Margarita

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Me perdí en el jardín de la ansiedad,
Me perdí en el laberinto
Que me hizo confundir el deseo
Con la necesidad.

Pero volví, aún lucho contra esa hierba mala,
Que cada tanto trata de detenerme,
Pero ahora soy más fuerte,
Sigiloso, decidido, con más ganas que suerte.

Estoy saliendo con la firmeza de mi mente,
La fortaleza intachable de mi alma,
Y el latir de mi corazón,
Que reconoce su aroma entre tanta gente.

Me pidió dejar de regarla,
Porque su maceta se desbordaba
Y la mi se secaba.

Tuve que aprender a crecer sin agua,
Aprovechando cada tormenta,
Para sacar de ella solo lo que necesitaba.

Una vez aprendido ella volvió a mi jardín,
Con un aroma más fuerte,
Sus petalos más relucientes,
Decidida que compartamos la maceta para crecer juntos,
Y ponerle a la distancia fin.

Fue donde todo cobró sentido,
Tenía que aprender a crecer y que mi alma esté lista,
Para entender que puedo buscar entre mil rosas,
Pero mi corazón solo anhela,
El aroma de aquella bella margarita.

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