4| Duras realidades

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Vladimir Makarov

   27 de Agosto, año 2023; 17:41 p.m.

   Ubicación desconocida.

   Dentro de su base de operaciones, los suministros aún eran demasiado limitados. Tenían luz y agua, incluso si los rincones del hangar estaban en mal estado y a oscuras, o si el agua apenas llegaba a las canillas de los baños. 
   Sin embargo, para él, esto sólo eran pequeñas piedritas en el camino, cosas que se resolverían solas con el pasar del tiempo. Los grandes imperios se hicieron porque alguien puso las piedras de las calles en el lugar correcto, con la dirección adecuada y el personal adecuado. Aquello era un gran inicio, el inicio del nuevo mundo que empezaba en un pequeño rincón, con sólo unos pocos de cientos de hombres que, con la persuasión adecuada, iban llegaban solos. 
   Él sólo les tendía la mano, y les ponía un arma con el cargador lleno. 
   Caminó hasta el medio del hangar, y respiró hondo, echando la cabeza hacia atrás. Soltó el aire, y se rio sintiendo que el poder de a poco lo iba guiando de la mano. Como había hecho en el pasado.

   — ¿Respirando aire puro? — La voz de Iván, su segundo al mando, el hombre en que más le confiaba todo aquello que preparaba. Se lo había ganado, había demostrado su lealtad a diente y garra con fiereza. Llegó a su lado, sonriendo.

   — Vamos a resurgir un imperio de aquí, donde todo empieza — habló, y miró a los costados, donde las cajas se postraban casi ignoradas a las sombras contra las paredes —. Hoy nacerá un nuevo rumbo, y si el mundo no quiere cooperar, los postraremos de rodillas — palmeó el hombro de Iván con fuerza, y ambos caminaron hacia la mesa mejor iluminada —. Necesitamos más gente — alegó, apoyando sus manos sobre el filo de la mesa de madera. Sobre ella, había mil papeles con anotaciones hechas a mano, fotos de gente fichada, algunos que se había reusado a cooperar tenían el nombre tachado y fichado en la lista negra.

   — Tengo a varios de mis hombres reclutando a más soldados, hay una fracción interesante de la antigua Shadow Company que se renegó después de los sucesos del año pasado. No son baratos, pero son de alta calidad.

   — Bien, después les haré una visita yo mismo — asintió Vladimir, y miró con más atención la mesa —. ¿Los mercenarios que fueron de la Legión Francesa? 

   — D'mitry los sigue buscando, ayer dio con una pista fresca de dónde podrían estar. Ya tiene planeado la negociación.

   — Bien. Quiero a alguien que me maneje las transacciones bancarias, busca al mejor financista del rubro. Me da igual quién sea, me da igual su pasado o cualquier otra estupidez, quiero a alguien de confianza.

   — Tengo a alguien en mente.

   — ¿Quién?

   Iván agarró una de las fichas que estaba más alejada. La foto de una mujer de cabellos marrones claros, mirada clara, su rostro portaba una seriedad común en la población rusa. No podía ver su vestimenta, pero los pendientes de las orejas le decían que era una persona de dinero. La información al lado de la foto revelaron datos comunes, fecha de nacimiento, edad, experiencia. También habían notas más abajo, datos sobre perfil psicológico, historial político, sus tendencias ultranacionalistas. 
   Ella tenía el perfil apto para estar entre sus filas.

   — Milena Romanova. Tiene al menos una docena de empresas fantasmas por las que hace pasar el dinero, un par de lugares donde hace el lavado, y una isla remota con buena seguridad. 

   — Buena elección, camarada — agarró el archivo con una mano, y lo dejó entre sus contactos de interés —. Vamos por buen camino. Haz lo que tengas que hacer, después irás a hablar con ella personalmente y le dirás que la tenemos fichada, que esté atenta a nuestro llamado.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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