III- " El primer Movimiento"

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Los días pasaron, pero para Alastor, cada minuto parecía cargado de anticipación. Sabía que Lucifer estaba cerca, observando, esperando el momento adecuado para hacer su próximo movimiento. La tensión entre ellos había crecido hasta un punto donde la simple espera se volvía insoportable, como un tamborileo constante en su mente.

Una noche, mientras Alastor se encontraba en su morada, rodeado de las sombras que tan bien conocía, sintió un cambio en el aire. No era una brisa ni un sonido, sino algo más profundo, una vibración en el tejido mismo de la realidad. No necesitó volverse para saber que Lucifer había llegado. Lo sentía en cada fibra de su ser.

Has tardado más de lo que esperaba- comentó Alastor, manteniendo su tono casual mientras se giraba lentamente para enfrentarlo. Lucifer estaba allí, apoyado con desdén contra una pared, como si su presencia allí fuera lo más natural del mundo.

Las cosas buenas toman tiempo.-  respondió con una sonrisa astuta.- Además, quería darte tiempo para prepararte. No quiero que digas que te tomé por sorpresa.

Alastor levantó una ceja, desafiándolo con la mirada.- ¿Y cuál es tu plan? ¿Vas a intentar sorprenderme de nuevo?

El Caído se acercó lentamente, su andar era seguro y lleno de una confianza que el pelirrojo no podía evitar admirar, aunque jamás lo admitiría en voz alta. - Esta vez, quiero hacer las cosas bien. Sin trucos, sin disfraces. Solo tú y yo, cara a cara.

El demonio sintió una oleada de emoción correr por su cuerpo. La idea de enfrentarse a Lucifer de esa manera, sin máscaras, lo intrigaba. Había pasado tanto tiempo detrás de juegos y estrategias, que la honestidad brutal de la propuesta lo atraía de una manera inesperada.

¿Y qué sugieres entonces?- preguntó cruzándose de brazos, dispuesto a escuchar.

El rubio extendió una mano hacia él, un gesto simple pero cargado de intención. - Baila conmigo.

Alastor lo miró con sorpresa, pero no pudo evitar sentir una chispa de curiosidad. -¿Bailar?,¿Eso es todo?

Lucifer sonrió, había algo en su mirada que prometía que el baile sería cualquier cosa menos simple.-El baile es solo el comienzo, Alastor. Un preludio a algo mucho más profundo.

Por un momento, el pelirrojo vaciló, pero luego, con una decisión repentina, tomó la mano del rubio. La piel del ex-angel era cálida, su toque firme pero sorprendentemente suave. Lucifer lo guió hacia el centro de la habitación, donde la oscuridad los envolvía como un manto.

Sin necesidad de música, comenzaron a moverse, sus cuerpos sincronizándose de una manera que sorprendió a ambos. Cada paso que daban era una manifestación del poder y la atracción que existía entre ellos, una danza que era tanto una batalla como una seducción.

Lucifer lo guió con habilidad, pero Alastor no se dejó dominar tan fácilmente. Cada movimiento era un desafío, una demostración de que no sería fácil doblegarlo. Pero en cada giro, en cada paso, había una creciente intensidad, un fuego que crecía con cada segundo.

Finalmente, en un movimiento que tomó a Alastor por sorpresa, El ex-serafín lo atrajo hacia sí, sus cuerpos chocando con una fuerza que envió una chispa de electricidad a través de ellos. Lo sostuvo allí, sus rostros a solo centímetros de distancia.

¿Lo sientes, Alastor?- susurró con voz ronca de emoción contenida. -Esta es solo la superficie de lo que podríamos crear juntos.

Alastor, sin aliento, no respondió de inmediato. Pero en el fondo, sabía que Lucifer tenía razón. Había algo entre ellos que era más grande de lo que podía comprender en ese momento. Algo peligroso, pero también tentador.

Antes de que pudiera decir algo, Lucifer levanto la cabeza, lo jalo hacia abajo y lo besó. Pero esta vez, no fue un beso robado, sino un acto deliberado y profundo, cargado de una pasión que los envolvió a ambos. Alastor sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies, como si el mundo entero se hubiera reducido a ese momento, a ese beso.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban respirando con dificultad, sus ojos brillando con un fuego que no se podía apagar tan fácilmente.

Lucifer sonrió, esta vez con una calidez que sorprendió a Alastor.- Esto es solo el principio, Alastor. Hay mucho más que explorar, si te atreves.

El ciervo lo miró, su corazón aún latiendo con fuerza, y supo que no había vuelta atrás. El juego que habían comenzado los llevaría a lugares que ninguno de los dos podía prever. Pero por primera vez en su vida, Alastor no temía lo que podría venir. Estaba listo.

Entonces vamos.- dijo, con una determinación renovada.-Llévame a donde quieras, Mi señor.

Y con esas palabras, el juego realmente comenzó.

El Pantano de los Lirios Blancos [Appleradio] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora