Capítulo 1:

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El sol respladeciente se colaba por la pequeña fisura de la cortina que daba hacia la cama, me revolví en mis sábanas, buscando que la oscuridad me llevara una vez más a los brazos de morfeo, fracasando en el proceso, pues, una mujer de cabellos negros como la noche y gran sonrisa, había irrumpido mi sueño dejando al descubierto mi cuerpo con pocas ropas al frío de la mañana.

-¡Buenos días, cariño!, ¡hoy es nuevo día!, ¡en 15 minutos te quiero abajo ya sentado!. - Informó mientras desaparecía de la poca vista que tenia.

El sol me dio directo a la cara, cerré mis ojos para poder acostumbrarme a la luz, cosa que tardo unos segundos. Me levante, estire, entre al baño, hice mis necesidades, me lave, salí del baño solo envuelto en una toalla alrededor de la cintura y me termine vistiendo con mi uniforme escolar.

Mi cabello negro igual que el de mi madre, mis ojos verdes como esmeralda, mi piel pálida y delicada, mi uniforme con camisa azul claro, corbata azul oscuro, pantalones negros y zapatos del mismo color. Así vestía, y probablemente así me verían todo el tiempo.

Sali de mis aposentos con un gran y fuerte bostezo, camine escaleras abajo para encontrarme con mi madre de espaldas dentro de la cocina.

Le di los buenos días y tome un poco de jugó que estaba en la pequeña mesa cuadrada color blanco, tome mi bolso para colocarmeló en el hombro y mi madre me paso la tostada con queso para que desayunara por el camino.

Me despedí de ella y salí de casa por la puerta principal, camine por las solitarias calles esperando a que este sea el día más normal que tenga.

-¡Buenos días Aidel!.

Es una pena que nada salga como quieres, ¿verdad?.

-Hola.

-¡Hombre no seas así!, ¡¿no estas contento por la vuelta a clases?!.

-No, ya quiero vacaciones.

El chico que había acabado con mi paz resoplo, cansado. Kairo Khalid, mi autoproclamado mejor amigo, ojos verde claro, piel morena, cabellos marrón oscuro rizado, y vestido con mi mismo uniforme escolar, un tipo alegre y optimista, y la razón de mis dolores de cabeza cada mañana.

-¿Vacaciones?..., Para mi tardaron demasiado... - Murmuro al final, colocando sus brazos sobre su cabeza y siguiéndome el paso.

-¿Enserio?..., creo que fueron las más cortas de mi vida, aunque se por que.

-¿porqué?.

-Porque me molestaste todas las vacaciones. - Respondí dando una miradita al indignado kairo.

Seguimos caminando lo que resta del camino en silencio, no era incómodo, era bastante reconfortante solo sentir la brisa fresca en la cara y el cantar de las aves.

Llegamos al destinó esperado, la preparatoria Neboluso, grande y robusta por fuera, con paredes rodeando todo el entorno, mucha vegetación y colores precisos, suaves, una escencia reconfortante, pero al fin y al cabo, era una cárcel.

Entramos a nuestro respectivo salón, 1B, me senté en la parte de atrás mientras que kairo más adelante, habían más estudiantes, pero por ahora, nadie relevante.

-¡Buenos días chicos!, ¡Hoy tendremos un estudiante nuevo!. - Informo la maestra mientras entraba al salón de golpe.

-¿Un estudiante?.

-¿Será una chica?.

-¿Cómo será?.

Y millones de miles de murmullos era lo que inundaba aquellas 4 paredes, sofocando a mi sensible ser. Luego de un "adelante y preséntate" un chico de unos 1.80 de altura paso por la puerta, demasiado alto para estar en primero de preparatoria, me dije.

-Hola, soy Tito, tengo 16 años.

Así que tito, eh, como sea, no me interesa, escribiré el mandato de hoy, haber..., ¡¿Escribir una historia imaginaria?!, estoy jodido.

Si ya se, no hemos hablado de mi habilidad, pero de verdad, quería empezar normalmente, pero con esa gran actividad no se que vaya a pasar.

Pensé en el título, quería hacer algo no muy complicado, pues, una vez lo escriba eso mismo pasará, aunque podría escribir una historia tonta sin sentido, no sé puede, ¿porqué?, son las reglas que no se pueden romper.

-¿Qué hago...? - No sabía que hacer, solo tenía que escribir una oración con sentido y en menos de dos minutos eso iba a suceder, realmente estaba jodido.

Pero de la nada, una idea llego a mi cabeza, ¿porqué no convertir la tierra en dulces?, vamos a intentarlo.

"En un mundo de dulces..."

Todo se volvió negro.

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