Capítulo 3.

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Aclaración: Este es un pequeño boceto que tenía hace tiempo, así que decidí publicarlo. Con el tiempo lo mejoraré al pasar los capítulos, así que quiero que disfruten de la pequeña lectura.

[...]

—O sea, sí, va... así lo llamo yo —respondió Spreen, con la voz temblorosa, mientras miraba hacia un rincón de la sala de clases. La luz del sol entraba a raudales por las ventanas, creando un contraste desconcertante con la oscuridad interna que parecía envolver a Spreen. Su expresión era una mezcla de cansancio y angustia, como si llevara una carga invisible que lo aplastaba.

Carre, sentado en una de las sillas frente a la mesa de Spreen, se inclinó hacia adelante, sus cejas fruncidas en una expresión de preocupación genuina. El aula estaba desordenada, con pupitres y sillas desalineadas y papeles dispersos en el suelo, dando testimonio del caos interno que también parecía habitar en la mente de Spreen.

—Amigo, sigo sin entender mucho —dijo Carre, intentando aligerar el ambiente con un tono que pretendía ser casual mientras mordía distraídamente un trozo de la comida ajena que había tomado de su mochila—. O sea... ¿tenés más detalles? ¿Algo que me ayude a entender lo que está pasando?

Spreen levantó la vista lentamente, sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y desesperanza. El salón, normalmente un espacio de rutina y estructura, se sentía ahora como una prisión en la que sus pensamientos eran incapaces de encontrar una salida. Finalmente, con un suspiro que parecía llevar el peso de su propio sufrimiento, comenzó a hablar.

—No estoy seguro de si hay más —dijo Spreen con voz quebrada—. Todo está enredado... A veces, siento que “DMC” no es solo una parte de mí, sino una especie de sombra oscura que se alimenta de mi desesperación, Es raro... Cómo que me arrastra hacia un lugar del que no puedo escapar.

Carre se inclinó un poco más hacia adelante, sus ojos llenos de preocupación mientras intentaba captar la magnitud del tormento de su amigo. El aula, aunque a plena luz del día, parecía estar impregnada de una atmósfera opresiva, como si el propio espacio reflejara el caos interno de Spreen.

—¿Y qué puedes hacer para sacarlo o algo? —preguntó Carre, buscando una respuesta mientras su mente buscaba soluciones prácticas. Aunque estaba claro que el problema de Spreen iba más allá de cualquier intervención rápida, su deseo de ayudar era evidente.

Spreen se pasó una mano por el rostro, su gesto reflejaba la exasperación y la lucha interna que enfrentaba. El aula, normalmente un lugar de rutina y aprendizaje, se había convertido en un escenario para su batalla personal, y la falta de respuestas claras solo intensificaba su angustia.

—Probé cosas y así, pero nada...—dijo finalmente, con un tono de resignación—.Intenté hablar con mi vieja, me dió medicamentos y técnicas de relajación, pero nada... Cada vez que creo que estoy avanzando, algo me arrastra, tipo... “DMC” parece ser una parte de mí que no puedo controlar, ¿Entendés?...

Carre escuchaba atentamente, su preocupación se volvía cada vez más palpable. La dificultad de ayudar a un amigo cuando el problema era tan difuso y profundo era evidente, y la impotencia de no poder ofrecer una solución inmediata se reflejaba en su expresión.

—No sé que mierda decirte...—dijo Carre con una mezcla de empatía y preocupación, sinceramente no había escuchado algún caso así—. Pero no estás solo y lo sabés. Estoy acá para vos, y podemos tratar de encontrar una solución, incluso si lleva tiempo.

Spreen asintió lentamente, sus ojos revelando una mezcla de gratitud y desánimo. Aunque la solución seguía siendo esquiva, la presencia y el apoyo de Carre ofrecían un rayo de esperanza en medio de su tormenta emocional.

𝐓𝐇𝐄 𝐕𝐎𝐈𝐃.  |  spruan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora