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Jimin asintió débilmente, agradecido por la comprensión de Yoongi. La habitación quedó en silencio, el eco de la batalla desapareciendo gradualmente mientras ambos se quedaban allí, enfrentando el peso de lo desconocido y de lo que vendría después.

La noche envolvía el pequeño refugio en una densa oscuridad, y el frío del exterior era implacable. Sin embargo, dentro de ese espacio compartido, el calor que emanaba de los cuerpos de Jimin y Yoongi creaba un oasis de calidez en medio del caos que reinaba afuera.

Ambos estaban sentados cerca el uno del otro, en silencio, dejando que la quietud de la noche calmara sus mentes inquietas. El sonido lejano de los vientos aullando y el crujido ocasional de los escombros eran recordatorios de la destrucción que aguardaba más allá de las paredes, pero en ese momento, se sentían seguros.

Jimin, todavía agotado por los eventos recientes, se apoyó contra Yoongi, buscando consuelo en su cercanía. Yoongi, sin decir palabra, pasó un brazo alrededor de los hombros de Jimin, estrechándolo con suavidad, como para asegurarse de que seguía allí, de que ambos seguían juntos.

El calor que compartían no solo les brindaba abrigo físico, sino que también aliviaba las cicatrices emocionales que el día había dejado. Aunque las preguntas sin respuesta seguían rondando en sus mentes, en ese momento solo importaba la tranquilidad que les ofrecía estar a salvo, aunque fuera por unas pocas horas.

El mundo afuera podía estar al borde del colapso, pero dentro de ese pequeño refugio, con el calor de su compañía, se permitieron un respiro, encontrando consuelo en la simple presencia del otro mientras la noche avanzaba lentamente.

En medio de la tranquilidad del refugio, Yoongi rompió el silencio con una pregunta suave pero preocupada.

—¿Tienes hambre? —preguntó, mirando a Jimin con ternura.

Jimin, que había estado descansando en silencio, asintió ligeramente.

—Sí, un poco. —respondió, su voz apenas un susurro en la penumbra.

Sin decir nada más, Yoongi buscó en su bolso y sacó una barra de chocolate. La extendió hacia Jimin con una pequeña sonrisa, como si aquel gesto simple fuera una forma de ofrecerle algo más que solo alimento: un pedazo de normalidad en medio del caos.

Jimin tomó la barra de chocolate, sus dedos rozando los de Yoongi por un breve instante.

—Gracias —dijo, un brillo de gratitud en sus ojos mientras mordía un trozo.

El sabor dulce y familiar trajo un poco de consuelo, un recordatorio de tiempos más simples. Compartieron ese pequeño momento en silencio, pero el gesto de Yoongi resonó profundamente en ambos. Era una muestra de cuidado en medio de la adversidad, un pequeño acto que hablaba de la importancia de mantenerse unidos cuando todo lo demás parecía desmoronarse.

Eternally [YM][PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora