Capítulo 31: Secretos del Pasado

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María se acercó a Hani y le pone la mano en la cabeza y le dice.

-No te preocupes querida, todo va estar bien estaremos juntos.-

Y mientras María decía esto escuchan un ruido en la entrada, Eric se asoma por la ventana y ve que es están siendo invadidos. Eric dice.

-Escóndanse rápido.-

María se lleva a Hani y la encierra en un closet.

-No mamá deja pelear.- le dijo Hani protestando.

-No señorita te quedas aquí, tengo que ir ayudar a tu papá y llamar a Camelia.- le responde María cerrando la puerta.

Por otro lado Eric, empieza a disparar y matar a los invasores, María también toma un arma y comienza a disparar, entonces desde lejos escucha una voz.

-¡Alto al fuego!.-

-Capitán Eric, es un gusto verlo a usted y su esposa, espero que estén bien. Mi visita es corta pero importante, quiero que por favor me entreguen a su hija Hani y yo les devolveré a su hija Camelia o algo así es que se llama.-

-¡Camelia!.- exclama María. -No puede ser Eric.- añade María.

-¿Dime quien eres en realidad tu? ¿Y porque quieres a Hani?.- pregunta Eric.

La chica sale caminando como una modelo, ella lleva un vestido corto y unos botines altos negros, Eric la mira mientras ella se acerca ellos.

Ella extiende su mano y se presenta.

-Hola me llamo Tamara Rendón, no seas grosero me estoy presentando.-

Eric estrecha la mano de Tamara. Después ella le dice.

-Muy bien, señor Linares estoy aquí para negociar.-

-¿Negociar que?.- pregunta Eric.

-Pues la entrega de una de sus hijas por supuesto, haber Camelia es su hija biológica y Hani es su hija adoptiva es decir sabemos cuál es su prioridad no, entonces si me das a Hani yo te regreso a camelia.- le dice Tamara mientras se cruza de brazos.

Eric la mira serio no sabía que responderle, María lo toma del brazo, y Tamara cansada de esperar a Amber y ella se acerca llevando el celular y Tamara le dice a Eric.

-Escucha, capitán te voy hacer la vida más sencilla, te voy a dar tiempo, hasta mañana en la tarde puede ser por hay hasta las cinco (5:00), nos veríamos en mi casa ya que me tocó comprar otra porque tú y tus amigos me destruyeron la otra, entonces hay te envié la dirección de mis casa, y te espero con Hani para yo entregarte la otra y para saber que si irás, despídete de tu hija.-

Y Tamara prosigue en mostrarle un vídeo de Camelia amarrada y amordazada. Eric y María quedaron sorprendidos al verla.

-Si le haces algo.- le dijo Eric amenazándola.

-No te ofusques, que no le voy hacer nada por ahora, y quiero que entiendas que yo no estoy jugando y otra cosa no llegues tarde porque me gusta tomar el té a las cinco, nos vemos.- le dice Tamara ella se da la vuelta y se va.

Amber y los demás le apuntan a Eric mientras Tamara regresa, y ella se sube a su auto y se va.  Después María deja salir a Hani y le cuentan la sucedido y ella se preocupa.

-Tenemos que salvarla.- dice Hani.

-Si pero tú te quedas.- le contesto Eric.

-¿No porque?.- pregunta Hani.

-Porque si te atrapan todo abría sido inútil, además vas hacer madre.

Eric le da un beso en la frente y se va déjalas sin mirar atrás, mientras Tamara en el carro se va limando las uñas y cruzada de piernas, Amber la mira y le pregunta.

-¿Señorita estas segura que Eric va a llevar a Hani.-

-No, el no lo hará, sabiendo como es él jamás nos entregará a Hani, es más estoy segura que tratara de emboscarnos.- le dice Tamara.
Amber la mira y vuelve y le pregunta.

-¿No estás preocupada?.-

-¿Y porque debería estarlo?, para eso te tengo a ti.- le responde con mucha seguridad Tamara.

El viento soplaba a través de las ventanas, llevándose consigo las últimas dudas de Amber. Ella era leal a Tamara, y su deber era protegerla a toda costa. Por eso Tamara confía mucho en ella.

Mientras en el sótano de la mansión de Tamara era un laberinto de sombras y secretos. Camelia, atada a una silla, luchaba contra las cuerdas que le aprisionaban las muñecas.

-Tengo que salir de aquí, Dios mío ayúdame a salir aquí.- dice camelia.

Y mientras decía eso escucha un ruido y su mirada desafiante se encontró con la del científico que estaba en la celda contigua. El hombre, con gafas y cabello revuelto, el era otro prisionero que tenía Tamara. Ella lo mira y le pregunta.

-¿Quién eres tú? ¿Por qué estas aquí?.-
El científico sonrió con amargura.

-Mi nombre es Dr. Alexander Kessler. Y estoy aquí porque Tamara lo desea. Y es lo mismo que tu.-

-¿Qué quiere de nosotros?.- le pregunto Camelia.

-Respuestas. Secretos. La mente de Tamara es insaciable. Ella cree que la ciencia puede desentrañar cualquier misterio, incluso el de la aniquilación humana.- responde el Dr.

Camelia frunció el ceño.

-¿Aniquilación? ¿Qué tiene que ver eso con nosotros?.- pregunta Camelia confundida.

Él la mira y le pregunta.

-¿Disculpa como te llamas?.-

-Mi nombre es Camelia linares.- responde Camelia.

Él se pone a pensar en dónde había escuchado ese apellido antes y recuerda a Eric y el le pregunto con un poco de duda.

-¿De casualidad tu eres familiar de Eric Linares?.-

-¡Si!. Él es mi papá.- contesta ella.

Él se sorprende y su mirada cambio a terror, camelia no entiendo por qué y se seguía retorciéndose en la silla.

-¿Y tú? ¿Por qué fuiste capturado?.- le pregunto Camelia.

-Porque soy un traidor. Trabajé para una organización, pero me di cuenta de sus verdaderas intenciones. Ahora estoy atrapado por mis errores, pero veo que uno jamás podrá huir de su pasado.- le dijo el doctor mirando el piso.

Y en ese momento Tamara llega a la mansión, Amber sigilosa, siguió a su jefa por los pasillos, sus botas resonando en la piedra fría. Cuando llegaron al sótano, el aire se volvió más denso, cargado de secretos y peligro.

Camelia, atada a la silla, levantó la cabeza al oír los pasos. Sus ojos se encontraron con los de Tamara, quien sonrió con malicia.

-Camelia, querida. ¿Te has sentido cómoda en mi ausencia?.- le pregunto Tamara sonriendo pasando por el lado de ella.

Camelia apretó los dientes. Y pregunto.

-¿Qué quieres de mí?.-

-¡Oh!, no mucho. Solo el código para activar la bomba que está a punto de destruir la ciudad.
¿Lo tienes, querida?.- le dice Tamara.

Camelia negó con la cabeza.

-No sé nada de ninguna bomba.-

-Lo imagine tu papá jamás te lo diría, es una lastima pero por otro lado ¿Qué me dices tu?.- le pregunto mientras se gira al científico.
El científico, en la celda contigua, tembló.

-No puedo ayudarte. No sé nada sobre ninguna bomba.-

Tamara se cruzó de brazos, su mirada se volvió helada.

-Eso es una lástima. Porque, ¿sabes qué? Tengo una debilidad por la tortura. Y tú, mi querida Camelia, eres la llave para obtener lo que quiero. Solo esperemos que tú padre si acepte.-


El Código de la Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora