Una casa abandonada o eso creían los cinco muchachos que andaban merodeando por los alrededores de la gran y vieja casona, "Melotes" como le llamaban sus amigos se acerco hasta la puerta y pego el oído en ella intentando escuchar algún ruido proveniente del interior.
-No se oye nada parece que se encuentra vacía- dice convencido.
-No me gusta nada este silencio- se preocupa uno de los otros.
-Tranquilo Juanillo si pasa algo salimos de aquí rápido- vuelve a decir el cabecilla.
Fuerzan la puerta y entran al interior, la estancia se encuentra completamente vacía y oscura, Juanillo que ha entrado el último sigue con la sensación de que algo malo va a pasar, suben al segundo piso donde una corriente de aire hace que a todos se les ponga la piel de gallina, Juanillo y Muro se miran de reojo, Ataulfo se queda rezagado y Jacobo junto con "Melotes" buscan el origen de la corriente.
Jacobo tropieza con una baldosa rota, cae al suelo y se raspa la rodilla rompiéndose con el golpe el pantalón.
-Este pantalón era nuevo mi madre me va a matar- dice rascándose la rodilla.
Los cinco avanzan por un largo y estrecho pasillo hasta llegar a una gran puerta de color negro con detalles dorados, el más valiente de todos se atreve a abrirla descubriendo en el interior de la estancia algo aterrador, cinco mujeres vestidas con ropajes de colores oscuros alrededor de una mesa llena de velas.
- ¿Ya puedo salir corriendo?- dice Juanillo aterrado.
Ninguno de ellos le contesta puesto que no pueden quitar la vista de la estampa tan rara que tienen delante, de repente una de las mujeres se mueve hacia ellos todos tiemblan ante la extraña mirada de la joven mujer, tiene los ojos rojo, una sonrisa torcida y macabra y la piel de un tono rojizo es como si echara fuego por los poros, mientras la mujer avanza ellos ni siquiera son capaces de moverse hasta que Juanillo sin saber porque es capaz de hacerle frente.
-¡Atrás satanas, pero tu de que vas!- grita portando una pequeña cruz.
Y de repente la estancia vuelve a quedar a oscuras, una risa con sorna se escucha por todo el lugar y la joven mujer coge su escóbula y se pierde riendo macabramente por la lejanía.