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Era de mañana, aún no salía el sol y corría un viento frío. Carre despertó en la oficina de Spreen, pero Spreen no se encontraba ahí "Mejor me voy a mi casa" pensó, así como despertó se fué, con frío, con sueño, pero le daba igual. En el camino se movía de un lado para el otro tambaleándose y con los ojos entre cerrados, el viento helado provocó que el castaño comenzara a temblar.

Una luz que provenía detrás de los árboles y arbustos lo asustó, ya que de donde prevenía la luz estaba su casa. Al llegar se arrodilló en el piso sin saber que hacer, Su casa, que había construido con tanto esfuerzo y sacrificio estaba en llamas, no lo pensó dos veces, se levantó rápidamente para correr ha la casa para buscar sus cosas de valor.

Salió de ahí tosiendo fuertemente y con la mitad de las cosas, lo que se había dejado no era de tanto valor y podía recuperarlo, como hierro, carbón, madera. Realmente para él todo era importante, pero tendría que comenzar lo que empezó desde cero.

Lágrimas comenzarón a caer del ojiverde "¿Cómo pudo haber pasado?" Pensó mientras guardaba sus cosas en la mochila, quizás un rayo, un creeper.

-Mierda.- Dijo el castaño ¿Acaso todo tenía que pasarle a él?-

De repente dos personas con capuchas negras que Carre no podía reconocer se le acercaron el petiso sabia que no iban a preguntarle que pasó y ayudarlo. Las personas se acercaron rápidamente ha el más bajo y lo agarraron de ambas muñecas.

- ¡SUELTENME HDP!, ¡AYUDAAA!- Empezó a gritar con fuerza, pero una de las personas colocó un pañuelo con una sustancia extraña en la boca y nariz del más bajo. Él no lo pensó dos veces, empezó a pataleta y sacudirse saltándose del agarre contrario.

Empezó su correr tan rápido como pudo sin mirar atrás, en el camino de raspaba con arbustos o tropezaba con piedras, troncos o cosas así. No tenía rumbo alguno, no quería causar molestias en alguna casa, pero tampoco quería correr el riesgo de que lo encuentren y le hagan daño. Ya había pasado mucho tiempo, había oscurecido y era más peligroso.

La persona que más cerca de él estaba era Spreen, y tampoco le quedó más opción ya que Robleis le dijo que este més no estaría en su casa, solo va de vez en cuando para buscar algo y se va.

Entró a la polleria y lo atendió Mariana quien lo miraba de arriba abajo por sus heridas y aspecto

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Entró a la polleria y lo atendió Mariana quien lo miraba de arriba abajo por sus heridas y aspecto.

- ¿Ehh, me da pollo asado? - Pidió algo con el poco dinero que tenía como para disimular, además tenía hambre, no había comido en todo el día.-

- Creo que no nos queda, ahora preguntaré.- Respondió el más alto mientras se iba.-

El de lentes fué con el pelinegro y preguntó

- Patrón, alquien pidió pollo asado y creo que no hay más.-

- ¿Qué? Literalmente hay un cartel que dice "No queda pollo asado", ¿Quién és el pelotudo que pidió?- Respondió el oso algo enojado.-

- Es el se pijama azul que siempre viene y pide lo mismo.- Dijo el Mariana.-

-En ese caso ¡Yo lo atiendo!- Fué el hibidro rápidamente a la cocina, y al parecer su enojo desapareció.-

-¡AMIGO!- Carre volteó alegremente al ver a Spreen en la cocina.-

- ¿Capoo, qué te doy?, ¿Qué te pasó?- Preguntó el mayor preocupado. -

- Emm, digamos que ya no tengo casa.- Murmuró el castaño para no preocuparlo.- ¿Queda pollo frito? -

- ¿Qué?, vení a mi oficina mejor.- Dijo Spreen yéndose al pasillo que llevaba a su oficina.-

- P-pero yo..- El ojiverde fue
Interrumpido por el más alto.-

- No te estoy preguntando, vení.- Ordenó el pelinegro.-

El Mariana estaba en el pasillo y rápidamente se fué a un costado para que pasara Spreen, Carre llegó corriendo atrás de el hibidro para seguirle el paso a lo que el Mariana también se colocó a un costado.

Entraron a la Oficina y Spreen le ordenó a el Mariana que siguiera atendiendo.

- Bueno, contame que pasó.- Dijo el más alto mientras buscaba en un cajón gasas, curitas, agua oxigenada, vendas, o algo que pueda ayudar.-

Carre le contó todo y se limpió las lágrimas con su manga.

-¿Por qué no me avisaste que te ibas? , así yo podía acompañarte y comprobar que no te pasará nada.- Lo regañó el oso.-

-Pero no quiero depender de alguien, estoy seguro de que me puedo defender solo.- Respondió el ojiverde.-

- Me acabas de contar que se te quemó la casa, casi te secuestran y que no comiste en todo el día.- Dijo el pelinegro acercándose con las cosas.-

-Es que no quiero ser más inútil de lo que ya soy y que alguien me tenga que estar defendiendo porque yo no puedo.- Explicó el menor.-

-No sos un inútil, dejá de decir eso y séntate en la silla esa.- Ordenó el más alto.-

Carre hizo caso y se sentó en la silla, el mayor se arrodilló y comenzó a limpiarle las heridas, solo eran raspones con sangre así que le colocó curitas, una en la rodilla izquierda y otra en el codo derecho, tenía heridas más graves en el brazo izquierdo, así que le hizo un vendaje.

-Listo, dejá de llorar.- Dijo el pelinegro.-

-Perdón.- Respondió.-

Unos minutos después Spreen le trajo el pollo asado para que comiera algo y le dijo que se quedara ha dormir.

-Gracias, de verdad amigo, te quiero mucho.- Dijo Carre para después darle un abrazo a el oso, a lo que esté raramente correspondió al abrazo y soltó un pequeño "De nada".-

-¿Qué se supone que haremos ahora?-

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-¿Qué se supone que haremos ahora?-

- Al parecer lo subestimamos, pero sólo fué suerte.-

- ¿Lo volveremos a intentar? -

- Pero aún tenemos mucho tiempo, hay que planear bien esto ¿Sabes como lo harémos? -

- ¿Cómo? -

- Para planear bien, hay que saber que hace y cuando diariamente.-

- ¿Los vamos a espiar?-

- No es la palabra que usaría pero digamos que si.-

-¿Estás seguro de que lo iría a buscar?-

- Pues si, los he visto ¿Cuantas veces tengo que repetirtelo?-

- Ugh...-

In all the Universes? | Happy Bear ¡! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora