-38-

74 17 2
                                    

By Tom

Domingo, domingo 5:25 am ahora mismo debería de estar durmiendo plácidamente en mi cómoda cama con la calefacción y shadow a mi lado pero ¿Donde estaba? afuera de mi club, sentado sobre el capo de mi auto contemplando el amanecer y sintiendo el aire fresco y frio de la mañana fumándome mi quinto cigarrillo con el rostro ensangrentado, que ni siquiera me moleste en limpiar la sangre que aún escurria por mi nariz y labio roto, mi camiseta estaba empapada de la sangre que brotaba de la apuñalada que recibí en el costado derecho no muy profunda pero lo suficiente como para tener que coser la herida, tenía un par de navajazos mas por mis brazos unos pocos nada graves, la sangre que había salido por esos rasguños ya estaba seca, seguramente mañana amaneceria con algunos moretones sobre mi pecho, torso y rostro, nada nuevo ya me lo esperaba.

Sobre la entrada del club estaban los chicos sentados recargados sobre la pared, adormilados, ander se había ido hace unas horas, andreas volvió cuando dejó a Joseph en el hospital, habían sufrido algunos golpes fuertes y alguna que otra herida de navaja pero estaban bien. Aún no podíamos largarnos ¿Porque? por que tuvimos que vigilar un poco por si se atrevían a regresar y no es que nos hallan metido una paliza si no que la cosa se pondría más grave y no quería que ni uno más de mis amigos saliera lastimado, Joseph bajo la guardia, el cabron que le disparo obtuvo su merecido no murió pero estuve a punto de hacerlo, en el último momento el cabron de mechas verdes casi me suplicaba que los dejáramos escapar, éramos 6 contra 10 y aun así teníamos la ventaja contra aquellos idiotas músculosos y grandes, se largaron no sin antes suplicarme claro no lograrían irse tan fácilmente, con el arma que ander me dio apuntando a la cien de aquel chico de mechas logre que se meara encima y pedirme casi llorando que no los matará, lo dude algo raro, pero los deje irse no sin antes recordarles que estaban en mis calles.

Mi ciudad y mis calles, mías.

Solamente mías, tuve que recordarles que mis cosas son MIS cosas y de nadie más, odio compartir y si alguien toca lo que me pertenece, lo que es mio se acordara de mi de eso me encargare.

El club había quedado destrozado, mesas, sillas, la barra, botellas rotas, aparatos de sonido rotos, sangre por todo el suelo, pared, estaba hecho mierda todo había sido un caos, así que teníamos que cerrarlo temporalmente hasta que todo quedara como antes, nos quedaríamos sin nuestras ganancias semanales ese era una pequeña desventaja, lo importante era que habíamos ganado la pelea, estoy seguro.

En aproximadamente 2 horas "tendría que haberme despertado" para la universidad, quería dormir un poco estaba agotado me dolía todo el cuerpo, la herida del costado aún seguía sangrando me terminaría desmayando si no hacia algo rápido. Así que le di una última calada al cigarrillo y suspire pesadamente, mi mano se pego fuertemente a la herida del costado y me presione con fuerza empapando toda mi mano en el acto, hize una mueca de dolor y con poca dificultad me intenté poner de pie en camino a mi auto, camine lentamente encogiendome de las pequeñas punzadas que me hacían soltar algunos quejidos pero al final logré llegar a la puerta del auto.

- Ya pueden irse, limpien sus heridas y descansen un poco hagan lo que quieran, georg encárgate de cerrar el club y dar aviso que será cerrado temporalmente, oscar asegurarate de que nadie visite a Joseph aparte de nosotros, yo me encargare de lo demás, habrán cambios les llamare luego.- sin esperar una respuesta abrí la puerta del auto y me adentre, al tomar asiento la sangre chorreaba de mi mano manchando los asientos de cuero negros la sangre es difícil de quitar así que me quite la camiseta empapada e hice presión sobre la herida lastimandome un poco por el roze de la camiseta, encendí el auto y arranque.

Conduci lo más rápido que pude me salté algunos rojos y señales de autovía a esta hora de la mañana las personas comenzaban a salir hacia sus trabajos o a clases, así que había mucha gente por cualquier lado, tráfico pero por suerte conocía algunas calles que me harían llegar más rápido a casa, las tome tardando menos de lo que yo había pensado, estaba comenzando a sentirme débil estaba perdiendo mucha sangre, la herida era más profunda de lo que había imaginado nisiquiera me moleste en verla, la sangre recorría desde mi costado por mi cintura hasta el pantalón absorbiendola, esta lo manchaba, parte del asiento tambien, todo el camino maneje solo con una maldita mano.

Encerrado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora