El sonido de la lluvia golpeaba suavemente las hojas que me rodeaban. Caminaba por un sendero en medio de árboles altos, todo estaba un poco borroso, como si lo estuviera viendo a través de un cristal empañado.
A lo lejos, entre la neblina, vi la figura de una mujer. Mi corazón se aceleró de inmediato. Sabía que la conocía, aunque no podía ver su rostro. Estaba de espaldas, con su largo cabello castaño cayendo en suaves ondas hasta la cintura. Llevaba un vestido blanco que ondeaba ligeramente con el viento. Sentí una atracción extraña hacia ella, como si una cuerda invisible tirara de mi pecho, empujándome a acercarme más.
- Mamá... - susurré, casi sin darme cuenta, mi voz quebrada.
Ella no respondió, pero giró un poco la cabeza, lo suficiente para que pudiera ver el contorno de su rostro. Di un paso hacia adelante, sintiendo el barro frío bajo mis pies descalzos.
- Mamá, ¿eres tú? - dije de nuevo, con más urgencia esta vez.
Su mano se levantó lentamente y me percate de que sostenía algo pequeño y brillante. Mi collar. El mismo collar que había llevado al cuello desde pequeña, con la pequeña flor de caléndula que colgaba de el.
Un impulso incontrolable me llevó a acercarme más. Quería tocar ese collar, sentir esa conexión con ella. Pero antes de que pudiera dar otro paso, todo a mi alrededor comenzó a desvanecerse. Ella empezó a difuminarse como si fuera niebla. Desesperada, traté de alcanzarla.
- ¡No te vayas! - grité, extendiendo la mano. Pero era demasiado tarde. Su figura se disolvió...
Me tomó un momento darme cuenta de dónde estaba. La humedad en mi ropa y el frío que sentía me recordaron que no estaba en un bosque. Estaba en el sótano de mi abuela.
Mi respiración seguía agitada. Los ecos del sueño todavía resonaban en mi mente, y mi cabeza me dolía. Las voces que había escuchado en mi sueño se transformaron en palabras reales, retumbando en el silencio del sótano. Cuando logré enfocar, oí a alguien decir:
- ¿Está muerta? - preguntó sin más un hombre con una voz algo grave.
La adrenalina me golpeó de lleno, despejando cualquier rastro del sueño. Poco a poco, los recuerdos volvieron: el libro, la frase en ese idioma extraño, el viento helado... y las sombras.
Aún estaba en el suelo, tratando de entender qué estaba pasando. Instintivamente, llevé mi mano a mi cuello. El collar seguía allí, frío contra mi piel. Era lo único que me seguía atando a mi pasado de cierta forma.
Quería abrir los ojos pero mis parpados aún pesaban, por lo cual, solo me quede tirada en el piso un rato más.
- No puede ser, somos asesinos - Otra voz, pero está vez un poco diferente, su tono de voz no emitía preocupación alguna, era como si siempre decía ese tipo de comentarios
- ¿Alguien sabe cómo esconder un cuerpo? - Mis ojos se abrieron al instante cuando lo escuché, ahora era una mujer con pelo afro. Para mi suerte, todos me daban la espalda y no notaron que ya había despertado.
- No está muerta, imbéciles. Solo se desmayó - fue lo último que pude entender, luego todos empezaron a hablar a la vez, discutiendo y echándose la culpa mutuamente.
Mi cabeza me dolía un montón, probablemente me había golpeado al momento de caer, pero habían desconocidos en mi casa y no sabía que intenciones tenían. No soy la mejor en combate cuerpo a cuerpo pero al menos sé algo de defensa personal. Respiré lentamente y comencé a ver mi alrededor, bien, los idiotas estaban lo suficientemente distraídos. Era mi momento, tenía dos opciones, huir como una cobarde o enfrentarme a ellos...Aunque pensándolo bien, eran ocho y yo solo una. Tenía todas las de perder.
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Errores de un tiempo perdido
FanfictionEn un mundo que ha olvidado a los Hargreeves, Aivy descubre los secretos que su abuela ocultó durante años. Al leer una antigua frase en un idioma olvidado, invoca a los fantasmas de la Academia Umbrella, héroes que sacrificaron todo por un mundo qu...