1
Era una tarde tranquila, el cielo se tornaba rojizo cuando los últimos rayos del sol daban su último viaje, con los cafetales adornando el paisaje y los 5 niños que no dejaban de jugar en el. Los 3 niños escondidos eran hermanos, los otros 2 que los buscaban eran sus amigos. Vestían su ropa casual, con la que siempre jugaban, les encantaba jugar descalzos para que no los atraparán fácilmente por el ruido.
En sus casas sus padres los esperaban con ansías, preparaban la cena para sorprenderlos pues ya iniciaban las vacaciones y habían tenido excelentes notas, mientras la madre partía las verduras, el padre encendía el fogón con leña que había partido con el hacha con anterioridad . Mientras tanto en el cafetal ya habían encontrado a dos niños, menos a uno que aún no aparecía y ya la noche estaba por llegar, así que todos se reunieron y cruzaron miradas.—¿Dónde está Alba?—Dijo uno de ellos.
—Seguro ya sé fue a casa, cómo siempre— Contestó Matías.Rápidamente corrieron por los carriles del cafetal, sin más conversación, se separaron para ir a sus respectivas casas. Era casi obligado irse apenas caía la noche del cafetal, pues la leyenda decía que si te encontrabas de noche en un cafetal, el alma de los indios que alguna vez habitaron esos lugares, te iban a secuestrar y nunca más te verían. Los niños nunca se arriesgarían a comprobarlo.Nunca.
2
Declaración del señor Arnoldo Rojas ( 23 de Octubre, 22:30 h, interrogatorio a cargo del oficial Roberto Calderón )
Oficial Calderón: Se que está algo desconcertado, señor Rojas. Lo comprendo totalmente. Pero necesito saber que fue lo que vió exactamente está noche entre los cafetales.
Rojas: Esa imagen no se va de la mente, es imborrable. Siento náuseas con solo pensar en lo ocurrido, creo que necesito ir al médico o vomitar, lo que sea mejor. Usted me entenderá oficial, un campesino como yo no está acostumbrado a este tipo de sucesos.
Oficial Calderón: Tranquilo, Señor Rojas. Luego de dar su declaración de lo sucedido, podrá volver al pueblo a ver al médico. Pero de verdad necesito que acabemos con esto
Rojas: Si, lo entiendo a la perfección.
Oficial Calderón: Es suficiente con que me diga que fue lo que observo mientras se realizaba la búsqueda está noche. ¿Cree que pueda decirme?
Rojas: De acuerdo. Está noche a eso de las ocho, me ha venido a buscar Arturo. Arturo es un viejo amigo y compañero de trabajo. Suelo cenar a las 7 y media con mi señora esposa, luego de cenar me siento a escuchar en la radio un programa que se llama
<<La cuarta>> que dan a las 8:00 por 93.6 FM Cuando estoy apunto de sentarme a escuchar mi programa como todos los días, llega Arturo y me toca la puerta bruscamente implorando por ayuda. A lo que salgo yo haciéndole una pregunta en broma. Le dije <<¿Otra vez se escapó el cerdo?>>. Me estoy saliendo del tema, ¿cierto?.Oficial Calderón:No se preocupe, Señor Rojas, cuentelo como quiera, mientras me diga todo.
Rojas: Bien, veamos, estaba yo apunto de escuchar mi programa de radio como todo los días, cuando llegó Arturo a buscarme, se encontraba muy nervioso y ansioso. Yo no sabía que le pasaba, este lugar es muy tranquilo, nunca había pasado nada y él en su situación inspiraba esa sensación terrorífica de miedo. Lo que me dejó muy pensativo, así que lo deje entrar a la casa, para que pudiera decir lo que sucedía.
Oficial Calderón: Un momento, retrocedamos un poco.¿ Ha visto usted algo extraño en el señor Arturo, cómo rasgaduras en su camisa o Pantalón?
Rojas: Si, el tenía rota su camisa, pero creo que es algo normal cuando se trabaja en el campo.
Oficial Calderón: De acuerdo, prosiga.
Rojas: Arturo se veía perturbado, así que le dije que me explicará que era lo que estaba sucediendo. Él me miró a los ojos y me dijo que Alba no aparecía, que creía que se había perdido en el cafetal. No lo podía creer, pues esos niños conocían ese lugar a la perfección. Por lo tanto inmediatamente corrí a mi habitación , tome mi linterna y volví a sala de estar para irnos directo al cafetal. Estar de noche en un lugar de esos puede ser muy peligroso, porque de noche hay muchas serpientes venenosas e incluso algunos felinos de montaña.
Oficial Calderón: Entiendo. ¿Alguna vez había ingresado durante la noche a esos cafetales?
Rojas: Pues si, hubieron veces en el que los animales se saltaban las vallas y me tocaba ir a sacarlos porque se podían comer el café.
Oficial Calderón: Reconozco que eso sucede frecuentemente, por favor prosiga.
Rojas: Salimos de casa, y en la calle nos esperaba otro vecino llamado Manuel, él también nos ayudaría a buscar a Alba. Sin conversación alguna solo caminamos por la calle de lastre, hasta llegar al portillo de la entrada dónde después de abrirlo nos separamos, pues era mucho terreno y el tiempo era poco. Recuerdo que yo avance por el camino de la izquierda, era el lugar en el que había estando limpiando porque ya casi se aproximaba la siguiente cosecha de café. Escogí seguir por ese sendero porque ya sabía como moverme más rápido en el sin perderme.
Oficial Calderón: Asimiló que usted sabía lo que estaba haciendo, pero ¿Hasta ese momento, no vio o escucho nada extraño?
Rojas:No, señor oficial. Solamente empezó a crecer la bruma con el pasar del tiempo y se hacía un poco difícil ver en la oscuridad, lo que nos ayudó fue que las nubes que estaban escondiendo la luna desaparecieron y el cafetal se iluminó. Si bien se había iluminado el lugar aún no había rastro de la niña, hasta que luego de un tiempo pude observar una oja de café goteando algo, así que revele con la linterna la planta. Era una gota de sangre, esto ya me traía mala espina, aunque pudo haber sido sangre de algún animal que cazó algún zorro, pero como usted podrá entender señor oficial, bajo estás circunstancias siempre se piensa lo peor. Esto no acababa aquí, había más sangre más adelante, de hecho, muchas hojas de café estaban manchadas y así seguía mientras más caminaba más sangre había. Hasta que se escuchó un ruido entre los arbustos y lo ilumine. Juro que era una figura humana, sus ojos brillaban de la forma misma cuando alumbras a un gato en la noche, cuando él se dió cuenta que lo había visto, se hecho a correr y yo no lo pude seguir pues mi prioridad era encontrar a la niña.
Oficial Calderón: Ajá, sigue.
Rojas: No puedo decir que se escapó del todo, porque siempre sentí que me observaba, el asesino. Seguramente esperando el momento justo para atacarme. Pero, eso no me detuvo necesitaba saber si Alba estaba bien, asimismo la sangre seguía teniendo toda mi atención, me sentía un poco ansioso.
Oficial Calderón: Aprecio lo que me está diciendo, ¿Cómo a qué hora me puede decir que vió los rastros de sangre?.
Rojas: No lo recuerdo bien, pero tal vez eran las 9:15 cuando ví los rastros de sangre, sin embargo no lo puedo asegurar. Me deje guiar por la sangre, a pesar de mi edad, puedo decir que nunca he tenido miedo de nada, no obstante, mis piernas hormigueaban como si las mismas sabían que iba a ocurrir. Ya había llegado al final del cafetal, había llegado a la cerca e incluso la misma estaba cubierta de sangre. En consecuencia a eso, decidí cruzar la valla y ahí fue donde ví, un charco de sangre, tanta sangre en un mismo lugar... El cuerpo yacía inerte entre ramas secas. Era a quien buscaba, pobre niña. Su cabeza estsbs vuelta hacia mia, sus ojos se encontraban abiertos en su totalidad, los mismos reflejaban la luna, donde debería estar su brazo derecho solo le encontraba un hueso a cielo abierto y sus entrañas estaban esparcidas entre las ramas secas, había sido brutalmente despedazada por alguna persona u algún animal. No me salía mi voz ni para gritar para informarles a los demás de que ya la había encontrado. Tenía náuseas, pero tomé fuerzas y grité lo más fuerte que pude para que vinieran rápido. Quién haya hecho eso es un gran psicópata, es peligroso que una persona así esté ahí afuera. ¿Atraparán a ese infeliz oficial?
Oficial Calderón: Haremos todo lo posible para que quien sea que haya hecho esto, esté encerrado de por vida.
ESTÁS LEYENDO
Lurker's Moon
Mystery / ThrillerEn un pequeño pueblo costarricense, el brutal asesinato de una niña de siete años, encontrado entre los cafetales, apunta a su hermano Emilio Paniagua como el principal sospechoso. A pesar de su arresto y la falta de pruebas que lo exoneraran, Emili...