Capitulo tres

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Todo esto era genial, de verdad, genial.

Veía a los Yermas de Segundo año volar con sus dragones algo lejos de la escuela, la cual era gigante, al menos unos treinta pisos hacia arriba, veía libros volando con magia de los de Segundo, Tercer y Incluso chicos de Cuarto año. Habían hombres lobo, lo noté por el grupo de chicos que parecían una manada, estar ahí... Pero si habían hombres lobo, También habían...

— Esos son... — Max inició la frase pero lo mande a callar de inmediato. No muy lejos habían un grupo de vampiros de Segundo y Tercer año... Y no eran para nada parecidos a cómo me los imaginé... Creí que serían feas criaturas calvas con solo dos colmillos, pero ellos parecían ser normales, incluso atractivos.

— Cállate Max, recuerda que escuchan a larga distancia — Le regañe y parece que me escucharon porque algunos voltearon a verme, yo solo evité la mirada y comencé a caminar. — Genial... — Susurré para mi misma mientras veía al libro que aún estaba en mis manos.

— Por cierto, recuerda que debemos cambiarnos. Ire con los hombres, nos encontramos en la ceremonia — Dijo Max y se despidió para irse con los demás chicos de primer año, para el es fácil integrarse en un lugar y hacer amigos, su personalidad lo hace agradable. Yo por otro lado, con suerte he tenido dos amigos en mi vida, unos de esos es Max.

Caminé hacia el colegio tratando de evitar ser golpeada por algunos cuadernos voladores o objetos que se mueven. Mi padre tenía Razón, este lugar es una locura.

Llegué hacia los baños, me metí a un cubículo a cambiarme con el uniforme de llegada y tratar de peinarme. Una vez estuve vestida, salí y la ropa que tenía puesta, con el dolor de mi corazón, la dejé ahí, luego los Gnomos la tirarían al basurero.

Salí a paso apresurado y miré hacia mi muñeca para ver mi reloj, faltaban cinco minutos y yo no sabía dónde mierda estaba parada, genial. Comencé a correr, esto me pasa por no preguntar, ¿Era posible que me expulsaran el primer día? Choqué con alguien, y pareció que me hubiera chocado a mi, ya que yo soy la que casi caigo al piso.

— ¿Que no te fijas? — Y ahí fue cuando me topé con el primer vampiro que conocería en esa escuela. De verdad, yo tengo una suerte de mierda. — ¿Eres muda o qué? — Habló de nuevo al ver que no respondía.

Era apuesto, demasiado, tenía unos ojos rojos que atraían. Era más alto que yo, me sacaba al menos una cabeza de diferencia, eso que mido 1.65 cm. Tenía facciones masculinas, y sin estarlo parecía enojado, me miraba de arriba a abajo, juzgándome, pero yo solo podía mirar esos ojos, esos hermosos ojos. Luego bajé la mirada a los labios, eran finos y con un leve toque rosado. Sus brazos, robustos, aunque llevaba el uniforme de Segundo año, por lo que no podía ver su eran demasiado musculosos, aunque tenía uniforme de sección vampírica. ¿De donde sacaron a este hombre?

— ¿Qué? Disculpa, lamento chocarte — Luego caí en la realidad. No es difícil distinguir vampiros, sus ojos rojos los delatan, y por eso me alerté. Era un vampiro, y estaba a solas con un humano. Bajé la mirada a su insignia, era de Tercer año, lo que significa que podría matarme sin necesidad de esforzarse. Me alejé de inmediato y me recompuse. — De acuerdo, me voy. — Evité mirarlo, si se llegase a dar cuenta de mis ojos, sería mi fin.

— Hazelwood. — Dijo como si yo tuviera mi apellido tatuado en la frente. Su voz sonó como si estuviera viendo lo mejor en la escuela, aunque cualquier vampiro reaccionaría igual, tal vez uno de ellos está destinado a matar a un Hazelwood. Si eras un vampiro destinado a matar a un Hazelwood, significa que tienes el poder de derrotar al resto, pero sin poder matarlos, solo ganarles. Este no era mi día de suerte. — La Sucesora de Henry Hazelwood. Qué belleza. — Dijo cruzándose de brazos con una sonrisa maliciosa.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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