La niña que alguna vez fui

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Hoy la recordé y por unos segundos apareció nuevamente, esa niña que llegué a ser.
Y al subir esa pirámide me recordé corriendo por la calle y trepando árboles con una sonrisa.

Y ahora me pregunto ¿A dónde fue? ¿Dónde está esa facilidad de sorprenderme y la constante alegría?

Quisiera poder saberlo, así podría quizá regresar a mi simplicidad; porque en realidad si lo anhelo, anhelo poder reír con burbujas y mirar una flor para ver cada pequeño punto de color en ella, anhelo estar sentada en al rama de un árbol balanceando mis pies al aire.
¿Qué fue aquello que me cambió tanto?

Aún aveces logro ver la chispa que alguna vez tuve, cuando algo me emociona tanto que olvido esas pequeñas inseguridades, cuando todos mis dientes se muestran en esa sonrisa y se hace ese pequeño hoyuelo en mi lado izquierdo.
Aquel rasgo que heredé de mi madre que hace mis ojos más claro ante las emociones fuertes.

La emoción que recorre mi cuerpo al llegar a la playa o al ver lugares con fauna; la emociones que parece solo durar unos cortos minutos o segundos.
Cuánto extraño esos pequeños placeres que llegué a disfrutar.

Mi cuerpo en una hamaca que se movía lentamente, los árboles sobre mi cabeza y el viento refrescante que soplaba sobre mi.

Anhelo tanto eso pero no estaría dispuesta a regresar, no quiero cambiar nada; estoy satisfecha con lo tengo ahora y amo mi pasado.

...

El pasado es algo que llegué a anhelar, pero mi presente es aún mejor.
No lloraré por algo que pasó cuando lo que ahora pasa es aún mejor, solo queda extrañar lo que fue y apreciar lo que es.
Así que se perderá la pequeña niña que alguna vez fui, se fundirá con la chica que soy ahora y estará siempre presente en mi alma.

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