5. Mi vida empeora (nivel dios)

17 4 0
                                    

Erick:

Hoy me atrevería a decir qué es el mejor día qué he tenido en nueve años.

He despertado y lo primero qué he visto no ha sido a mi padre mirándome con decepción, lo primero que veo al despertar fueron unos pies, los de Elliot.

Anoche compartimos cama, pero no de forma romántica o algo así.

Dormimos de manera tal, qué las piernas de uno quedaban frente a la cabeza del otro, por lo cual mi primera vista eran los pies de Elliot, y este durmió abrazado a los míos.

Era un amanecer lindo, tranquilo, especial.

No tenía qué levantarme corriendo a comenzar mis labores, simplemente me quedé en la cama hablando con Elliot sobre cosas graciosas.

Reí, disfruté, me sentí normal.

No recuerdo la última vez qué reí tanto.

Fue hace mucho, es increíble como alguien te puede robar incluso la sonrisa.

Aunque no todo fueron risas.

También hablamos mucho.

Me contó acerca de sus sentimientos hacia mí, y aunque me parecieron sinceros, y me conmovió qué alguien me viera así, con amor, le dije qué yo no lo veía igual.

Qué para mí era solamente un amigo, el único que tenía.

Confieso qué tenía miedo de decirle eso.

¿Y si al no corresponderle me volvía a entregar a mis padres?

¿Y si me obligaba a hacer algo a cambio de mi libertad?

¿Y si me odiaba ahora?

Gracias al cielo, nada de eso pasó, él, solo río.

No podría explicar con palabras el cómo era la risa se Elliot.

Solo la puedo comparar con el sentimiento de escuchar tu canción favorita, a un volumen extraordinario, no puedes escuchar nada más, solo esa melodía perfecta, y entonces, te das cuenta de qué eres feliz.

Me dijo que no era ciego, qué ya lo sabía, pero qué no importaba.

Qué había pasado años intentando cultivar una amistad, qué no le importaba pasar otros muchos años cultivando un amor.

Eso no podía ser, yo estaba roto, nadie me podía amar.

Pero él simplemente dijo...

No hay nada roto en ti. Solo hay muchas grietas. Pero las podemos arreglar, poco a poco. Y si no podemos, pues aprenderemos a amarlas. Pase lo qué pase, lo enfrentaremos juntos, Erick. Ya no estás solo.

No sé si fue la profundidad de sus palabras, o el brillo de su mirada al decirlas, o la urgencia qué no sabía qué tenía por escuchar algo así, pero rompí a llorar.

Y me di cuenta de qué si era posible, sí me podría enamorar de Elliot, de hecho, creo qué comencé a hacerlo esta mañana.

Me dijo qué antes de irnos necesitaba dos días para organizar todo y qué nadie nos pudiera rastrear, y qué durante ese tiempo, me mantuviera lo más alejado posible de mis padres, así qué aquí estoy, sentado en mi salón de clases.

SevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora