El departamento temporal de J resultó ser todo él. Al entrar, sentiste como si el mismo J te estuviera envolviendo por completo; eso te hizo sentir bien, cómoda, cálida.
Sin soltar tu mano, te dio un muy breve recorrido por el lugar; el espacio no era exageradamente grande, así que eso fue fácil y rápido. Al final, te llevó a la confortable sala de estilo boho chic que se situaba en el centro del departamento.
Te quedaste ahí, expectante, mientras él se dirigió a la cocina en busca de la tetera. Después de todo, habían ido ahí por la última bebida de la noche.
J iba abriendo cajones a la par que ponía la tetera en la estufa y te iba mencionando en voz alta, la basta lista de tés con las que contaba. Todo un caballero inglés, pensaste.
Una vez elegido el té que tomarían, se dirigió de regreso a la sala y se tumbó en el lado opuesto del sofá en el que estabas. Cada uno en un extremo del sillón... había una distancia considerable entre ambos, pero eso no impidió que J estirara su mano para comenzar a jugar con tu cabello. Recordaste el arrepentimiento que tuviste ese mismo día, en el baño de aquella pizzería, al ver tu cabello corto en el espejo; pero fue ese mismo cabello corto el que hizo que los dedos de J estuvieran aún más cerca de ti y que al pasar sus dedos por tu pelo tocaran tu nuca y ROZARAN tu piel.
Comenzó a masajear suave y distraídamente tu nuca y parte de tu cuello, mientras tú, intentabas DESESPERADAMENTE conectar palabras coherentes sobre el tema del que hablaban.
Y luego, poco a poco, como dos imanes, comenzaron a orbitar uno hacia al otro. Quizá muy conscientemente, o quizá no; no pudiste sopesar la idea, porque de repente la tetera sonó y el pitido que emanaba inundó el apartamento. J se paró de inmediato, dejándote con el corazón desbocado, queriendo abandonar tu pecho y saltar y entrar en el de él.
Intentabas controlar tu respiración cuando reapareció con dos tazas humeantes que llenaron el ambiente con el delicioso aroma a earl grey; lo viste acomodarlas con sumo cuidado frente a ustedes, en la mesa de centro de madera rústica que decoraba la sala.
Es probable que haya notado tu respiración agitada, o el rubor muy seguramente teñía tus mejillas, o quizá notó cómo tu pecho subía y bajaba con excitación, porque J, clavó sus ojos en ti por unos segundos y luego volvió a las tazas y las dejó en la parte más alejada de la mesa.
Una vez las tazas salieron de la ecuación, J tardó apenas 3 segundos en llegar a ti:
Esta vez no hubo escalas, toques sutiles; no hubo roces para tentar terrenos; esos labios que antes, muy y apenas habían rozado y probado tu boca, esas manos que parecían temer tocarte por miedo a romperte bajo su tacto, todo, se convirtió de un momento a otro, en un remolino de deseo y resolución.
Tú le respondiste con la misma pasión desbocada con la que él se abalanzó sobre ti. Probaste su boca y tu lengua bailó felizmente con su lengua y luego te perdiste una eternidad en su hermoso y regordete labio inferior.
Por unos hermosos momentos no existió más sonido que el de sus respiraciones agitadas, no hubo más aromas que el que emanaban juntos —tanto el suyo como el tuyo— y no hubo ninguna otra cosa que pudieras alcanzar a sentir que no fueran las manos de J sobre ti.
Poco a poco la ropa les fue estorbando, sentiste cómo los espacios se volvieron chicos y también el tiempo se mantuvo en pausa... hasta que él paró.
J estaba casi sobre ti, cuando se detuvo y posó sus ojos en tus ojos y te miró como si estuviera tratando de grabar tu rostro en su memoria.
+ Hey - dijo mientras con uno de sus dedos iba delineando el contorno de tu rostro.
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Jamie & Me
FanfictionTodo empezó con un mensaje en tu bandeja de entrada. Cuando lo recibiste, descartaste por completo que se tratara realmente de él. Era inimaginable que esto te estuviera ocurriendo A TI. Que DE VERDAD ocurriera. Que no fuera solamente una más de es...