Capitulo 10: Ve a los jardínes

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Colin sintió una calidez en el pecho durante horas después de llegar a casa. La sonrisa que se había extendido por su rostro, la sensación de relajación que llenaba todo su cuerpo mientras disfrutaba del resplandor de un día perfecto lleno de amor y amistad, persistió mucho después de que se dirigiera a su habitación y se cambiara para cenar. Por un día perfecto, había llegado a ser verdaderamente un hombre enamorado. El tiempo que habían pasado juntos había ahuyentado todas sus pesadillas de la mañana, todos los dolores y las penas de estar solo. Lo había dejado en una paz radiante. Caminó hacia su escritorio, tomó con cuidado el marcapáginas y lo colocó en su caja correspondiente para prepararse para la mañana temprano que tendría al día siguiente antes de ir a cenar.

La cena parecía tan fácil esa noche. Apenas había notado la tensión de Anthony o las miradas de ira de Daphne mientras susurraba con Benedict y bromeaba con Hyacinth y Gregory. Él y Eloise incluso habían formado equipo con los dos más pequeños, cada uno tomando a uno de los dos para picotear y molestar, riendo mientras alternaban. Había sido agradable ser una fuerza unida con Eloise y esperaba hacerlo más a menudo en el futuro. Realmente fue una experiencia especial, particularmente ahora que tenían a alguien tan importante con quien compartir.

Colin había estado tan borracho en su glorioso día que ni siquiera había elegido un libro para leer. En lugar de eso, se sentó en el estudio desocupado, holgazaneando en recuerdos tan cálidos que el sol todavía podía estar alto en el cielo y él podía estar en una playa. Ni siquiera escuchó a Daphne entrar a escondidas. -Te tomaste tu tiempo para volver a casa hoy. Espero que lo hayas disfrutado. -No había mordacidad ni reproche en sus palabras y, aunque lo hubiera habido, a él no le importaba porque había tenido un buen día.

-Sí, lo hice. Acompañé a Eloise a las tiendas de Mayfair -explicó.

-Nos lo contó. -Daphne se sentó recatadamente en una silla junto a la suya, con la espalda recta y una expresión agradable, aunque un poco triste-. Mencionó que eras la acompañante perfecta, por lo que ella y Penélope no necesitaban molestar a las criadas. Dijo que ambas se lo pasaron muy bien.

-Debería haberlo hecho, porque el arreglo le dio un bonito cofre de recuerdos -bromeó Colin. Eloise no era como Hyacinth, a quien era fácil sobornar o comprar con regalos. Aun así, tenía un tesoro que le gustaba, la mayoría de ellos libros.

-¿Qué le compraste a Penélope? -El tono de Daphne era juguetón y cómplice, inclinándose hacia delante con una sonrisa. No era la duquesa la que defendía su futuro, era su hermana burlándose de él por la mujer que amaba.

"Una horquilla que había estado admirando. Incluso me permitió ponérsela en el pelo". Se inclinó hacia delante mientras elogiaba las escandalosas palabras, recordando la expresión del rostro de Pen cuando le había echado suavemente un rizo hacia atrás y le había colocado la horquilla en el moño.

-¡Colin! -se rió Daphne escandalizada por su comportamiento-. Suena maravilloso. Me alegro de que hayas podido disfrutarlo.

-¿Aunque no haya sucedido la primera vez? -comentó Colin. En realidad no debería presionarlo, debería dejarlo, no debería desafiar ese momento, pero no pudo evitarlo.

Daphne suspiró y se reclinó contra el respaldo de la silla. -Sí, incluso así. Nos merecemos algo de felicidad en todo esto, ¿no? Siempre que sean pequeñas cosas. -La expresión de su rostro era tan dolorosa que Colin no sabía qué hacer. Extendió una mano y tomó la de ella, sujetándola con suavidad.

You Must Not Romance Mrs. Bridgerton  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora