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—¡Hola! ¿Como te va, rub? — dijo la animada voz de Quackity, su novio, por la llamada.

—mm todo va bien, ¿tu? — respondió aburridamente, quizás, con poca emoción — ¿como estas en California?

Hace unos meses se habían distanciado por el trabajo, por ello solo lograban estar en llamada un corto tiempo por la hora tan distanciada de los países en los que se encontraban.

Hace unos meses Quackity empezó a darse cuenta de las pequeñas señales de que su relación hiba cada vez peor. Él ya tenía idea de que algo así podía ocurrir aunque no esperaba de que tan pronto fuese.

Era el momento de poner en marcha, según él, el plan perfecto para reforzar su relación. Pero el destino jugaría mal esta vez.

—Me va bie-

—tenemos que hablar, quacks— escucha del otro lado de la línea.

—por llamada? Bueno, yo también quiero hablar contigo—también le responde así.

—Bueno... No ahora, mañana estaré en tu casa— si, eso hizo que su corazón se acelerara como la primera vez en que lo vio.

—eh-... ¡Claro! Aquí te espero— dijo Quackity con el corazón en la boca por decirle cuanto lo ama —¿te parece el desayuno? Para que descanses.

—Quacks.... Mmh... Yo hiba a-... No, esta bien, estaré ahi— sin dudas Quackity haría todo lo que estuviese en sus manos por él.

Llega la noche y se acuesta en su cama, los suspiros robados por aquel hombre en la penumbra de la oscuridad no se esperan.

Puede recordar cuando fueron a la playa por la tarde solo por perder el tiempo. Es un recuerdo muy gratificante, las as, el sonido, la brisa, sus manos entrelazadas, sus miradas, las olas y la intimidad del momento es perfecto para su memoria. O cuando Rubius le ayudó a ordenar su casa y habitación, en la que claro, durmieron juntos, luego su cena echa por él para los dos, las velas, música, calor y amor.

Recuerda a Wilson, gato y mascota de rubius, que en un principio tacho de racista ahora era su hijo favorito aunque lo negará.

Y de un momento a otro ya se encuentra abriendo la puerta de su casa a su novio. Son las 3:00 am, podría tener miedo a la oscuridad, pero sabiendo que el amor de su alma esta ahí, ni se pregunta el porque, pero lo recibe.

—Hola

—Hola..

—Pasa, por favor...

—mmh — Rubius se agacha a su altura y recibe un casto y suave beso presionando sus labios.

El beso se hace más fogoso luego de que el más alto bajara sus grandes manos a la cintura del más pequeño y el otro rodeara su cuello con sus brazos. Empujaron la maleta dentro de casa y siguieron con el beso.

—Rub.. Rub... B-basta — dice con algo entrecortada su voz por la falta de aire.

—Solo... Un poco más, mi amor— le responde con ese apodo cariñoso que lo derrite — te extrañe tanto...

Quizás haya viajado por otra cosa, tal vez para anunciar que quiere separarse, pero no podía hacerlo sin antes comprobar que ya no sentía nada por aquel chico y vaya que se asombró cuando al verlo en persona y no por una pantalla se enamoró por segunda vez.

Alternative WorlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora