1-maestra ☆

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Narra malefica

Después de que auradon me halla dado una supuesta segunda oportunidad, empeze a vivir en el castillo de mi hija con Ben. Ahora enseñó sobre la magia negra en el instituto, llevo recién una semana haciendo esto, Mal di e que es bueno para mi distraerme.

Había llegado del instituto y me diriji por un pasillo hasta mi habitación, cuando me encuentro al idiota de hades.

_pensando en mí muñeca--me dice parándose enfrente mio con una mano en la pared

_pudrete inbecil--le digo apartandolo

_que genio el tuyo, yo queriendo tener una buena relación contigo como me lo dijo mal, pero tu no coperas

_que mal te dijo que?--le digo voltenadome

_que quería que tu y yo tengamos una buena relación pero tu eres necia

_aja, no tengo tiempo para tus estupideces

_ahora soy una estupidez

Me dice tomandome de la cintura y apretando contra la pared fría, donde siento como una corriente eléctrica recorre mi cuerpo.

_sueltame.....--le digo tratando de salirme de su agarre

_y si no quiero malefica?--me dice a centímetros de mis labios

_te quemo vivo miserable

_a si

Me dice tomando mi cabeza y me beso.

_correte!!!--le digo empujándolo y dándole una bofetada

_aush, pero arto que te gusto el beso--me dice pasando su mano por su cachete

_pudrete

Le digo y me fui rápidamente hacia mi habitación, cuando llege hay, me meto al baño para ducharme, mientras lo hago lo único que se me viene a la cabeza fue le beso que me dúos hades, haci que rápidamente cambió en agua a una fría, para quitarme esta sensación.

Cuando salgo me recuesto en mi cama ya agotada, estuve todo el día soportando mocosos gritones.

Al día siguente me levante agotada, porque la noche anterior no dormí nada, me fui a duchar y me arregle.

Narrador omnisciente

Al llegar al Instituto de Auradon, decidió que lo mejor sería retirarse a su oficina, para meditar y recuperar su compostura antes de enfrentarse a sus estudiantes. Su oficina, ubicada en donde estaban todas pero lo unico bueno era que los ruidos nos e escuchaban, estaba decorada con símbolos antiguos y rodeada de libros de magia oscura, era el único lugar donde sentía que aún tenía control sobre su vida.

Se instaló en su silla y cerró los ojos, intentando concentrarse en el flujo de la magia que la rodeaba.

Necesito calmarme. No puedo permitir que lo que pasó anoche me distraiga. Hoy tengo una clase que impartir, y debo estar en mi mejor forma, piensa malefica.

El eco del beso de Hades aún resonaba en su mente, una mezcla de emociones que no podía ignorar. El calor de su toque, la intensidad de sus labios... todo había sido tan familiar y, al mismo tiempo, tan perturbador. Intentó despejar esos pensamientos, enfocándose en lo que debía hacer ese día.

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