El clima en la cafetería había cambiado. El ambiente, antes lleno de risas y bromas, ahora estaba tenso. Jonathan notó que Adán y Valentín, que antes parecían inseparables, se mantenían distantes. La preocupación comenzó a apoderarse de él.
Una tarde, mientras Jonathan limpiaba mesas después del almuerzo, Adán se acercó con una expresión cansada.
-Hola, Jonathan -dijo Adán, intentando sonreír-. ¿Cómo va todo?
-Bien, solo estoy terminando aquí. Pero parece que hay algo más en el aire. ¿Estás bien?
Adán suspiró y miró hacia el suelo, como si estuviera buscando las palabras correctas.
-La verdad es que Valentín y yo hemos tenido algunas diferencias últimamente. No es algo que solamos compartir con los demás, pero... siento que la tensión es evidente.
Jonathan asintió, comprendiéndolo. Sabía que las discusiones eran una parte normal de cualquier relación, pero no podía evitar sentirse inquieto por el impacto que podría tener en su amistad.
-Lo siento, Adán. ¿Quieres hablar de ello? A veces, solo hablar puede ayudar a aclarar las cosas.
Adán lo miró con una mezcla de gratitud y tristeza.
-Sí, creo que podríamos usar una mano amiga. La verdad es que nos hemos estado discutiendo sobre cosas pequeñas, pero se está acumulando. Parece que cada vez que tratamos de resolver algo, solo empeora.
Jonathan pensó en cómo podía ofrecer apoyo sin intrusiones. Decidió hablar con Valentín también.
Al día siguiente, después de terminar su turno, Jonathan se encontró con Valentín mientras él preparaba un nuevo lote de pasteles.
-Hola, Valentín -dijo Jonathan-. ¿Puedo hablar contigo un momento?
Valentín lo miró con una expresión de cansancio, pero asintió.
-Claro, ¿qué pasa?
-He notado que las cosas entre tú y Adán están un poco tensas. No quiero entrometerme, pero me preocupa que esto afecte nuestra dinámica aquí. ¿Te gustaría hablar sobre ello?
Valentín dejó de batir la masa y se recargó en la mesa, suspirando profundamente.
-Adán y yo hemos estado pasando por un momento difícil. Hemos estado discutiendo mucho últimamente, y parece que cada conversación termina en una pelea. No sé cómo llegó a este punto.
Jonathan le ofreció una expresión de comprensión.
-Las discusiones son normales en cualquier relación. A veces, la presión y el estrés pueden sacarnos de quicio. ¿Hay algo específico de lo que te gustaría hablar?
Valentín miró hacia el techo, buscando palabras.
-Últimamente, hemos tenido diferencias sobre nuestras responsabilidades y prioridades. Adán quiere enfocarse en su carrera y yo siento que está descuidando nuestra relación. Todo esto ha creado una brecha entre nosotros, y no sé cómo cerrarla.
Jonathan asintió, sintiéndose conmovido por la sinceridad de Valentín.
-Entiendo. Quizás una conversación abierta y honesta podría ayudar. A veces, simplemente expresar cómo nos sentimos puede ser el primer paso para resolver los problemas.
Valentín lo miró con agradecimiento.
-Sí, eso podría ser una buena idea. Agradezco tu apoyo. A veces, solo necesitamos un recordatorio de que hay gente que se preocupa por nosotros.
Esa noche, Jonathan decidió reunir a Adán y Valentín para una charla sincera. Los invitó a su apartamento después del trabajo, esperando que un entorno más relajado pudiera ayudar.
