La talentosa estudiante de medicina, Lisa Rancord, se encuentra con Zyran Astreon, un demonio quien dice haber escapado por culpa de un ángel, pero no le contó toda la verdad a Lisa, el verdadero motivo de su escape, del cielo a la tierra.
-Hija, sabes que siempre te voy a querer y que sabes que siempre te apoyare con lo que necesites, pero a mi me hubiera encantado que hubieras estudiado administración o contabilidad, ya sabes para que en un futuro pudieras manejar la empresa. -hablo mi padre mientras daba un trago a su licor.
-Ahh, papá ya entre a la carrera hace 4 años y sigues con eso?, admito que me encanta la idea de manejar una empresa y tener el poder, pero nunca me ha gustado la administración y lo sabes. -le dí un abrazo y un beso en la mejilla. -tengo que irme a dormir, tengo que ir mañana a temprano a la universidad. -sonreí a lo que él también me dedico una sonrisa.
-Buenas noches, hija. -se despidió.
Subí a mi cuarto y comencé a organizar mi escritorio guardando algunos libros en mi mochila y otras cosas en los cajones, mientras limpiaba encontré una nota que me había dado Mateo, mi ex, decía lo siguiente: "sé que lo que hice estuvo mal, pero te ruego que hablemos por favor, mañana a las 8"
Con enfado arrugue el papel y lo tire a la basura, hasta me fui a dormir enojada por la nota que me dejó el muy descarado.
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"Porque me resultas tan llamativa?, siento que tu alma me llama a gritos y eso me excita, jamas me había pasado esto, espero encontrarte"
Desperté confundida con el pensamiento vago hasta que caí en cuenta de lo que soñé, fue verdaderamente extraño lo que dijo, nisiquiera pude ver su cara pero su voz era escalofriante, era como sentir tarantulas haciendote cosquillascon sus patas peludas.
No le tomé mucha importancia y seguí durmiendo, al rededor de las 6 de la mañana volví a despertar era hora de prepararme para ir al hospital, definitivamente estudiar medicina no era nada fácil.
Desde que me preparaba hasta que llegue al hospital estuve pensando en ese extraño sueño, en toda mi vida había soñado cosas raras e idioteces pero ninguna se comparaba con eso, llegando al hospital debido a los pacientes olvidé por completo ese sueño extraño.
Después de un día bastante largo a mi parecer llegue a casa únicamente viendo a mi hermano en la sala viendo una película.
-Lisa, compre algo de helado, tu favorito, como te fue hoy? -me saludó Gabriel con una sonrisa brillante.
-Fue duro, sobre todo porque mi primer caso del día fue un accidente de motocicleta, ya te imaginaras.-reí con malicia.
Me tumbe en el sofá haciendo la cabeza hacia atrás, suspirando cansada por la pesada guardia dejé de lado mis zapatos colocando mis pies en la mesa de la sala, extendiendo el brazo, pidiendo un poco de helado.
-Simplemente no entiendo como llegas a soportar estar de pie tanto tiempo-. Me entregó la cubeta de helado de chocolate, raspando así con la cuchara para luego llevarla a mi boca.