1. Un día normal

54 2 0
                                    

Hola. 
Esta es una historia que sí tengo pensado hacerla más larga.
Estaré subiendo capítulo cada vez que pueda. 
Estoy próxima a entrar a la Universidad, por lo tanto puede que me demore en hacerlo. 
Y si te gustó deja tu comentario y un voto. 
Besos! :) 

________________________________________________________________________________

Tengo que levantarme, pero no puedo. Mi cuerpo me pide que siga acostada un poco más. Siento que duele cada fibra de mi ser y ¡Claro! ¿Cómo no? Si con semejante día el que tuve ayer. Solo de recordarlo y pensar en la posibilidad que hoy se repita mi piel se eriza. ¡Sería mi fin! No lo soportaría. Me quedo por lo que creo son algunos minutos acostada viendo hacía el techo, mirando a la nada, esperando a que despierte completamente para ir a darme un baño. Lo necesito urgente, necesito refrescarme, despejarme. Miro el reloj y son las 6:00 am. Bueno, al menos logré dormir ocho horas. No suficientes pero si reconfortantes.

Entro al baño que está dentro de mi cuarto, el cual es el único que hay en todo el apartamento. El lugar es pequeño, pero era lo que buscaba al vivir sola. Cuando lo alquilé estaba equipado con lo necesario por lo cual solo le agregué pequeñas cosas para hacerlo sentir más propio. Tiene una sala pequeña pero acogedora, equipada con muebles, cuadros, electrodomésticos, en fin; una cocina con una barra para comer -aunque no las utilizo mucho por no permanecer en casa- el cuarto, el cual es grande y espacioso, tiene un balcón desde el cual veo el atardecer cada vez que tengo oportunidad. Y el baño, que gracias al hidromasaje me permite relajarme después de horas de trabajo, se ha convertido en mi lugar preferido de todo el apartamento.

Después de pasar bajo la ducha sintiendo como el agua refresca mi piel y cae sobre mi cuerpo, desde mi cabeza hasta los pies, oxigenando cada poro y llevándose el cansancio por el día anterior, me siento diferente. Nueva. Renovada. Con todas las energías para comenzar el nuevo turno. Salgo de la ducha, me coloco ropa de dormir para andar por el apartamento – pues solo estaré por un par de horas – y salgo de mi cuarto rumbo a la cocina a prepararme algo ligero para el desayunar.

Con mi estómago lleno después de ingerir dos sándwich y un zumo de naranja voy a mi cuarto y abro el closet, que solo tiene una pequeña parte ocupada con ropa para estar en casa, salir, entre otras cosas, pues el resto son mis uniformes de trabajo, de todos los colores y motivos. Tomo el conjunto de color azul y me lo pongo. Busco mis tennis negros y realizo la misma acción. Por último saco la bata blanca que me identifica en mi profesión, la guardo en mi bolso con los instrumentos necesarios y que utilizo a diario, tomo las llaves del auto y salgo de mi apartamento para comenzar, como todos los días desde hace cinco meses, mi horario laboral.

Llegué quince minutos antes de las nueve, hora en la cual empezaba a laborar. Todo estaba lleno de gente y seguridad por todos lados. El esquema de seguridad era impresionante, y aunque no era raro por encontrarme en el Hospital Naval de Cartagena, hoy estaba más reforzada la seguridad.

Luego de ir al locker y regresar con lo necesario me dirigí al stand de enfermería. Solo con ver a la persona que estaría hoy a cargo mis energías se renovaban. Luzma, la mujer que durante los cinco meses que tenía de trabajar como Médica Rural en este lugar me había ayudado y dado consejos, y quizás por los años de vida que tenía, que rondaban cerca de los cincuenta, han sido muy sabios y de gran ayuda. Era como una segunda madre para mí y la única que tenía en esta ciudad, pues mi familia se encontraba en otra.

─ Buenos días Luzma, me alegro de verte. ¿Cómo amaneciste? ─ La extrañaba. Su turno había sido cambiado recientemente y no había tenido la oportunidad de verla desde hace una semana.

─ ¡Lau, Bien gracias a DIOS! ¿y tú? ¿Cómo amaneciste mi niña? ─ Es una gran mujer. Siempre con una sonrisa en su rostro. Se preocupa por mí y soy como una hija más para ella.

NADA ES PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora