Grande. Alegre. Curioso.
Todas las características que definen a un Golden Retriever y que YunHo estaba orgulloso de poseer.
Bueno, excepto la estatura. A veces era incomodo ser tamaño extragrande, especialmente siendo cachorro y tus amigos un tercio de tu porte – sus amigos Corgi y Maltés sin estar en el percentil alto-. Eso provocaba que siempre fuera el primero en ser descubierto cuando jugaban a las escondidas o hacían alguna travesura.
Si a eso agregaba que su porte intimidaba, no era tan divertido. Aún con seis años de edad – lo que era igual a una apariencia de un cachorro de seis meses-, YunHo seguía siendo demasiado grande para ciertos animales, sobre todo para ese pequeño felino que encontró ese día en su jardín.
Al igual que otros días, YunHo había salido al jardín de su casa a correr y morder sus juguetes. Rodar por el pasto y la tierra, como siempre hacía; hasta que sus ojos notaron una sombra negra escabullirse entre las hortensias de su madre.
Como buen cachorro, corrió a perseguirlo, lleno de traviesa curiosidad.
Husmeó entre las hortensias, hasta que unas garritas golpearon su nariz. YunHo aulló de dolor y retrocedió. Moviendo su nariz adolorida y con lagrimitas en los ojos por el repentino ardor, vio una pelusa negra escabullirse hacia una esquina. Sin querer dejarlo escapar, YunHo corrió a su encuentro y lo acorraló.
Fue así que YunHo conoció al culpable de su malestar. Un gatito negro todo enfurruñado.
Asustado también. Su aroma lo delataba al igual que el leve temblor en su cuerpo.
- ¿Eres un cambiaformas? – consultó, pero el felino no respondió.
Ceñudo, YunHo se acercó con la intención de hablarle más cerca, porque tal vez no lo había escuchado la primera vez, pero eso solo causó que el gato se erizara por completo.
- ¡No te acerques! – maulló - ¡No dejaré que me comas!
Los ojos de YunHo chispearon de alegría.
¡Era un cambiaformas como él, podían comunicarse!
Hasta que procesó lo dicho por el felino.
Sentándose en sus cuartos traseros, YunHo inclinó la cabeza, confundido.
- Yo no como gatos
- ¡Mentira! ¡Todos saben que los perros son los enemigos de los felinos!
- Pero yo no quiero ser tu enemigo- respondió, decepcionado de que el otro pensara aquello. Sus orejas cayeron hacia atrás y su cola dejó de mecerse, deprimido por las palabras del pequeño felino negro.
Desconfiado, el minino mantuvo su postura defensiva. Sus ojos viajaron de arriba abajo, analizando la postura del Golden Retriever, que ya no parecía más una amenaza.
Dudó.
- ¿En serio no quieres ser mi enemigo? – consultó con su voz chillona. Al ver que el Golden Retriever negaba con su gran cabeza, bajó sus defensas.
Curioso, analizó una vez más a ese perro y al notar que no era una amenaza, se acercó cauteloso.
Las orejas del can se activaron alertas y alegres al escuchar el avance del felino, y sus ojos se posaron con el mismo entusiasmo, el gato deteniéndose al verse observado. Notando que lo asustaba, YunHo se encorvó un poquito -para no verse tan atemorizante-, y se quedó quieto, eso dándole bandera verde al otro para avanzar.
Cauteloso, el felino caminó alrededor del Golden Retriever, quien se mantuvo bien quietecito para no asustarlo. Investigó su pelaje, lo olisqueó un poco y finalmente se detuvo frente al gran cachorro, sus ojos recayendo en la heridita que le dejó en la nariz al escapar.
Con sus garras guardadas, intentó colocar su patita en la herida. Notando su intención, YunHo se agachó un tanto más, para que pudiera hacerlo sin dificultad.
- ¿Te duele? – consultó, percibiendo la textura húmeda de la nariz contraria y como el otro apretaba los ojos.
- Un poco – aceptó YunHo.
- Lo siento – se disculpó acongojado – Los perros me dan miedo
- ¿Por qué?
- Tienen fauces muy grandes y pueden aplastar tu cabeza como una nuez...o algo así – explicó, ladeando su felina cabeza.
- Yo no haré eso
- ¿Lo prometes?
YunHo asintió con convicción, la patita del felino cayendo grácilmente hacia el suelo.
- ¿Cuál es tu nombre?
- YunHo, ¿y el tuyo?
El felino pareció meditarlo unos segundos antes de responder.
- San
- Seamos amigos, San – ladró alegre el Golden Retriever y aunque por unos segundos, el felino pareció asustado por su entusiasmo, este disminuyó al ver que el cachorro no le hacía nada.
- Esta bien
Y fue así, que su amistad nació.
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Domando al Tigre [YunGi]
FanfictionSong MinGi es un orgulloso cambiaformas tigre que odia dos cosas: los cazadores y los perros. Los aborrece. Los evita como la peste, especialmente a los canes. Cambiaformas o no, MinGi no quiere tener ningún tipo de relación con ellos. Hasta que apa...