Baekhyun es el heredero de la mafia Coreana, un delicado omega que fue entregado a las manos del ruso Park Chanyeol como un acuerdo muy beneficioso. Pero a pocos meses del matrimonio, Baekhyun fue atrapado en una trampa con el hermano de su marido...
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El catorce de marzo llegó como un golpe, era solo la noche previa a su boda con Sandara, la mujer de la que siempre había estado enamorado. Pero había una pregunta rondando su cabeza, si la quería tanto, ¿por qué no se sentía emocionado de desposarla?
Había un vacío en el pecho, algo que le incomodaba cada vez que pensaba en la boda. Como si fuera incorrecto. Y vinculado a ese pensamiento estaba el nombre de su ex esposo. Byun Baekhyun. Ese pequeño omega había hecho mella en su cabeza en el tiempo que estuvieron juntos, aparentemente.
Pero cada vez que su corazón intentaba ablandarse, su cerebro le recordaba la traición y una nueva oleada de enojo le bombeaba la sangre.
Haberlo visto desnudo en su cama junto a su hermano fue como un terremoto que lo sacudió de adentro hacia afuera. Detonó sus murallas y lo dejó temblando, pero al mismo tiempo que eso ocurrió, se propuso erigir unas nuevas mucho más fuertes.
Así que cuando volvió a encontrarse con Sandara, y sus familias sugirieron un nuevo matrimonio que opaque el escándalo del anterior, accedió apoyándose en el amor que un día sintió por la mujer, pero era como aferrarse a una ilusión, a un espejismo. No se sentía real. Sin embargo, era la única forma de sacar a Baekhyun de su sistema.
Y esa noche sus primos, Suho, Minho y Lay, le organizaron una despedida de soltero en el Segundo Círculo. La ironía sabía a tierra, francamente. El bar, nombrado como uno de los círculos del infierno de Dante, pertenecía a Byun Baekho, el padre de Baekhyun. Era una lugar muy popular por tener a las bailarinas más hermosas y satisfactorias.
No que él quisiera probar de eso ni un poco.
—Vamos, Chanyeol, cambia esa cara —pidió Lay, dándole un golpe en el hombro—. Deberías estar feliz.
Suho largó una risotada.
—Lay, Chanyeol ya estuvo casado, ¿lo olvidas? Dudo que le queden ganas de casarse otra vez.
—Esta vez es diferente; se casará con la mujer que quiere. Sandara siempre ha sido la mujer de sus sueños.
¿Lo era?, esa pregunta atacó la cabeza de Chanyeol como un gusano. Pero entonces se dio cuenta de la cantidad de dudas que tenía. Las apartó de su cabeza, o al menos lo intentó.
—Al menos ya no será con un chiquillo como Baekhyun.
La sola mención del nombre lo sacudió y se odiaba por eso, por todavía reaccionar así por él.
—Él era demasiado joven y hasta mimado.
—Callado —alegó Suho—. Era tan sumiso. Pero hubiera sido el esposo perfecto si no hubiera-
—Basta —masculló Chanyeol, rayando en el enfado. No quería oír tampoco la mención de su hermano quien había regresado a Moscú luego del escándalo—. Dejen de decir tantas tonterías.
