Rompecabezas

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Estoy descubriendo cada vez más cosas de mi, ese ser al que llamaba demonio no era lo que yo esperaba, era parte de mi, no vino a hacerme daño, solo golpeaba la puerta para enviarme un mensaje. Quería avisarme que algo estaba pasando allí dentro donde lo había encerrado, y que esas lagunas mentales eran parte de torbellino que explotaba y se lo llevaba con el dejandolo expuesto.


Su ego, si orgullo, su falta de empatía y su frialdad no eran más que avisos que me daba para que viera lo que ocurría, era yo mismo adviertiendome que había algo mal ahí. Tal vez no era mi culpa, y el hecho de pensar lo contrario hacia que lo ignorara por arreglar las cosas de afuera, lo cual abría más esa grieta hasta que desbordó todo lo que escondía detrás.

Estoy trabajando en ello, y la verdad me resulta divertido, aprendo más de mi mismo, y como si de un puzzle se tratase disfruto ver cómo todo lo que analizo encaja perfectamente, es juego de los que me gustan, dónde tenés que encontrar la pieza exacta para cada cosa. Aprendí que toda pregunta tiene una respuesta, y las únicas que no tienen respuestas son aquellas que se encuentran en alguien más y no nos animamos a preguntar.

Cada tanto me doy un descanso de ese juego, lo pongo en pausa y salgo a disfrutar el mundo para no perder el hilo de lo que me rodea, y al volver reanudo el juego en dónde me quedé. Y la felicidad que me genera analizarlo con mi psicólogo cada semana es como contarle a alguien un logro conseguido por un juego que solo yo puedo jugar.

  A veces los recuerdos duelen, extraño a muchas personas, algunas más que otras, y me emociona pensar en verlas de nuevo en un futuro, o creer que en el presente aparecerian como si nada. Soy conciente de que hay personas con las que ya no es posible porque físicamente no se encuentran aquí, pero en otra vida tal vez los vea de nuevo y mientras disfrutaré de esta.

Aún me queda mucho por trabajar, pero no me apuro para nada, me encanta acostarme, soñar, imaginar, y volver de esas fantasias para analizarlas. Tenía miedo de las pastillas al principio y ahora son como tareas diarias del juego necesarias para avanzar, sabiendo que cuando el juego termine ellas se irán.

Tal vez aún no me encuentro bien, pero tampoco estoy mal, solo estoy jugando, preguntando cuál será el próximo nivel para avanzar. Estoy armando con recuerdos, acciones y emociones mi propio rompecabezas, y cuánto mas lo armo, veo una imagen de mi que a pesar de no ser perfecta, genera en mi una impresión de la que me empiezo a encariñar.

mar de versos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora