11. ¿Qué duele más?

2 0 0
                                    

Han pasado algunas semanas desde que estoy en el hospital por aquel incidente. Mis padres no me han dejado volver hasta que las marcas desaparecieran por completo, así que estuve faltando a la escuela para reposar en esta camilla. Aunque admito que me siento mucho mejor, ya que no había podido dormir muy bien en días. Inconscientemente empezaba a temblar cuando un doctor o enfermero se acercaba, y por más que intentaba dejar de hacerlo no podía. Sentía... ¿Miedo? Tengo miedo... Por suerte, ese día más tarde, unas personas del estudio iban a desechar algo en la basura del callejón, y al verme me trajeron aquí. No recuerdo mucho pero desperté dos días después de que me internaron en el hospital, sin embargo, mi celular está destruido (no prende). Por el contrario, hoy me dan de alta; además, tendré que volver a terapia, y podré realizar mis actividades con normalidad (o eso dijo el doctor). Aunque... Me sentía más relajado al no hacer nada, pero quisiera ver de nuevo a mis amigos y a Matthias.

Luego de escuchar todas las recomendaciones del doctor, conversar (saludar) con el chófer y dormir un poco, llegamos a la mansión. Y abriendo la puerta, puedo sentir el corazón palpitar con velocidad. Ingresando, observo que el lugar anda vacío. Pero entrando a la sala veo a mis dos padres, aunque en esta ocasión están sin sus máscaras, porque van más serios de lo normal (y hablando de mi madre que es una gran mentirosa que esta ves no ha mostrado esa sonrisa falsa de siempre). Lo que significa que Jisung no está.

—Padre-.

—Cállate.

Escucho en seco la voz de Jonathan, y alzando más la mirada, Jenny también está furiosa. ¿Ahora que he hecho?

He estado en el hospital, es la razón por la cual no he ve-.

—Lo sabemos Mike.

—Lo que no entendemos es porque mierda no te defendiste.

—Padre, yo-.

—Ni te atrevas a disculparte. Por algo llevas MI MALDITO APELLIDO.

Y antes de volver a hablar, siento como soy sujetado del cabello por Jenny, haciendo que me quede perplejo; además, sentir el nerviosismo y el miedo entrando en mi interior, al punto de hacerme temblar.

—¡Eres un inútil! — grita mi madre. —¿Qué hubiera pasado si alguien más se enterara de lo que pasó? ¡Sería una humillación total para esta familia!

—Ni siquiera pudiste defender tu dignidad como un hombre perteneciente a mi apellido, eres una decepción Mike.

No se que es más doloroso. Los insultos y golpes de mi madre, o, que mi propio padre diga que está decepcionado de mí... Pero siendo sincero... Están siendo exagerados con sus reacciones, aunque supongo que es normal. Pues, enterarse que su medio económico se ha dañado los puede frustrar. Y sobre todo mi madre, ya que está obsesionada con ser perfecta y famosa, haciendo que también mi hermana y yo lo seamos al igual que ella.

—¡Te dejamos sólo un momento y con esto nos llegas! ¡¡¿POR QUÉ CARAJOS NO PUEDES SER JODIDAMENTE PERFECTO?!!

—Jenny, calma. Dejalo, que el mismo se castigue. No vale la pena seguir gritando, no te vayan a salir arrugas.

—Tch, bien. Vete a tu cuarto, no quiero ni verte.

Me siento asombrado al escuchar las palabras de Jonathan, ¿Me está defendiendo? Bueno... No suena como si lo estuviera haciendo, pero nunca le había intervenido a mi madre. Lo único que puedo hacer es retirarme e irme a la habitación. Ya llegando sólo puedo mirar el suelo cerrando la puerta, con una pregunta en la mente:
¿Qué acaba de pasar aquí?

Esto es muy gracioso, la situación pasó bastante rápido y por una estúpida tontería. Me violaron. ¿Y a mis padres les importa? ¡No! ¿Por qué creí qué llegarían a consolarme? Jaja, eso es muy estúpido de mi parte. Es verdad que debí defenderme, debí pelear y demostrar porque llevo este apellido. Debí cuidar mi cuerpo, debí tener dignidad... Debí y debí. Jaja, ellos tenían razón... Mi papá tenía razón. Yo mismo iba a castigarme diciéndome todas estas mierdas, que cada una es una maldita verdad. Por el contrario estoy siendo exageradamente exagerado, si es que eso es una palabra. Joder... Mis lágrimas caen, no quiero llorar. Soy fuerte, debí ser perfecto. Pero ¿Por qué perfecto? Porque mi madre lo quiere, ¿verdad? Dioos, hablando de nuevo solo. ¡Pero qué más da! Qué más da... Porque duele... Y mucho. Duele no tener el apoyo de mis padres, el sólo culparme por lo que pasó. Duele que estén decepcionados de mí, duele que sean así... Jaja... Y mientras me recuesto apoyando la espalda en la pared, y abrazando mis piernas, quisiera no vivir y dejar de sentir este dolor que me come cada día y noche... Aunque, otras personas deben estar sufriendo peor que yo. ¿Para qué quejarse? Si lo único que hago es cometer errores, y muy graves. Desde niño soy así, ¿Será un defecto mío? Me dan todo, comida, techo, dinero, ropa, una familia. ¿Pero yo qué les regreso? Errores, decepción, consecuencias, humillación, y sobre todo SER PATÉTICO. No sirvo ¡Ja! Soy una mierda total, alguien insignificante que sólo sigue órdenes para poder seguir. Una persona estúpida y enamorada de alguien que jamás se fijará en alguien como yo. ¿Y por qué meto esto? No lo se, no se ¡No lo se!

—¡NO SE PORQUE ESTOY ASÍ! — una risa sin gracia sale de mis labios. —Soy un fenómeno, un débil y estúpido chico que intenta hacer de TODO por encajar. Alguien sin sueños propios, un mentiroso e hipócrita. Un perdedor, un jodido y MALDITO PERDEDOR.

Y ¡Pum!, suena la pared al ser impactada por mi puño derecho repetidas veces, empezando a volverse morado mis nudillos. Por otro lado intento contener las lágrimas, me siento enojado. Enojado conmigo, siento ira acumulada; pero que en realidad es tristeza.

—Que estúpido, ira en vez de tristeza. Soy un bicho raro...

—¿Quién es un bicho raro? — menciona Jisung, cerrando la puerta del cuarto.

Me pongo tenso al observarla justo a mi al frente, porque no me había dado cuenta de su llegada. Además, llego a regalarle una sonrisa forzada, ya que no quiero que me vea así de lamentable o ridículo.

—No es nadie... ¿Qué haces p-por aquí Jisung...? — pregunto siendo consciente de mi voz temblorosa por las ganas de llorar, pero sigo forzando una sonrisa.

—Quise venir a saludar pero... Mike, ¿Estás bien?

—Sí. ¿Por qué no lo estaría?

—Hermano, no me mientas. Tu voz está entrecortada y temblorosa, finges una sonrisa, y tus ojos se ven cristalizados. Algo ha sucedido y no me lo quieres contar, además de que me he dado cuenta del moretón en tus nudillos.

—Bien, de acuerdo. No estoy tan bien como debería, pero tranquila, luego se me pasa. — afirmo soltando una risa sin gracia, intentando no tomarle importancia a lo que siento. —Pequeños problemas, insignificantes. No me hagas caso, tienes otras cosas más importantes que hacer. Son asuntos de hermano mayor jaja, tonterías. Mejor ve a cenar algo, es tarde y necesitas dormir.

Y de pronto, las lágrimas caen. Justo después de sentir el abrazo de mi hermanita, haciéndome temblar.

—No tienes que fingir conmigo hermano.

—Yo...

—Tranquilo, no estas solo. Lo que pasó no fue tu culpa, ni será nunca tu culpa. Jamás serás el culpable por lo que pasó, ¿Entiendes?

Pero sólo puedo romper en llanto, llegando a abrazarla fuerte mientras ella me devuelve el gesto.

—¿Por qué mamá y papá son así conmigo? No fue muy intención retrasar la película o la sesión de fotos por lo sucedido. Quise defenderme, en serio. Pero no pude, no pude... Tenía miedo, bastante miedo...

—Esta bien, esta bien... Tranquilo, no te preocupes hermanito... No estás solo.

Sé que no soy el culpable de lo que pasó, pero me siento tan inservible. No quiero que duela, no quiero... Pero duele mucho. Duele no ser lo que quieren que seas.

Un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora