar un camino. ¿Traes una brújula? Claro que no, no eres una niña exploradora, pero, si después de caminar, no hay nada en esa dirección, nos regresamos buscando tu suéter rojo, y nos vamos en la otra dirección, qué más da, si yo tampoco se en donde estamos, pero, en algún sentido tenemos que caminar, buscando una salida de aquí. -
-Bueno. Tiene sentido lo que dices, Stephanie. -
Comentó Carol. Las tres mujeres comenzaron a caminar mirando con trabajos por esa densa neblina, siendo inmenso ese bosque, arboles enormes y frondosos, arbustos que aparecían en su camino, las hojas secas hacían ruido cuando ellas las pisaban en su andar.
Después de un periodo de tiempo, miraron humedad en la tierra, encontraron un rio, de tal vez, de cinco metros de ancho, con agua cristalina que corría muy despacio, casi no viéndose su desplazamiento en este.
-Es un rio, un rio claro y cristalino. -
Expresó Carol, deteniéndose las tres mujeres, mirando el lugar, en ese momento, la neblina comenzó a dejarles ver más claro, ya que del otro lado del rio, se podía mirar unos árboles frutales. Nicol enseguida comentó:
-Veremos que frutas son, por si nos da hambre. -
Stephanie, sonriendo expresó:
-Apenas estamos buscando una salida, y tú ya piensas en comer. -
Carol, enseguida sugirió:
-Si llegamos hasta allá, podemos cortar algunas frutas. -
Mientras hablaban entre ellas, sin esperarlo, una mujer surgió del agua, su cabello era de color castaño, lacio y largo hasta la cintura, estaba completamente mojado y escurriendo de agua, vestía un fondo transparente de color rosa, se podía ver sus senos, su cara era pálida, sus ojos azules que las miraban fijamente, de nariz fina y afilada, de los labios delgados de color negro morado.
Ellas sintieron miedo, y un fuerte escalofrío corrió por su vértebra, mirando muy atentas, como salió la mujer completamente del rio, media tal vez uno sesenta y cinco de estatura, estaba descalza, muy despacio fue caminando hacia ellas.
Las tres mujeres, estaban petrificadas ante lo que miraban, era un espectro o un fantasma, ahora, con una voz femenina, la escucharon decir:
-Bienvenidas sean, al mundo de las leyendas urbanas, a la verdad que esconde el mundo, somos la diversión de los amantes de la obscuridad, del terror y de lo sanguinario. -
Stephanie asustada, puso un pie atrás, como queriendo darse la media vuelta y salir corriendo, pero, la mujer expresó:
-No teman, porque, ustedes ya son parte de esto. -
Carol, muy sorprendida y dándose valor, le preguntó:
- ¿Quién eres tú? -
Nicol espantada le comentó:
-No hables con ella, vámonos de aquí, vamos alejarnos. -
La mujer entreabrió los labios, expresando:
-No teman, yo soy la mujer ahogada del rio. -
Stephanie trago saliva, mirándola con cara de susto. Nicol se sintió petrificada, con otro fuerte escalofrío recorrer por toda su vértebra, al ver a esta mujer tan cerca de ellas.
Carol agarrando fuerzas de valor, extendió las manos a los lados, expresando:
-Esperen, que nos diga en donde estamos, ella dijo, somos la diversión de los amantes de la obscuridad. Con estas palabras, entiendo que ha de haber, otros seres como ella, en este lugar. -
La mujer con su cara pálida, y falta de vida, trató de sonreír, expresando:
-Tú si escuchas, Carol, y eres inteligente... ustedes tres mujeres, son las que pactaron con el Diablo. -
Al escuchar estas palabras. Stephanie, enseguida le preguntó:
- ¿Tú nos conoces? Pero... nosotras no pactamos con nadie, eso es mentira. -
-Stephanie... ustedes ya son parte de las leyendas urbanas, y las leyendas de terror. -
Contestó la mujer, de inmediato Nicol le preguntó:
- ¿A qué te refieres? -
La mujer, con sus manos se acomodó el cabello mojado, que aún escurría de agua, con sus ojos azules miró a cada una de ellas, expresando:
-Como les decía, ahora, la gente sabe, que ustedes vendieron su alma al Diablo, y él, las transportó hasta este lugar para ser eternas, en donde hay oro, plata y viven por toda una eternidad. -
Stephanie, enseguida le comentó:
-Pero eso es falso, no pactamos con el Diablo, no sabemos ni en donde carajos estamos metidas, solo fue un juego con la tabla ouija. -
-Lo sé... yo lo sé, pero, el mundo externo no lo sabe, para ellos, ustedes pactaron con el Diablo, usando la tabla ouija. -
Expresó firme la extraña mujer, ahora, escuchando a Carol tratando de explicarle:
-Estábamos en mi casa, jugando con la tabla ouija, a las doce de la noche, Nicol enunció: ―llévanos a tu hogar, muéstranos todo tu poder... y ahora, no sabemos en donde estamos, o como llegamos hasta aquí. -
La mujer, con su rostro pálido, al escuchar estás palabras solo trato de sonreír, comentando:
-Ustedes se auto llamaban brujas, eran los amantes de la obscuridad, aman las cosas paranormales, buscaban cuentos de terror y leyendas urbanas.
Ahora, les informo, Carol, Nicol y Stephanie, ustedes ya son parte de estas historias, vivirán eternas aquí en este lugar. -
Ante estas palabras, se formó un silencio, hasta que Stephanie mencionó:
-Leyendas urbanas... cuentos de terror... tú saliste del rio, tú eres... eres... Mariana... Mariana, la mujer que en un acto de locura, ahogó a sus dos hijos, y después, tú misma te mataste ahogándose en el rio, al no soportar lo que hiciste con tus hijos. -
Carol y Nicol, con miedo miraron de nuevo a la mujer, y sí, ella era Mariana, tal como la gente la describía, era la mujer ahogada del rio, la historia que miraron en la televisión.
Mariana muy triste expresó:
-Eso es lo que la gente cuenta, es la historia urbana que ellos hicieron de mí, de una mujer enamorada. -
Nicol, mirándola fijamente y notando su tristeza, le comentó:
-Dinos, entonces, cuál es la verdad Mariana. ¿No ahogaste, tú, a tus hijos? -
Ante la cuestión, la mujer vió a las tres jóvenes, giró su cara, ahora mirando hacia el rio, que estaba quieto, comentando:
-El amor... el amor hacia un hombre... es una tontería que te envuelve... -

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