31. ¿No es delicado?

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Juanjo

- ¿Y qué tal? -pregunta.

- Muy bien.

Flashback: hace unos minutos

Martin estaba algo ocupado con su equipo, hablando sobre la cámara y extrayendo el audio de la memoria. No podía apartar mis ojos de él. Era magnético. Era mi adicción.

No es la primera vez que me pasa, pero me quedo embelesado ante sus movimientos: completamente hipnotizado.

- Juanjo, ¿podemos hablar?

Me giro y me encuentro con la pelirroja detrás mío, con una mano en mi hombro.

- Sí.

Me dirige a una sala pequeña que había al final del pasillo.

- Bueno, creo que tienes algo que contarme -empieza Ruslana-. No tienes por qué hacerlo ni aquí, ni en este momento. Solo quiero que sepas que te apoyaré en todo.

Me relamo los labios, mirando al suelo. Sus palabras son realmente reconfortantes. Siento una especie de nudo en mi pecho, que me atasca las palabras. Me encantaría poder decírselo, que todo fluyese. No era lo mismo hacerlo que verbalizarlo, pero estaba dispuesto. Ruslana, contra todo pronóstico de mi cabeza, no me había ni echado la bronca, ni amenazado, ni me había dicho que el trabajo debería ir por delante de mis sentimientos. Nada. Simplemente lo había comprendido y me había ofrecido su apoyo.

Doy las gracias a la vida por habérmela puesto en el camino.

Esto no es complicado. Ya se lo conté a mis padres, que para mí fue el paso más complicado de dar. Ellos me apoyaron, aunque verdaderamente, les dio igual. Simplemente les era indiferente a quién quería o dejaba de querer su hijo, mientras fuera feliz.

- Soy bisexual y me gusta Martin.

Ya está. Ya me quité el peso de encima.

Siento una oleada de alivio sumergirse por todo mi ser. Ya estaba dicho, no podía hacer nada por cambiarlo. Me sentía tan ligero como una pluma después de haberme quitado todo el peso de los hombros.

- Gracias por contármelo, Juanjo -responde, avanzando hasta ponerme una mano en el hombro-. Estoy muy orgullosa de todo lo que estás consiguiendo personalmente. Sé que no te lo digo mucho, pero te quiero ¿vale? Te quiero mucho, Juanjo.

- Y yo a ti, Rus -acorto la distancia entre nosotros para abrazarla. Un abrazo que prometía un nuevo inicio. Quería ser libre, me lo debía a mí mismo. No era justo el tener que contenerme de amar a quien amaba por lo que fueran a decir. Debía ir poco a poco y no sería fácil, pero lo haría. Lo conseguiría.

Me deja un beso en la mejilla antes de separarse. Me vuelve a dirigir al pasillo, y justo veo que Martin y Álvaro salen a la vez de la otra habitación.

Fin del flashback

****

- Me alegro mucho -me dice, con una sonrisa.

- Dejemos de hablar de mí, ¿cómo estás tú?

- He tenido días mejores -responde, con voz temblorosa. Comprendo entonces, que estaba esperando a llegar a casa para echarse a llorar. Lo comprendo y lo respeto, y es por eso que decido callarme hasta que explotara. Porque le quiero y estoy dispuesto a esperar todos sus tiempos, tal y como él ha hecho conmigo hasta ahora.

Viajamos en un silencio cómodo hasta llegar a su casa. Nos bajamos sin decir nada. Tranco el coche y entramos a su vivienda, después de que hubiera abierto con las llaves.

i can see youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora