Capitulo 2: ¿Qué más puede salir mal?

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Me levanto de un brinco de la cama y un grito ahogado sale de mis labios, gotas de sudor caen por mi rostro mientras mis manos tiemblan, desde hace una semana me levanto con pesadillas (eso al parecer se está convirtiendo en una costumbre.) Siento cómo el corazón quiere salir de mi pecho, los ojos vacíos y sin vida de mi padre me han estado atormentando desde entonces. Pongo las rodillas contra mi pecho y hundo mi cabeza entre estas, grandes lagrimas se deslizan por mis mejillas mientas temblores y espasmos surcan todo mi cuerpo, lo único que se escucha en la habitación es mi llanto ahogado y un pájaro que canta desde fuera de mi ventana. No sé que va a pasar conmigo de ahora en adelante, lo único que me reconforta es saber que él estará ahí para mí, la única persona con la que puedo contar ahora es Enzo, mi novio.

— Debería ir a verlo, no nos vemos desde el entierro de papá... ¿Por qué no ha llamado? — Hablo en voz alta mientras poco a poco trato de separarme de las cómodas sabanas de mi cama— No debería darle mucha importancia a eso, debe estar ocupado, me dijo que hoy estaría en el trabajo todo el día... En ese caso creo pasar por su oficina no sería mala idea.

Abro el closet y un lindo vestido blanco llama mi atención, no lo pienso más y lo tomo para empezar a cambiarme, hoy no estoy de ánimos para un atuendo elaborado. Decido no utilizar maquillaje el día de hoy, solo aplico un bálsamo de labios mientras me pongo unas sandalias en tonos tierra. Salgo de la gran mansión y voy en busca de mi auto, un Renault Twingo Review en color negro mate, es lo único que es completamente mío en este lugar y que (según la carta que dejó mi padre) me puedo llevar tranquilamente al momento del embargo. Una llamada me saca de mis pensamientos y trato de calmarme, contesto sin mirar el nombre en la pantalla mientras abro la puerta del auto, unas risas junto con música se escuchan desde el otro lado de la línea.

Dafne — Es Enzo.

— ¿Baby? ¿Dónde estás? Escucho risas, me dijiste que estarías hoy en la oficina todo el día — Dije frunciendo el seño, entro al automóvil y cierro la puerta. Por eso no me había llamado, está en lo que parece ser una fiesta.

Eso no importa, solo te llamo porque necesito hablar contigo, es muy importante, te espero en Dolly's café a las 18:00, no tardes — Tras decir eso colgó la llamada, dejándome con una sensación extraña en el cuerpo, sonaba muy frío y distante.

Desde hace un par de meses Enzo está cortante conmigo, al menos eso es lo que siento, ya no permite que lo toque, evita besarme y ya no salimos en publico tan frecuentemente como antes, tengo la leve sospecha de que está con otra chica, pero no puedo confirma nada por el momento, solo es una leve sensación. Miro el reloj que tengo en mi muñeca y me tranquilizo un poco, todavía faltan un par de horas para nuestro encuentro, decido ir a dar un paseo por la ciudad y tal vez comer algo, no como nada desde ayer en la mañana. Enciendo mi auto y salgo sin rumbo alguno. Me siento exhausta, mi vida de un momento a otro perdió su rumbo, ahora me encuentro en un escenario sombrío y lúgubre, danzando incansablemente mientras mis penas y miedos toman forma sobre el escenario buscando acabar conmigo.

Al final decido ir a comer algo al ultimo restaurante que fui con papá, aparco el auto en un estacionamiento y salgo hacia aquel lugar, estando frente las puertas de ese restaurante una gran nostalgia se apodera de mi cuerpo, lagrimas comienzan a acumularse alrededor de mis ojos y un nudo se forma en mi garganta, impidiéndome respirar con normalidad... No puedo, no puedo entrar. Di media vuelta y comencé a caminar lejos, muy lejos de ese sitio. Veía los rostros de las personas pasando a mis costados, podía sentir la energía que los acompañaba, algunas eran muy alegres, otras más eufóricas, pero todas estaban en calma, ninguna era errática o triste, en cambio la mía... Esta energía que me acompaña el día de hoy es tenue, como una vela que está a punto de apagarse. 

El Obsequio De La Bancarrota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora