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Akira.

—No sé de lo que hablas.—Susurro.

—¿No te acuerdas cuando tenías que encargarte de Lincon y decidiste hacer un berrinche?

Niego.

—Vaya, creo que tu mente es una mierda.—Se queja.—Me estoy cansando de ser la que relata, Pero bueno, resulta que cuando estaba con Lincon él te quería más a ti que a mí, por eso tú tenías que cumplir con mi trabajo—Se encoge de hombros—No era la gran cosa, solo lo que debe hacer una mujer en la cama...

—¡MIENTES!—Grito asqueada.

—Un día.—ignora mi grito.—Te fuiste de casa y te hiciste cambio de imagen, que no sirvió de mucho. Porque Lincon te termino encontrando, y cuando te encontró fue en casa del hijo de Víctor, y te estabas desangrando.

—El accidente.—Dice Alan procesando todo.—Grace... t-tú no eres la mujer de la que me enamore.

Grace rueda los ojos y vuelve a mirarme.

—Yo...

Mi mente se prende como si de un flashback se tratara.

Las imágenes vienen de golpe.

Mi cabello naranja.

Yo con piercing.

Yo con Damon.

Yo con... Lincon.

El escape.

El incendio de la casa de mi amiga.

Mi miedo hacia Lincon...

Cuando Damon...

Joder.

—No lo sabías.—Agrega la mujer que dice ser mi madre.—Vaya... realmente pensé que te estabas haciendo la estúpida.

—¿Por qué?—Pregunto en un sollozo y siento la mano de mi padre en mi hombro.

—Me cansé de repetirlo, nunca te he querido, jamás lo haré, Akira. Te desprecio con toda mi alma.—Escupe esas palabras.

—Eres una mala madre... Un monstruo.

—Lo soy, y no me arrepiento de nada. ¿Sabes lo que sentí cuando tu hermano por fin murió?—Pregunta.—Felicidad, plenitud, sentí que me sacaron un gran peso de encima.

Me siento como si mi mundo se hubiera derrumbado. La tristeza y la incredulidad me invaden al escuchar las palabras de mi madre. ¿Cómo pudo hacer algo tan horrible? ¿Cómo pudo matar a mi hermano y obligarme a hacer cosas asquerosas con Lincon?

No puedo creer que la persona que me dio la vida sea capaz de tanto daño. Me siento traicionada, me siento como si mi infancia y mi juventud hubieran sido una mentira. Todo lo que pensaba saber sobre mi madre era falso.

Pero a medida que las palabras de mi madre siguen resonando en mi mente, la tristeza y la incredulidad se van transformando en odio y venganza.

Odio hacia mi madre por lo que me hizo, por lo que me obligó a hacer. Odio hacia Lincon por ser cómplice de todo esto. Y venganza, venganza por todo el daño que me han causado. Los odio, ojalá está hija de puta hubiera muerto de verdad...

Ojalá no haber tenido una madre nunca.

Me siento como si mi corazón estuviera ardiendo de rabia y dolor. Quiero hacerle pagar a Grace por lo que hizo. Quiero hacerle pagar por matar a mi hermano, por obligarme a hacer cosas asquerosas. Quiero que sufra como yo he sufrido.

La adrenalina corre por mis venas, estoy lista para hacerle pagar por todo el daño que me ha causado. No voy a permitir que se salga con la suya, no voy a permitir que siga viviendo como si nada hubiera pasado.

Sin importarme nada de lo que diga me abalanzó contra ella, me importa la mierda si detona los malditos explosivos. No me importa morir hoy, porque si muero, me aseguraré de hacerla sufrir. Haré que llore sangre.

—Demuestra de lo que estás hecha.—Habla Grace intentando de defenderse.—Vamos Yuri, defiéndete.

Yuri.

Ese nombre.

Yo...
Yo soy la jodida Yuri.

Siento como un gran balde de agua fría me cae encima mientras los recuerdos empiezan a golpearme.

Eso me toma desprevenida y me derriba fácilmente haciendo que quede en desventaja.

Damon.

Me llega un mensaje de Alan, en el cual no hay nada más que una ubicación.

Nada que indique la razón del mensaje, pero no me pienso quedar aquí como si nada. Prefiero perder el tiempo que después lamentar por no haber llegado. No sé nada de mi mujer y eso me preocupa, saber que puede que ambos estén involucrados me pone de nervios.

Dejo a mi hijo en casa con los chicos y emprendo mi viaje. Mi mente está llena de pensamientos y preocupaciones. ¿Qué le ha pasado a mi mujer? ¿Está involucrada en algo peligroso?

Llego a la ubicación que me envió Alan y veo que es un edificio abandonado en las afueras de la ciudad. Me bajo del coche y me dirijo hacia la entrada. Estoy nervioso, no sé qué me espera dentro.

Al entrar, veo a Alan esperándome. Está serio y preocupado.

—Gracias por venir —dice.

—¿Qué pasa? —pregunto, mi voz llena de preocupación.

Él solo me mira con lágrimas en los ojos, jamás pensé que vería a este viejo llorar, y si lo está haciendo es porque las cosas no andan bien.

Dominame [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora