Después de salir del hospital, Carlitos, todavía medio mareado, le dio las gracias al cucaracho, quien, sin pensarlo dos veces, le respondió con un abrazo y un "nos vemos,lindi". Cuando llegó a su casa, su perrito lo recibió con tanta emoción que casi lo tira al piso. Carlitos, con una sonrisa, fue directo a la cocina para hacerse algo de morfar, ya que su celular estaba hecho pelota y lleno de caca por el accidente, así que pedir delivery era imposible.
Decidió hacer arroz, pero lo único que logró fue carbonizarlo. Mirando la olla, soltó: "¡Pero qué desastre, esto no es arroz, es carbón activado!". Como no le quedaba otra, se fue a la pizzería del barrio, soñando con una pizza bien cargada de muzzarella.
Al llegar, se encontró con que lo atendía el cucaracho, que estaba más colorado que un colectivo lleno en verano. Carlitos pensó: "¿Qué onda, te achicharraste con el horno o qué?". El cucaracho le tomó la orden todo nervioso, y cuando le entregó la pizza, le dio un papelito con su número de teléfono, como si fueran dos adolescentes.
Carlitos lo miró de reojo y le tiró: "¡Sos un boludo! No tengo celular, está hecho mierda". Pero el cucaracho, más lanzado que nunca, le dijo: "Yo puedo ser tu sugar daddy y comprarte lo que quieras, bombón".
Carlitos le dijo: "¿Con tu sueldo de pizzero? ¡No te alcanza ni para un par de medias al contado, todo lo pagás en 76 cuotas". Y con eso, se fue.
Mientras se alejaba, escuchó un grito atrás suyo,una rata lo había mordido al cucaracho
FIN
