Capítulo 01.- La reina del tablero.
Fecha desconocida.
Dean Causer.
Observé en silencio como los hombres iban desalojando poco a poco las duchas. Yo pronto terminé de vestirme con el uniforme que me entregaron aquí y cuando estuve finalmente listo, busqué salir del lugar que ya se hallaba en absoluta soledad.
O eso pensaba.
Antes de siquiera poder cruzar la puerta, tres hombres; mis compañeros, ingresaron con aire amenazador, observándome con fijeza. No me intimidé, simplemente les sostuve la mirada a los tres.
―¿Ya se va, capitán? ―Inquirió uno de ellos―. Si acabamos de llegar.
Puso su mano en mi hombro y me dio un apretón que no pretendía ser amistoso.
―Si lo que quieres es a alguien que te enjabone, pídeselo a tus amigos. Se les nota en la cara que estarían encantados.
Soltó una risa seca.
―Es muy soberbio como para ser un miembro de las fuerzas armadas que cayó aquí por asesinar a su mujer ―dijo―. ¿Por qué la mató? ¿Otro se la cogía y asesinarla fue su venganza?
Mi mandíbula se tensó.
―Menciona a mi esposa una vez más y te aseguro que te arranco la lengua con mis propias manos.
Rio.
Pronto sacó una navaja del bolsillo de su uniforme.
―Yo soy más practico; no usaré mis manos para quitarle la lengua, yo prefiero cortarla.
Rápidamente le dio una señal a los dos otros hombres para que me tomaran y me inmovilizaran.
―Esto no te conviene...―Advertí―. Yo no doy segundas oportunidades.
―¿Cree que me asusta? ―Se burló de nuevo―. Allá afuera tendrá decenas de militares y un ejército entero que lo respalde, pero aquí dentro, no tiene nada. No es nadie.
―No necesito de nadie para salir ileso.
Me sostuvieron con más fuerza.
―Veamos.
Él buscó apuñalarme, pero antes fui más rápido y con ayuda de los hombres que me sostenían, levanté mis piernas y estampé ambas en contra del tipo de la navaja. Él cayó hacia atrás sobre su espalda.
De un solo movimiento me libré de uno de los hombres y lo usé para aventarlo contra el otro, logrando que ambos se alejaran. No conformé con eso, devolví un golpe lleno de rabia cuando uno de ellos pretendió lanzarse contra mí.
Supe exactamente dónde golpear para qué él cayera al suelo. Tan pronto lo hizo, el otro se me fue encima pero con movimientos hábiles logré derribarlo después de que lo estampé un par de veces contra la pared. El último, logró recomponerse y venir a mí sosteniendo la navaja.
Logró hacerme un corte superficial en el brazo, pero lo logró más ya que hábilmente le hice una llave, lo golpeé y lo derribé. La navaja cayó a nuestro lado y solo para acabar con esto rápido, la tomé y la clavé en su cuello varias veces, logrando que la sangre saliera disparada al mismo tiempo que él se quejaba y se ahogaba con esta misma.
Apreté los dientes antes de finalmente detenerme.
Los otros dos hombres estaban inmóviles viendo tal escena.
Tomé una respiración honda y me levanté con lentitud.
―Sé quién los mandó a matarme, así que quiero que vayan y le hagan llegar este recado ―Mascullé viéndolos a ambos―. Díganle al gobernador que no importa cuántas veces lo intente, que no importa cuántas veces mande a su gente a matarme mientras esté encerrado, no importa porque no va a conseguirlo. Saldré con vida de este puto lugar y cuando lo haga, iré tras él. Díganle a ese hijo de puta que se cuide porque iré tras él.
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El juego de Lucifer. Parte II.
RomanceLucille Feramore estaba segura de algo: su último golpe aún estaba por llegar y esta vez sería más fuerte que los anteriores. Dean Causer, por su parte, sabía que no podía permitirse otra debilidad, no después de perderlo todo por culpa de ella. Ah...