Un secreto

9. Un buen mejor amigo te felicita aunque duela

Después de tanto tiempo (dos meses) mis padres llegaron a firmar un proyecto para la realización de una película, en la cual seré un personaje secundario. Ya saben, lo típico. La protagonista se enamora de un ser mitológico (un vampiro por lo que estoy enterado) mientras que un hombre lobo quiere el corazón de aquella chica (osea, yo). Una historia de fantasía y romance, con suspenso de por si. Después de todo, aprendo rápido; así que todos esos días de práctica me fueron suficientes para que me aceptaran como personaje secundario pero importante (y por el soborno de mis padres).

Aunque dejando todo el resúmen de estos meses, hablemos de Matthias. Pero primero dejaré mis cosas en el casillero de la escuela para no llegar tarde al salón. Y ya estando en mi pupitre o mesa, empiezo a reflexionar. Me he dado cuenta en estas últimas semanas de que Matthias ha estado más alejado de mí, o bueno, ausente. Aunque admitiendo que también estuvo así cuando ingresó a la escuela, no fue tanto como ahora. Actualmente es él el que dice que está ocupado, que no tiene tiempo de pasarla juntos (ni por un ratito) y eso me está frustrando. ¿La razón? Es obvia. Me molesta que ni siquiera se tome un momento para hablar con su mejor amigo, ¡Pero sí que habla con sus demás amigos! ¿Por qué siempre soy yo al que ignora? Supongo que es una maldición o algo por el estilo. Terminar siempre solo.  Además de que Bwin y Lucía han estado ocupados por los proyectos de clase (lo dejan a última hora), así que estoy solito ya que están en sus cosas. Pero observando bien las cosas... Matthias aún no ha llegado, y sólo faltan tres minutos para la campana. Debería dejar de enojarme por cosas innecesarias y pensar en los demás, aunque... Soy consciente de que ese enojo es sólo tristeza, pero por alguna razón se vuelve ira (aunque la sé ocultar muy bien) 

Y de pronto, me quedo quieto al ver a unos jóvenes entrando por la puerta agarrándose de las manos. Aunque, desearía que hubieran sido otras personas. En este mismo instante empiezo a sentir el dolor en mi pecho, mi corazón latiendo a mil y millones de pensamientos llegan a abundar en mi mente. Matthias y Anne eran los que tenían las manos entrelazadas. La mirada de Matt se dirigía a la mía, era obvio que yo estaba impactado; pero, el sólo me regalo una sonrisa avergonzada. Y lo único que se me viene a la mente es: ¿Qué carajos acaba de pasar? Anne y Matthias agarrados de las ¿manos? No... No pueden estar juntos. Matt me hubiera avisado, a menos que se haya olvidado... Okay, sólo debo prestar atención a clase. Todo está bien, todo está bien... ¿Por qué me afecta tanto? Dios... El amor es tan frustrante, y más si tienes que aguantar estos sentimientos que te matan lentamente. Bien, al menos llego a entender un poco la clase. No debo permitir que mis sentimientos me hagan caer, debo estar tranquilo, tranquilo, TRANQUILO. No llores, no debes llorar, no aquí. Ni siquiera sabes si en verdad está con ella, primero debes preguntar... Aguántate, aguanta... Eres fuerte, por Matt.

Intento e intento convencerme de que él y ella no son pareja, y así no llorar (sería vergonzoso). Además, debo ser un buen mejor amigo. Y me paso toda la clase intentando convencerme de que nada ha pasado, que no debo llorar y animarme hasta que suena la campana. Llego a ser el primero en salir hacia los casilleros, guardando mis cosas y sacando algunos libros. Luego voy al jardín del colegio y me recuesto en el mismo árbol de siempre, pensando en que no tengo el derecho de sentirme así ya que no es mi asunto o problema.

—Uff... Ya deja de doler.... Por favor — digo en un susurro, golpeando mi pecho justo en la parte del corazón.

—Principito.

Sobresalto al oir aquella voz, volteo la cabeza y miro a Matt.

—Oh... Hola... Matt.

—¿Puedo acompañarte?

Asiento mientras él se sienta a mi lado cruzando las piernas. Se ve nervioso, como si quisiera decirme algo (estoy cansado de que me miren así como si no supiera que me quieren revelar cosas).